Por Carlos Rodríguez
Mucha
gente los mira con envidia, pensando que están en libertad y que tienen
escondida una fortuna: los 14 millones que nunca aparecieron del botín
del llamado �robo del siglo�, cuyo monto total fue de 18.183.766
pesos. En una entrevista tras el juicio oral donde ambos fueron condenados
a tres años de prisión en suspenso, sin aplicación efectiva, por el
delito de encubrimiento, Rosa Capuano �madre de uno de los condenados
por el robo� y Jorge Lema insistieron ante Página/12 que no tuvieron
�nada que ver con el robo� y que han quedado �en total bancarrota�
porque la policía les saqueó la casa que habían comprado, valuada en
185.000 pesos. La propiedad, afirman, �ahora está ocupada por
usurpadores� y de todos modos les será arrebatada, porque �dicen�
no tienen �ningún otro bien� para saldar los 226.836 pesos que deben
pagarle a la empresa de caudales Firme, en resarcimiento, ya que se cree
que compraron la casa con parte de lo robado. Más allá de lo dictaminado
por la Justicia, en dos juicios, muchos aspectos del �robo del siglo�
siguen en la nebulosa.
El resumen del caso tiene todos los ingredientes. Hay dos condenados por
el robo, Cristian Capuano �hijo de Rosa cuando era soltera� y Marcelo
Lencinas, quien falleció este año, enfermo de sida. Y cuatro condenas
por encubrimiento: las de Rosa Capuano, Lema, Nora y Ramón Pérez. A eso
hay que sumar cinco personas absueltas: Ramón Blanco, Osvaldo Murgan,
Mirta Broglia, Liliana Luna y el pai umbanda Ives Betancur Martínez. El
pai pudo zafar porque se inhabilitaron los datos en su contra, que
llevaron a encontrar en su poder cerca de tres millones de pesos.
El Tribunal Oral 9, a cargo de los dos juicios que se hicieron en el caso,
anuló la pista que llevó al pai por sospechar que le fue sacada bajo
tortura al ex custodio de Firme Carlos Trillo, un policía retirado que
poco después apareció ahorcado en su celda de la cárcel de Caseros,
episodio que agregó su cuota de intriga. Por los apremios, que habrían
ocurrido en la comisaría 32ª, el tribunal pidió que se investigue al
juez Pablo Bruno.
En el estudio de Mario Natiello, su abogado, Rosa Capuano y Jorge Lema
aseguran que fue �un error aceptar el préstamo� de 100.000 pesos que
les ofreció Cristian Capuano y que usaron para comprar la casa ubicada en
la calle Italia 726, de Adrogué. Ellos dicen que ignoraban �el origen
del dinero� y que tampoco sabían que el joven guardaba un millón
debajo del colchón, en la misma casa, allanada por personal de Robos y
Hurtos y de Seguridad Bancaria de la Policía Federal, el 19 de febrero de
1997.
�Mamá, vení, está lleno de policías�, dice Rosa que escuchó
gritar a Jorgelina, una de sus cuatro hijas menores, que dormía en la
planta baja. En el acta de allanamiento se dejó constancia que para
ingresar se ejerció �la mínima fuerza indispensable�, pero la puerta
de entrada sigue sin cerrar correctamente. Lema, ex policía bonaerense
�de la época de (Ramón) Camps� que pidió la baja en esos años �para
no cometer delitos�, sostiene que la casa �era una comisaría por la
cantidad de canas� que entraron.
Natiello recuerda que en el acta suscripta por Firme en una posterior
visita a la casa, se dejó constancia de que sólo hallaron �dos
tenedores oxidados�. El resto, desde los muebles a la vajilla, pasando
por los artefactos eléctricos y la ropa de las siete personas que vivían
allí �habían sido robadas durante el operativo policial�. Rosa
Capuano cuenta que un viejo televisor, con la carcaza rota porque lo
había tirado al piso un ovejero alemán que tenían, �era usado en
Robos y Hurtos, aunque tenía un papel pegado que aclaraba que era fruto
de un �secuestro��.
Mientras Lema y Cristian Capuano estaban esposados �a las ruedas de un
automóvil�, en la planta baja, Rosa soportó la requisa en camisón.
Según ella �todos los efectivos, con la única excepción de la mujer
policía que estaba con mis hijas, se dedicaron a robar: los escuchaba
mientras se repartían las medallitas, anillos y relojes de oro que
habíamos comprado durante 15 años de matrimonio�. Natiello anunció
que presentarán unademanda por robo contra la policía. �No lo hicimos
antes por miedo, sobre todo después de la muerte de Trillo�, detenido
en Caseros junto con Lema. El matrimonio estuvo tres meses en prisión.
