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El misterio de la llamada de Cattáneo a la Casa Rosada

El mismo día en que desapareció, el sospechoso en la causa IBM-Nación hizo un llamado a un teléfono de Presidencia.

La antena donde apareció colgado el 4 de octubre de 1998.
Cuatro días antes, cuando desapareció, llamó a la Rosada.


Por Laura Vales

t.gif (862 bytes) Los dos hombres, asignados a la investigación de la muerte de Marcelo Cattáneo, revisaban los interminables listados de comunicaciones telefónicas. �Acá hay un llamado a Gobierno�, advirtió uno de ellos. El otro comprobó que así era: el numero correspondía a Presidencia de la Nación. Había sido discado el 30 de septiembre de 1998 �el día que Cattáneo desapareció� desde las oficinas de Luis Dobniewski, uno de sus abogados. El paso siguiente fue repasar el itinerario seguido por el empresario antes de aparecer ahorcado en Ciudad Universitaria. Los investigadores confirmaron que en la mañana del 30 Cattáneo había pasado por el estudio jurídico para hablar de su situación �cada vez más complicada� en la causa IBM/Banco Nación. El llamado al teléfono de Presidencia �fue la tercera conclusión� se efectuó inmediatamente después de que dejara el lugar, o tal vez incluso mientras todavía estaba allí.
El dato permaneció durante meses en la mayor de las reservas y fue confirmado el viernes a este diario por una altísima fuente de la pesquisa.
�Es cierto, investigamos ese llamado a Presidencia �dijo la fuente� en un caso en el que nadie quiere abrir la boca, reconstruir todo lo que hicieron Cattáneo y su entorno en los días previos al suicidio es nuestra única brújula.
Como primera medida, todos los llamados entrantes y salientes a ese teléfono de Presidencia se integraron a un listado que entrecruzara el Excalibur. La decisión fue tomada en octubre del año pasado, cuando el expediente Cattáneo ya había pasado por las manos de siete jueces distintos. A pesar del tiempo transcurrido, las razones del suicidio estaban en la incertidumbre y sus puntos más oscuros seguían sin encontrar nadie dispuesto a indagarlos. El panorama no cambió desde entonces.
Como se recordará, el empresario había sido acusado por los ex directores del Banco Nación Alfredo Aldaco y Genaro Contartese como la persona que ofreció las coimas en nombre de IBM para la firma de un contrato que terminó como el mayor escándalo por reparto de sobornos en la historia argentina. Marcelo siempre sostuvo que no fue parte de la maniobra. En un documento que entregó a diputados del cavallismo poco antes de su muerte, apuntó hacia su hermano mayor, Juan Carlos Cattáneo, ex subsecretario general de la Presidencia y mano derecha de Alberto Kohan, como clave de la maniobra. Diecisiete días antes de desaparecer insistió ante el juez Adolfo Bagnasco en que el aludido por Contartese no era él.
Después de la muerte, la viuda de Cattáneo sostuvo que los hermanos no se veían desde hacía un año. El relato de otros testigos ante la Justicia construye el siguiente mapa:
  Al contrario de lo que sostuvo su círculo más íntimo, hubo quienes notaron un marcado cambio en el empresario en su último mes de vida. El encargado del buffet del club San Carlos dijo que en ese período el empresario estaba �muy tenso�. En las últimas dos semanas no quería que nadie lo llamara al celular. Y comenzó a dejar papeles con instrucciones sobre qué hacer �en el caso de que se presentara cualquier problema�.
  Cattáneo desapareció el miércoles 30 de septiembre. Los últimos que lo vieron en Baxxor, la empresa turística donde trabajaba, no notaron nada anormal. El jueves 1º de octubre, por la noche, un amigo de la familia, Juan Carlos Bagnat, se topó con él frente a una de las canchas de River. Era la contracara de la persona que todos habían visto el día anterior: tenía los ojos �vidriosos y rojizos� y aspecto �desaliñado�. Le dijo a Bagnat que estaba esperando �que lo pasaran a buscar para ir a casa�. Otro testigo, profesor de patín del club, lo vio a la misma hora en el mismolugar. Todo indica que efectivamente alguien pasó por el empresario, al que el profesor vio subir a un auto que se alejó por la avenida Udaondo.
  El sábado a la mañana la camioneta en la que se movía �que no era propia sino prestada por uno de sus socios� estaba abandonada en Olivos, a pocas cuadras de la residencia presidencial. Tenía las cerraduras forzadas.
  El mismo día, a las 9.30, alguien llamó a una de sus parientes, Nelly De Lellis. Una voz masculina, distorsionada y seca, le dijo que �Marcelo estaba bien� y cortó. La mujer quedó espantada porque creyó reconocer la misma voz que, meses atrás, cuando el escándalo IBM-Banco Nación estaba en la tapa de todos los diarios, llamaba para amenazarla. Nelly De Lellis es suegra de Juan Carlos Cattáneo y madre de Alejandro De Lellis, otro de los procesados en el escándalo de las coimas.
  Por la tarde un desconocido filmó a la hija de Cattáneo, que sin tener idea del drama jugaba un partido de hockey en el Club San Carlos. El sujeto, vestido de negro, gordo y �de aspecto desagradable�, escapó cuando advirtió que había sido descubierto por los entrenadores. Dos semanas atrás, una vecina del country declaró que también ella lo había visto merodeando en el club.
  El cadáver de Cattáneo apareció el domingo 4, colgado de una antena en Ciudad Universitaria. Estaba vestido con ropas ajenas a su estilo y ocultaba en su boca un recorte periodístico. El titulo de la nota era �IBM - Desaparece un testigo clave�.
  Uno de los dueños de Baxxor lo acusó de haber estafado a la empresa en 600 mil dólares. Las pericias oficiales, sin embargo, no lo corroboraron.
  La causa sigue abierta bajo sus tres hipótesis iniciales. No hay nada que sustente, a criterio de los investigadores, la posibilidad de un asesinato. Por lo tanto, se apunta a deslindar si se trató de un simple suicidio o si existieron instigadores que lo empujaron a quitarse la vida. La viuda de Marcelo Cattáneo, Silvina De la Rúa, volvió a declarar hace diez días. Y una vez más insistió que Cattáneo jamás se hubiera suicidado por propia voluntad.

 

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