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PROCESAN A MILITARES POR MIRAR DONDE NO DEBEN
Espías de vuelo muy corto


Cinco oficiales de la Fuerza Aérea fueron procesados por hacer tareas de inteligencia a una decena de periodistas y a una ONG de mujeres. La Ley de Defensa Nacional prohíbe esas actividades a las Fuerzas Armadas. Los aviadores también espiaron a agrupaciones estudiantiles y políticas.

 

El juez Gabriel Cavallo procesó a cinco oficiales aeronáuticos


Por Sergio Moreno y 
        Adriana Meyer

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El 23 de noviembre de 1998 Página/12 reveló en exclusiva que la Fuerza Aérea había espiado ilegalmente a diez periodistas de medios gráficos (dos de ellos de este diario) y a una ONG de mujeres, violando la Ley de Defensa Nacional que prohíbe taxativamente a las Fuerzas Armadas realizar tareas de inteligencia interna. Luego de la realización de un sumario interno de la propia fuerza, y de una prolongada investigación judicial --disparadas por la publicación de dicha nota--, el pasado viernes el juez federal Gabriel Cavallo procesó por abuso de autoridad a un brigadier, un comodoro, un vicecomodoro y dos capitanes de la Aeronáutica militar. El magistrado consideró que las tareas que realizaron los aviadores espías reveladas por este diario "constituyen sin lugar a dudas y sin eufemismo algunos tareas de inteligencia".   

  Junto con la nota que generó el escándalo, este diario había publicado como prueba de lo escrito la Orden de Pedido de Información (OPI) 057/97 donde constaba la solicitud de espionaje sobre los periodistas, y un parte de inteligencia en el cual se detallaba minuciosamente el acto que realizó el Movimiento de Mujeres en Lucha (MML) para el Día Internacional de la Mujer del 8 de marzo de 1997.

  El magistrado consideró que "se encuentra probado que existieron sendas órdenes de investigar a los periodistas que se ocupaban de los temas de seguridad aeroportuaria y licitaciones de los aeropuertos y de organizaciones no gubernamentales de Mujeres en Lucha". Sin embargo, indicó que no se trataría del delito de espionaje porque "no se habría perjudicado la seguridad de la nación". El objeto procesal del caso fue la realización de tareas de inteligencia sobre los periodistas Sergio Moreno y Carlos Rodríguez de este diario, Rolando Barbano, Alcadio Oña y Hernán Firpo de Clarín, Adrián Ventura y Roberto Solans de La Nación, y José Totah y Dolores Olveira de El Cronista.

  El Departamento III de Inteligencia II de la Fuerza Aérea buscó datos sobre los periodistas que "elaboraron en diversas oportunidades artículos donde se realizaban críticas a la seguridad aeroportuaria y/o a las privatizaciones (de los aeropuertos)", tal como consta en la OPI elaborada por los aviadores espías. El acto por el Día de la Mujer que organizó el Movimiento de Mujeres en Lucha el 8 de marzo de 1997 también fue monitoreado. La Regional Capital de Inteligencia de la Fuerza Aérea elaboró un documento que reprodujo las peticiones y las consignas de esa manifestación, además de recolectar los panfletos que arrojaron las agrupaciones políticas que las acompañaron.

Las pruebas

  La revelación efectuada por Página/12 generó una crisis en la Fuerza Aérea que, ante el escándalo, puso en disponibilidad a los oficiales implicados y ordenó un sumario administrativo, que posteriormente aportó en la autodenuncia judicial que efectuó una vez conocidos los resultados del sumario interno. El caso fue delegado por Cavallo al fiscal federal Miguel Angel Osorio encargado de la investigación y, en un tramo de la pesquisa y por disposición del magistrado, estuvo a cargo de la causa. Además de las declaraciones testimoniales e indagatorias, Osorio pidió y encabezó los allanamientos efectuados en el Edificio Cóndor y en la Regional de Inteligencia de la Capital Federal. En esos operativos, los investigadores secuestraron diversa documentación entre la que se encontraba un bibliorato que contenía el registro de las órdenes de información de los años 1997 y 1998. Y allí estaba la orden 057/97 en la que se lee "antecedentes periodistas", destino "R.I.C.F. (Regional de Inteligencia Capital Federal), de fecha 9 de setiembre de 1997 y originado en el departamento III de Inteligencia.