Lema, en contra de lo que determinó el tribunal 9, asegura que ellos
siempre tuvieron �un buen pasar� que los llevaba a irse �todos los
años de vacaciones y a cambiar de auto cada diciembre�. Todos le siguen
apuntando al juez Bruno: �No fuimos los únicos detenidos, hubo treinta,
la mayoría familiares de los acusados a los que llevaban por las dudas�.
Rosa Capuano menciona el caso de �un familiar de los Pérez,
hemipléjico, que apenas podía caminar, al que llevaron esposado como si
estuviese en condiciones de escaparse�. También denuncian que les
quitaron �todos los documentos de identidad y ahora nos reclaman deudas
por el uso de teléfonos celulares y un crédito en el Banco de Quilmes al
que nunca accedimos nosotros�.
En fuentes del Palacio de Tribunales se admite que en la causa subsisten
muchas dudas, por las fallas en la instrucción realizada por Bruno. �Ninguno
de los detenidos tiene el perfil del ladrón que realiza un robo de tal
magnitud�, sostiene Natiello, quien abona la posibilidad de que �los
cerebros estén libres�, como muchos creen. Hay quienes hablan, incluso,
de un �autorrobo�.
Ante una consulta en ese sentido, Natiello recuerda lo que declaró en el
juicio el jefe de Seguridad de Firme, el policía retirado Oscar Cidre
Rodríguez: �El aseguró que después del robo se pensó que la empresa
iba hacia la bancarrota, pero después resaltó que hoy, en vez de 20
camiones, tienen 60�. La mayor incógnita sigue siendo el paradero de
los 14 millones que nunca aparecieron. Como en el juego del Gran Bonete,
nadie los tiene. Y todos los acusados están en libertad.
El pai que logró zafar
El pai Ides Betancurt Martínez, nacido en Brasil, fue detenido el
22 de diciembre de 1996, dos días después de ocurrido el robo en la
empresa Firme, en Brasil al 3100, en Parque Patricios. La
investigación policial se fundó, entre otras cosas, en el
entrecruzamiento de llamados entres dos celulares pertenecientes a
Norma Pérez, esposa de Marcelo Lencinas, y otro que se cree estuvo en
manos de Cristian Capuano.
Sin embargo, para la detención de Betancurt fueron vitales los datos
aportados por el policía Carlos Trillo, detenido ilegalmente y
sometido a apremios en la comisaría 32ª, según determinó la
Justicia. Eso invalidó la detención del pai, quien de todos modos
estuvo dos años y siete meses en prisión. �Me han destrozado la
vida�, aseguró Betancurt a Página/12.
El pai denunció que en su casa los policías le rompieron �tres
costillas a patadas� y que fue sometido a �descargas eléctricas�
en la comisaría 32ª. �Nunca me voy a olvidar de lo que me sucedió
a partir de ese día, pero ya he sido absuelto y prefiero no hablar
más sobre el tema�, dijo el hombre que llegó a ser considerado �el
cerebro� del robo. |
Por qué quedaron libres
El fiscal Diego Nicholson, que intervino en los dos juicios orales
por el �robo del siglo�, analizará después del martes, cuando se
conozcan los fundamentos del fallo, si apela o no las condenas y
absoluciones dispuestas. En diálogo con este diario se refirió al
efecto que puede haber causado, en la opinión pública, una sentencia
que dejó en libertad a los implicados en un caso de gran
repercusión.
�Lo que hay que evaluar �dijo el fiscal� es que la pena, para un
robo en poblado y en banda, tiene un mínimo de tres años y un
máximo de diez�. En ese marco, Marcelo Lencinas, en el primer
juicio, y Cristian Capuano, en el segundo, recibieron siete y seis
años, penas que �podrían ser consideradas altas� dentro de esa
escala.
En el caso de Capuano, Nicholson había solicitado cinco años, con
posibilidad a seis, unificando este caso con otros delitos anteriores.
El tribunal le aplicó cuatro y dos, llegando a la misma cifra. Sí
hay diferencia entre las absoluciones que dictó el tribunal para
Ramón Blanco y Mirta Broglia, para quienes el fiscal había
solicitado cinco años de prisión. En cuanto al resto, las
diferencias son menores.
Nicholson consideró posible que haya habido �algún cerebro� del
robo que esté prófugo, pero ratificó su convicción de que �todos
los imputados tuvieron participación en el hecho�, con la única
excepción de Osvaldo Murgan, para quien pidió la absolución tomando
en cuenta que las pruebas en su contra habían quedado invalidadas en
el juicio anterior. |
|