Por Laura Vales
Los
dos hombres, asignados a la investigación de la muerte de Marcelo
Cattáneo, revisaban los interminables listados de comunicaciones
telefónicas. �Acá hay un llamado a Gobierno�, advirtió uno de
ellos. El otro comprobó que así era: el numero correspondía a
Presidencia de la Nación. Había sido discado el 30 de septiembre de 1998
�el día que Cattáneo desapareció� desde las oficinas de Luis
Dobniewski, uno de sus abogados. El paso siguiente fue repasar el
itinerario seguido por el empresario antes de aparecer ahorcado en Ciudad
Universitaria. Los investigadores confirmaron que en la mañana del 30
Cattáneo había pasado por el estudio jurídico para hablar de su
situación �cada vez más complicada� en la causa IBM/Banco Nación.
El llamado al teléfono de Presidencia �fue la tercera conclusión� se
efectuó inmediatamente después de que dejara el lugar, o tal vez incluso
mientras todavía estaba allí.
El dato permaneció durante meses en la mayor de las reservas y fue
confirmado el viernes a este diario por una altísima fuente de la
pesquisa.
�Es cierto, investigamos ese llamado a Presidencia �dijo la fuente�
en un caso en el que nadie quiere abrir la boca, reconstruir todo lo que
hicieron Cattáneo y su entorno en los días previos al suicidio es
nuestra única brújula.
Como primera medida, todos los llamados entrantes y salientes a ese
teléfono de Presidencia se integraron a un listado que entrecruzara el
Excalibur. La decisión fue tomada en octubre del año pasado, cuando el
expediente Cattáneo ya había pasado por las manos de siete jueces
distintos. A pesar del tiempo transcurrido, las razones del suicidio
estaban en la incertidumbre y sus puntos más oscuros seguían sin
encontrar nadie dispuesto a indagarlos. El panorama no cambió desde
entonces.
Como se recordará, el empresario había sido acusado por los ex
directores del Banco Nación Alfredo Aldaco y Genaro Contartese como la
persona que ofreció las coimas en nombre de IBM para la firma de un
contrato que terminó como el mayor escándalo por reparto de sobornos en
la historia argentina. Marcelo siempre sostuvo que no fue parte de la
maniobra. En un documento que entregó a diputados del cavallismo poco
antes de su muerte, apuntó hacia su hermano mayor, Juan Carlos Cattáneo,
ex subsecretario general de la Presidencia y mano derecha de Alberto
Kohan, como clave de la maniobra. Diecisiete días antes de desaparecer
insistió ante el juez Adolfo Bagnasco en que el aludido por Contartese no
era él.
Después de la muerte, la viuda de Cattáneo sostuvo que los hermanos no
se veían desde hacía un año. El relato de otros testigos ante la
Justicia construye el siguiente mapa:
Al contrario
de lo que sostuvo su círculo más íntimo, hubo quienes notaron un
marcado cambio en el empresario en su último mes de vida. El encargado
del buffet del club San Carlos dijo que en ese período el empresario
estaba �muy tenso�. En las últimas dos semanas no quería que nadie
lo llamara al celular. Y comenzó a dejar papeles con instrucciones sobre
qué hacer �en el caso de que se presentara cualquier problema�.
Cattáneo
desapareció el miércoles 30 de septiembre. Los últimos que lo vieron en
Baxxor, la empresa turística donde trabajaba, no notaron nada anormal. El
jueves 1º de octubre, por la noche, un amigo de la familia, Juan Carlos
Bagnat, se topó con él frente a una de las canchas de River. Era la
contracara de la persona que todos habían visto el día anterior: tenía
los ojos �vidriosos y rojizos� y aspecto �desaliñado�. Le dijo a
Bagnat que estaba esperando �que lo pasaran a buscar para ir a casa�.
Otro testigo, profesor de patín del club, lo vio a la misma hora en el
mismolugar. Todo indica que efectivamente alguien pasó por el empresario,
al que el profesor vio subir a un auto que se alejó por la avenida
Udaondo.
El sábado a
la mañana la camioneta en la que se movía �que no era propia sino
prestada por uno de sus socios� estaba abandonada en Olivos, a pocas
cuadras de la residencia presidencial. Tenía las cerraduras forzadas.
El mismo día,
a las 9.30, alguien llamó a una de sus parientes, Nelly De Lellis. Una
voz masculina, distorsionada y seca, le dijo que �Marcelo estaba bien�
y cortó. La mujer quedó espantada porque creyó reconocer la misma voz
que, meses atrás, cuando el escándalo IBM-Banco Nación estaba en la
tapa de todos los diarios, llamaba para amenazarla. Nelly De Lellis es
suegra de Juan Carlos Cattáneo y madre de Alejandro De Lellis, otro de
los procesados en el escándalo de las coimas.
Por la tarde
un desconocido filmó a la hija de Cattáneo, que sin tener idea del drama
jugaba un partido de hockey en el Club San Carlos. El sujeto, vestido de
negro, gordo y �de aspecto desagradable�, escapó cuando advirtió que
había sido descubierto por los entrenadores. Dos semanas atrás, una
vecina del country declaró que también ella lo había visto merodeando
en el club.
El cadáver de
Cattáneo apareció el domingo 4, colgado de una antena en Ciudad
Universitaria. Estaba vestido con ropas ajenas a su estilo y ocultaba en
su boca un recorte periodístico. El titulo de la nota era �IBM -
Desaparece un testigo clave�.
Uno de los
dueños de Baxxor lo acusó de haber estafado a la empresa en 600 mil
dólares. Las pericias oficiales, sin embargo, no lo corroboraron.
La causa sigue
abierta bajo sus tres hipótesis iniciales. No hay nada que sustente, a
criterio de los investigadores, la posibilidad de un asesinato. Por lo
tanto, se apunta a deslindar si se trató de un simple suicidio o si
existieron instigadores que lo empujaron a quitarse la vida. La viuda de
Marcelo Cattáneo, Silvina De la Rúa, volvió a declarar hace diez días.
Y una vez más insistió que Cattáneo jamás se hubiera suicidado por
propia voluntad.
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