  Tras los allanamientos, los investigadores pudieron comprobar que las actividades de agrupaciones estudiantiles y políticas también fueron monitoreadas por la Fuerza Aérea. En otra carpeta hallaron referencias a la agrupación Quebracho, Patria Libre y otras, que habían participado de una reunión que se realizó en la Facultad de Derecho en homenaje a Ernesto "Che" Guevara. Esos nombres estaban acompañados de una "S". "S de subversivos", explicó el comodoro Huberto Tullián, nuevo jefe de Inteligencia, cuando le preguntaron qué significado le daban los aviadores de guerra a esa letra. También había gran cantidad de recortes periodísticos referidos a políticos. Pero encontraron biblioratos con signos de haber sido arrancados, y en algunos estantes faltaban casi todas las carpetas. "Limpiaron casi todo", expresó un testigo del operativo. En la Regional Capital secuestraron las copias de la página de Internet que relata el juicio por genocidio que lleva adelante el juez español Baltasar Garzón. "Lo bajamos para ver si está involucrada la Fuerza Aérea en ese proceso", fue la increíble explicación del oficial en cuyo escritorio fue hallado este material.

Los testimonios

  Los periodistas que prestaron declaración testimonial manifestaron que participaron en investigaciones relativas a la seguridad aeroportuaria o a las licitaciones de aeropuertos. Llamado a declarar, el coautor de esta nota --autor, a la vez de la investigación que inició el escándalo-- aseguró que "pudo advertir ruidos en el teléfono y tuvo la sensación de ser seguido". Y aportó los originales de los facsímiles publicados.  

  En sus declaraciones indagatorias los aviadores habían argumentado que no reconocían la existencia del facsímil publicado por este diario porque carecía de sello y firma. "Sin eso, no es un documento porque no existe", adujeron. Pero el juez señaló que surge de la pesquisa que habitualmente los partes de información no llevan sello ni firma. De todos modos, los imputados reconocieron que realizaron el seguimiento. El ex jefe del Departamento III de Inteligencia de la Fuerza Aérea, comodoro Jorge Alberto López, admitió que quería conocer la idoneidad de quienes escribían sobre temas aeronáuticos porque estaba preocupado por una supuesta campaña mediática de "acción directa para desprestigiar" a la fuerza. Y argumentó que eso "generaba incertidumbre en los operadores de tierra, las tripulaciones en vuelo y en los mismos pasajeros que volaban asustados". En el sumario interno que hizo la Fuerza Aérea, López había reconocido ante sus superiores que "hubo una reunión de coordinadores en la cual se analizó la preocupación sobre una campaña que podría afectar a la defensa nacional y queríamos obtener datos sobre quienes escriben las notas para determinar si tienen intereses ajenos a nuestro país".

  Cuando los funcionarios judiciales le mostraron a López una fotocopia de la OPI en cuestión, el comodoro dijo que no podía precisar si era la misma que había ordenado confeccionar. "Pero sí dispuse que el agente Cid me pasara en limpio una nómina de columnistas y periodistas de determinados medios", explicó. Luego relató que fue a ver al brigadier Vanden Panhyusen, pero no tuvo suerte porque su superior no aprobó la iniciativa, por lo cual se "limitó a hacer sondeos propios". Y agregó que los datos obtenidos como consecuencia de su iniciativa "fueron destruidos por no resultar de interés". De hecho, el agente civil Jorge López aseguró ante la Justicia que destruyó la documentación faltante del año 1997 por orden de su superior, el comodoro que lleva su mismo nombre y apellido. 

  El brigadier José Vanden Panhyusen, ex jefe de Inteligencia de la Fuerza Aérea, negó haber violado la Ley de Defensa que prohíbe a esos organismos tomar como hipótesis de trabajo las cuestiones de política interna. "Como había una intensa campaña en contra de la fuerza se juntó material periodístico para ver si los que escribían sobre estos temas estaban capacitados para hacerlo", fue la respuesta con la que el militar intentó explicar la existencia de la OPI. El ex jefe de la Regional de Inteligencia de Capital Federal, vicecomodoro Salvador Ozán, declaró que el organismo a su cargo "normalmente busca información relacionada al estado anímico de la familia aeronáutica".

  El agente civil Gustavo Cid --que se desempeñaba como analista de información-- aseguró que los documentos publicados por Página/12 fueron originados en el Departamento III y que su única participación fue pasar en limpio el borrador que le dio el comodoro López. El juez le creyó y le dictó la falta de mérito porque consideró que "no ha tenido intervención alguna en la ejecución de las órdenes".

