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Por Juan José Panno Hincha de River, alégrese: el equipo mantuvo el invicto. Defienda el derecho a la alegría y celebre el gol sobre la hora que tanta bronca les debe haber dado a los de Boca y a los de Estudiantes. Eso sí, preocúpese porque su equipo en el primer tiempo no jugó a nada y fue muy superado por Estudiantes. Y tenga en cuenta que se perdieron dos puntos como local, de esos que se lamentan al final de un torneo, aunque no deje de considerar que en realidad se ganó un punto que parecía escaparse irremediablemente. Vaya y venga de la alegría a la decepción que es lo que corresponde a las circunstancias de su equipo, del juego y del técnico. Apláudalo a Gallego que es capaz de meter en la cancha a Castillo, Cardetti, Angel y Saviola, cuatro delanteros todos juntos, y critíquelo porque sacó en la cancha a Zapata que no estaba jugando mal y lo dejó a Franco, que no la veía. Recuerde cómo River lo pasó por arriba a Estudiantes en el segundo tiempo desde el momento en que Saviola marcó el segundo y no olvide que Aimar no estuvo en la cancha, por cinco amarillas y por eso, en el primer tiempo, costó tanto acercarse hasta el arco de Estudiantes. Así son las cosas, hincha de River: cualquier equipo más o menos armadito, que presione en el medio y salga a jugar de igual a igual (como lo hizo Estudiantes de La Plata sorprendiendo a los que imaginaban que se colgaría del travesaño) les puede dar un disgusto. Pero hasta el rival más pintado se asusta cuando la pelota empieza a pasar seguido por los pies de Saviola, Placente o Damián Alvarez. Nadie por más que amontone jugadores en el fondo puede sentirse tranquilo cuando River se convierte en un aluvión. Usted, hincha de River, tiene todo el derecho a cuestionarlo a Pezzota, porque no fue tan claro el penal de Bonano a Persimone y porque se equivocó a favor de Estudiantes un par de veces. Pero ojo, también se equivocó feo en favor de River cuando no cobró una evidente falta a Casartelli en una jugada que terminó en el otro arco, en la red del pibe Tauber, el 2 a 2 definitivo. Y también se puede discutir la segunda amarilla de Horacio Cardozo, cuya salida terminó de inclinar la cancha. Usted, hincha de Estudiantes, seguramente tiene más razones para la alegría que los de River. Un punto en el Monumental siempre es un buen negocio, aun teniendo en cuenta que pudieron ser tres, en cuyo caso nadie podía haber hablado de injusticia. Alégrese por lo bien que anduvo el pibe Tauber, que después de haber jugado los 90 minutos en la reserva tuvo que hacer doblete en primera cuando se lesionó Ojeda en el calentamiento. Es verdad que pareció dudar en el gol de Saviola, pero salvó por lo menos tres mano a mano clarísimos. Bien Leo Mas, bien Fernández, y bien en general la actitud de un equipo que si mantiene el nivel de ayer va a complicar a más de uno. Ustedes, hinchas de Estudiantes y de River y también ustedes, neutrales, alégrense por un partido que no fue brillante, pero entusiasmó y entretuvo. En estos tiempos eso es mucho.
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