El jueves fue la última
oportunidad en que los norteamericanos pudieron ver y oír a los
republicanos que quieren ser presidente. Eran tres, pero la atención del
debate estuvo puesta en los dos que pelean casi cabeza a cabeza por ganar
las primarias del "supermartes" que viene, cuando se celebren
elecciones en los poderosos y populosos estados de California y Nueva
York, entre otros, donde se juega el grueso de los delegados a la Convención
Nacional Republicana que deciden quién es el candidato final del partido.
Anteayer, el gobernador de Texas, George W. Bush junior, y el tercer
candidato Alan Keyes estuvieron presentes en el auditorio de la ciudad de
Los Angeles, en la costa oeste el país, mientras que el héroe de Vietnam
y senador por Arizona, John McCain dio el presente por teléfono desde la
localidad de Saint Louis, en Missouri.
Son 12 los estados en los que
se realizarán las primarias del "supermartes", donde están en
juego 588 de los 1034 delegados necesarios para lograr la nominación a la
candidatura presidencial republicana. En California, Bush se impondría
por más de 20 puntos sobre McCain. El jueves, no estuvieron frente a
frente, pero sí participaron del último debate antes del día D.
"Pienso que vamos a enterarnos de todo el martes próximo",
comentó McCain desde el "Expreso de hablar claro", el micro en
el que se desplaza por diferentes ciudades del centro de Estados Unidos.
Sin embargo, los números se inclinan cada vez por su competidor, sobre
todo después de las victorias que consiguió esta semana en las primarias
de Virginia, Washington y Dakota del Norte, con las que consiguió sacar
una ventaja sobre de 161 delegados a 103.
En el debate, ambos
intercambiaron acusaciones sobre su comportamiento ético, el
financiamiento de sus campañas y las tácticas "sucias"
empleadas por los dos, pero sobre todo por Bush, cuyo equipo de campaña
habría realizado cientos de llamados acusando a McCain de todo tipo de
cargos. Por su parte, el veterano de Vietnam fue interrogado por las
llamadas que también habría hecho su equipo a votantes católicos,
destacando la visita que Bush hizo en febrero a la Universidad Bob Jones,
una institución evangélica integrista de Carolina del Sur, cuya teología
es, básicamente, anticatólica. "Yo no lo he llamado un fanático
anticatólico. No dije nada más, excepto que estuvo ahí y que esperó
tres semanas antes de repudiarlo", se defendió McCain. A lo que Bush
le respondió que, "si usted no cree que esas llamadas me tildaron de
fanático anticatólico, entonces no prestaba usted atención a lo que su
campaña estaba divulgando".
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