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EL JUEZ CAVALLO ACEPTO A LA OA COMO QUERELLANTE
Primera derrota para Alderete

León Arslanian, abogado de Alderete, tuvo su primer revés ante la Justicia a manos de Cavallo.

El magistrado rechazó la presentación del fiscal Freiler y de los abogados Arslanian y Torlasco, y aceptó a la Oficina Anticorrupción como parte en una causa contra el ex funcionario menemista.


Por Adriana Meyer

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La gubernamental Oficina Anticorrupción (OA) ganó la primera batalla. El juez federal Gabriel Cavallo rechazó el planteo de los abogados de Víctor Alderete que pretendían que ese organismo fuera separado de una de las 17 causas que el ex funcionario menemista tiene abiertas en la Justicia. El magistrado también descartó la iniciativa del fiscal Eduardo Freiler, quien le había solicitado que declare la inconstitucionalidad del artículo 13 de la Ley de Ministerios que dio origen a la OA.

  León Arslanian y Edwin Torlasco --abogados de Alderete-- habían pedido que el fiscal de Control Administrativo a cargo de la Oficina Anticorrupción, el ex camarista José Massoni, se aparte de su rol de querellante en la causa por presuntos sobreprecios pagados por el PAMI en la compra de audífonos, durante la última gestión. En el escrito que presentaron hace un mes argumentaron que la obra social de los jubilados se encuentra "fuera del ámbito estatal" y que sus fondos "no pertenecen al erario", por lo cual no se justificaría la actuación de la OA porque no habría existido en este caso un perjuicio en el patrimonio del Estado. Los ex camaristas, que en 1995 juzgaron a los ex comandantes de la dictadura, recordaron que "la naturaleza jurídica del Instituto" es la de "ente público no estatal", y que la Corte Suprema estableció que sus fondos "provienen del sector privado y son destinados a dicho sector". 

  El fiscal Freiler suscribió este razonamiento. Pero Cavallo les contestó que el decreto que reglamentó el ámbito de aplicación de la OA establece que el mismo comprende, además de la Administración Pública nacional centralizada y descentralizada, "a todo ente público o privado en el que el Estado tenga participación o que tenga como principal fuente de financiamiento el aporte estatal". El juez agregó que "el Estado nacional ha tenido en los últimos años una decisiva participación en la administración del Instituto Nacional de Servicios Sociales para Jubilados y Pensionados (INSSJyP), ha destinado significativas sumas de dinero del erario público a fin de asegurar la prestación de los servicios a los afiliados y ha garantizado créditos a favor del Instituto". Y concluyó que "el INSSJyP se ubica claramente dentro del ámbito de actuación de la Oficina Anticorrupción y, por lo tanto, tiene facultades para constituirse en parte querellante".

  En segundo lugar, Arslanian y Torlasco indicaron que la OA "no tiene facultad alguna, por lo menos en la esfera judicial, para actuar de manera autónoma" porque debe hacerlo "en forma concurrente con la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas (FNIA)". En esta disputa también se pronunció el denunciante del caso, Ricardo Monner Sans, quien rechazó todos los argumentos de los defensores de Alderete. Según el abogado, la actuación en forma "concurrente" con la Fiscalía Nacional de Investigaciones Administrativas de ninguna manera significa "excluyente", mientras que Cavallo determinó que la facultad de la OA de intervenir como querellante "no está supeditada a la actuación de la FNIA".  

  Al momento de emitir su posición, Freiler solicitó que Massoni sea separado del caso, en consonancia con la postura de los defensores de Alderete. Pero fue más allá y pidió la inconstitucionalidad de la Ley de Ministerios que creó la Oficina porque entendió que la intervención de un organismo del Poder Ejecutivo, como es la OA, en los procesos penales vulneraría el espíritu del ministerio público, que desde la reforma constitucional se transformó en un ente autónomo de los tres poderes del Estado. "El monopolio de la acusación penal en las causas relacionadas con el patrimonio del Estado le corresponde al ministerio público, por consiguiente el otorgamiento del carácter de parte a funcionarios dependientes del Poder Ejecutivo lesiona el ordenamiento institucional establecido por el artículo 120 de la Constitución nacional que fue resultado de una larga discusión doctrinaria y de un reclamo de la sociedad para que los poderes políticos no tengan injerencia en los procesos penales", razonó Freiler.

  El funcionario judicial señaló que "se produce una colisión de normas y un abierto embate contra el espíritu constitucional" que "redundaría en desmedro a la garantía del debido proceso, poniendo al imputado en la difícil e inconcebible situación de ejercer su defensa con la presión de ser incriminado por dos órganos que en forma concurrente estarían ejerciendo la pretendida acción punitiva". Según el fiscal, "aceptar pasivamente este juego importaría retrotraernos al status existente antes de la reforma constitucional, en el cual se aceptaba la subordinación del ministerio público al Poder Ejecutivo". Cavallo le replicó que "de ningún modo" la OA "ha pretendido arrogarse el ejercicio de la acción pública, ni exclusiva ni concurrentemente". Agregó que "no es materia de debate cuál es el órgano que ejerce en este caso la acción pública" y calificó el dictamen del fiscal como "inconsecuente" y "contradictorio".    

  Así concluyó el primer round de esta disputa judicial que tuvo seguimiento e hinchada en ambos bandos. El segundo se jugará en la Cámara, cuando Arslanian y sus socios decidan apelar la resolución de Cavallo. Pero en los tribunales federales las aguas ya están divididas.

 

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