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Dos a cero para Dromi y Laura sigue dando pelea

Un juez desestimó las denuncias por cobro de coimas. Otro procesó a Guillermo Laura por falso testimonio. Pero el autor del "Proyecto 10" ratificó sus denuncias ante Página/12 y reiterará los cargos.


Por Raúl Dellatorre
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Buenos vientos soplan en la Justicia para el ex ministro menemista Roberto Dromi. El juez federal Rodolfo Canicoba Corral decidió archivar la denuncia por supuesto cobro de coimas formulada por Guillermo Laura, mentor del proyecto de construcción de 10 mil kilómetros de autopistas y anulación de las concesiones de rutas por peaje. Según el juez, "no pudieron advertirse irregularidades en el proceso licitatorio". En otra causa, el juez Carlos Liporaci decretó el procesamiento de Laura por "falso testimonio" en perjuicio de Dromi. Pero Laura no está dispuesto a dejarle disfrutar el triunfo a Dromi: pedirá la reapertura de la primera causa y apeló el fallo de la segunda. Además, ratificó ante Página/12 sus denuncias contra Dromi y acusó a los magistrados de haber realizado "una investigación "light", muy superficial, sin tomar en cuenta "indicios muy fuertes de ilícitos que deberían haber demandado una serie de medidas que no fueron adoptadas".

  La denuncia original contra Dromi por supuesto cobro de coimas en la adjudicación de concesiones viales por peaje fue formulada por Roberto Azaretto y Luis Montes de Oca. Posteriormente se agregó a la denuncia las imputaciones formuladas por Guillermo Laura en un libro publicado en septiembre pasado. "Veinticuatro horas después que presenté mi libro, el Estado nacional se suma a la causa como querellante: esto significa que el propio gobierno convalidó las denuncias", se atajó Laura.

  "La investigación judicial fue muy superficial, limitada a los aspectos formales de los expedientes --señaló Laura a este diario--, pero no profundizó sobre los hechos vinculados con el pago de sobornos. Yo agregué (como prueba) nueve grabaciones (de conversaciones telefónicas con funcionarios y empresarios actuantes en la licitación), pero los responsables reconocieron su voz, aunque dijeron que la grabación había sido editada (compaginada con frases sueltas). Pero el juez no tomó otras medidas para determinar su veracidad. Podría haber pedido pericias técnicas, ordenar careos, pero no hizo nada. No ha habido real voluntad de investigar."

  El fallo del juez Canicoba negó los hechos denunciados, y Dromi dio su propia interpretación sobre la intención de Laura. "El había elaborado por su propia iniciativa el llamado Proyecto 10 para la construcción de 10 mil kilómetros de autopistas con el aumento de 10 centavos por litro de combustible --señaló en una nota dirigida a este diario--, lo que de concretarse le hubiera significado la ganancia de sumas millonarias en honorarios. Como su propuesta fue cuestionada por la Cámara Argentina de la Construcción y el FMI, y descartada por la Cámara de Diputados y la Comisión Bicameral de Seguimiento de las Privatizaciones, intentó reflotar su iniciativa atacando el sistema de peaje, al autor de las concesiones viales (Dromi) y al ingeniero (Eduardo) Baglietto, presidente de la Cámara." Para que esa iniciativa prosperara, era indispensable que se cayeran las concesiones por peaje. Laura, ante los argumentos que le adjudican intereses personales en sus denuncias, respondió: "Tengo 32 años de actividad en el ámbito vial y de la obra pública, no se puede asociar mi interés por tener carreteras o buenos caminos con estas denuncias".  

  Laura fue procesado por falso testimonio por sus imputaciones a Dromi de haber sido beneficiado con compras de la Comisión Nacional Protectora de Bibliotecas Populares a una editorial de su propiedad. Liporaci consideró falsas esas imputaciones, en base a los dichos de testigos y auditorías contables. Pero Laura no se baja de sus denuncias, aunque los testigos --incluso los que él presenta-- le sigan jugando en contra, y deba recurrir a defensores de oficio, a sueldo del Estado. No porque le falten recursos: cobra una jubilación de privilegio, por su paso por la función pública durante la última dictadura.

  "Toda la investigación de Liporaci se hizo en torno a un nombre de fantasía, Editorial Ciudad Argentina, que es de Dromi, pero ni siquiera está inscripta --dijo ante Página/12--. Cuando vimos esto, lo denunciamos al juzgado e informamos que las ventas se realizaron a través de la distribuidora Flamboyan, pero la causa ya estaba cerrada. Elevé una denuncia ante la Oficina Anticorrupción, porque además se determinó que la Conabip carece de respaldos documentales por las compras de libros, para lo cual contaba con un presupuesto de 4 millones de pesos anuales. El juez se basó en testimonios verbales, pero no se le presentó documentación. Ahora pedimos una investigación en serio." 

 

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