Página/12 en Chile
Por Luis Bruschtein enviado especial a
Santiago
Fue el mal
final de una manifestación antipinochetista que había transcurrido casi
con placidez, pero ese final fue tan malo que se repitieron casi todas las
peores escenas de los tiempos del general: chorros de agua, bastonazos,
tres heridos �entre ellos el fotógrafo Manuel Hiriart, del diario
chileno La Nación� y seis detenidos. La violencia estalló después de
que grupos de jóvenes izaran a media asta las banderas chilenas que
ondean en los mástiles de la Plaza de la Constitución, frente al Palacio
de la Moneda bombardeado en 1973 por el golpe militar de Pinochet, y
trataran de izar un emblema del izquierdista Frente Patriótico Manuel
Rodríguez (FPMR), autor en 1986 de un atentado contra Pinochet del que
éste logró salvarse sólo porque el arma del tirador se trabó en el
momento decisivo. La policía militarizada de Carabineros respondió
activando sus carros hidrantes, y los entre 3000 y 5000 manifestantes
fueron dispersados.
Ese no fue el único incidente con sabor amargo del día: la secretaria
general del Partido Comunista de Chile, Gladys Marín, que ayer encabezó
junto a dirigentes de los organismos de derechos humanos la marcha para
exigir que Pinochet sea enjuiciado, denunció que su domicilio fue violado
por intrusos y acusó por esto a los pinochetistas, que aquí vienen a ser
mano de obra ocupada. Previamente, en la noche del viernes, hubo otra
manifestación de insolencia y descaro del ex dictador, que salió a la
puerta de su residencia a saludar dos veces a grupos de simpatizantes.
Pero, ayer, y hasta el violento desenlace de la plaza, hubo relativa
tranquilidad. La manifestación �contra la impunidad� había recorrido
las calles céntricas hasta la Plaza de la Constitución, donde los
manifestantes arriaron las grandes banderas nacionales que forman un
semicírculo frente al Palacio de la Moneda, y las volvieron a izar con
leyendas que decían �Juicio a Perrochet�. �Porque no hubo guerra,
fue masacre�, fue el grito que anunció el comienzo de la marcha, poco
después de las 11, encabezada por dirigentes de los organismos de
derechos humanos y sus abogados, algunos de los cuales los representan en
la mayoría de las 60 causas legales que podrían llevar a la cárcel al
ex dictador que regresó el viernes a este país, supuestamente para ser
enjuiciado por tribunales chilenos.
El centro de la ciudad ya se ha acostumbrado a estas marchas que empiezan
en Héroes y terminan en Constitución, y que se vienen realizando desde
que se supo del regreso del dictador. Ayer, los organismos de derechos
humanos anunciaron que se reunirán todos los días en la Plaza de la
Constitución, frente al Palacio de la Moneda, donde finalizó la
concentración de ayer. En la cabeza de la marcha, además de Marín, que
es acusadora de Pinochet por el secuestro de su marido durante la
dictadura, se encontraban Viviana Díaz y Mireya García, de la
Asociación de Familiares de Desaparecidos; los diputados socialistas Juan
Bustos, que encabeza el pedido de desafuero de Pinochet, y los abogados
Hugo Gutiérrez y Eduardo Contreras. Al principio de la marcha se produjo
un incidente cuando un grupo, que lanzó volantes firmados por el Frente
Patriótico Manuel Rodríguez, arrojó piedras y rompió los vidrios de un
edificio en la esquina del Palacio de la Moneda. Sin embargo, los
carabineros no intervinieron esa vez, y la manifestación continuó sin
incidentes.
�¡Frei, Frei, entiende de una vez, el mundo existe, juicio a Pinochet!�
coreaban los manifestantes, poniendo de manifiesto la importancia que tuvo
para Chile la detención del ex dictador en el exterior. Para muchos fue
como romper una campana de vidrio, y tomar conciencia de que todo lo que
les habían enseñado durante 17 años de dictadura, y que se
prolongódurante la llamada transición, estaba al revés. Pinochet era
intocable, y para las Fuerzas Armadas y parte de la sociedad era el
Libertador, junto a Bernardo O�Higgins. Muchos sabían que no era así y
otros lo sospechaban, pero temían decirlo y esa situación comenzó a
descongelarse cuando Pinochet fue apresado en Londres como un criminal
odiado por la humanidad. �Desgraciadamente, todavía hay mucha gente en
Chile que no entiende la importancia de los derechos humanos�, indicó
el diputado Bustos.
De hecho, el tema de la represión durante la dictadura apenas ha
comenzado a ser tomado en cuenta. �Ustedes no tendrían que hacer estas
manifestaciones, se quedan en minoría�, le dijo un joven bien vestido a
una mujer menuda que llevaba una foto de su hijo fusilado por los
militares. �¿A ti te parece que yo me puedo olvidar de esto?�, le
respondió la mujer señalando la foto. �Tendrían que olvidar por el
bien de Chile y mirar hacia el futuro�. Lo decía de buena fe, no
quería provocar, y, al mismo tiempo, no se daba cuenta del dolor que
producía ni de que se hacía cargo de un discurso instalado durante años
de dictadura.
Cuando vio que la mujer no podía contestar de la indignación, se sintió
ofendido y agregó: �Después de todo, algo estaría haciendo...�. La
mujer, al borde del llanto por la indignación, cerró el puño y le
pegó. El joven no sintió el golpe, pero sí la tremenda furia, y recién
allí se dio cuenta de las barbaridades que estaba diciendo. Balbuceó �por
favor... yo no la agredí...�, y se retiró rápidamente.
OPINION
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