Los procesamientos

  La mayor parte de la investigación estuvo dirigida por el fiscal Osorio. "Esta decisión ajustada a derecho es gratificante porque la sociedad necesita fallos que demuestren que las instituciones funcionan", opinó ante Página/12 sobre el procesamiento dictado por Cavallo. El brigadier Panhyusen había pedido precisiones sobre su situación procesal porque estaba en espera de designación para funciones de servicio efectivo. Los uniformados no pueden estar más de un año en situación indefinida: o se les asignan funciones o los someten a una Junta de Calificación. Cuando estalló el caso, todos los implicados fueron pasados a disponibilidad y sancionados con un mes de suspensión. El llamado a indagatoria y el procesamiento fue la respuesta que Panhyusen no hubiera querido escuchar.

Los nombres

  Fueron procesados sin prisión preventiva y embargados hasta cubrir la suma de cincuenta mil pesos: 
* El brigadier José Agustín Vanden PANHYUSEN, jefe II de Inteligencia. 
* El comodoro Jorge Alberto LOPEZ, jefe Departamento III Inteligencia II.
* Vicecomodoro Salvador OZAN, jefe de la regional Inteligencia de Capital.
* El capitán Jesús Horacio GUASTI, encargado de "contraespionaje" y
* el capitán Guillermo Luis BARREIRA.

 
Mientras que recibió la falta de mérito:

* El agente civil de Inteligencia Gustavo Alejandro CID.


Escalas de la investigación

Cronología

 * 23 de noviembre de 1998: Página/12 publicó en exclusiva los detalles del espionaje interno que había hecho la Jefatura de Inteligencia de la Fuerza Aérea sobre las actividades de nueve periodistas, entre ellos Sergio Moreno y Carlos Rodríguez de este diario. Todos ellos habían escrito notas durante 1997 relacionadas con la seguridad y la privatización de los aeropuertos. El artículo estuvo acompañado por el facsímil de la OPI (Orden de Pedido de Información) número 057/97 referido a la prensa, y por el parte de información 0318-0 con la descripción detallada de todo lo que hizo el Movimiento de Mujeres en Lucha durante el acto del Día Internacional de la Mujer, en marzo de 1997.

* 24 de noviembre: el jefe de la fuerza, brigadier general Rubén Montenegro, se reunió con el ministro de Defensa, Jorge Domínguez, y separó a los responsables del espionaje: el brigadier José Vanden Panhyusen, jefe II de Inteligencia, y el comodoro Jorge Alberto López, jefe del Departamento III de Inteligencia II.   

* Al mismo tiempo Montenegro ordenó un sumario interno, tras el cual fueron sancionados cuatro de los militares implicados con suspensiones de no más de 30 días de arresto. La mayoría reconoció que hicieron espionaje con el objetivo de detectar la presunta existencia de una "campaña contra los intereses nacionales". Domínguez había asegurado que no tomaría ninguna medida hasta no conocer el resultado de la investigación interna. Nunca hizo nada.

* 30 de noviembre: la Fuerza Aérea se autodenunció y presentó a la Justicia el contenido del sumario interno.

* 10 de diciembre: fue allanado el edificio Cóndor y la Regional Buenos Aires de Inteligencia de la Fuerza Aérea. Apareció la prueba de la existencia de la OPI polémica. Y documentación referida a "subversivos" y políticos.

* 15 de diciembre: el Movimiento de Mujeres en Lucha protestó ante Montenegro por el seguimiento, y vinculó el hecho a la sorpresiva presencia del torturador Héctor Vergez en una manifestación que realizaron en San Pedro, a mediados de noviembre.

* Fines de diciembre: el brigadier Vanden Panhyusen presentó un escrito ante Urso en el que niega ser responsable del espionaje.

* Durante 1999: fueron citados los testigos y los imputados. La causa pasó al juez Gabriel Cavallo porque Jorge Urso decidió desprenderse de ella en "compensación" por otro expediente que había recibido con anterioridad. Cavallo delegó la instrucción en Osorio. Panhyusen intentó sin éxito recusar al fiscal.     

* 2 de marzo de 2000: el magistrado procesó a los imputados por abuso de autoridad, salvo al agente Cid que obtuvo la falta de mérito.


Maurette debe explicar por qué eligió a GUNS

Cuando era el segundo de Ruckauf en Interior, contrató sin llamar a licitación a la empresa de seguridad privada de Guillermo Armentano para investigar robos en el ministerio. Le imputan varios cargos y el juez Urso le tomará declaración en diez días.

Maurette y Ruckauf en tiempos de campaña, no muy lejanos

Por Adriana Meyer y 
      Adrián H. Mouján
Corría 1994 y en algunas dependencias del Ministerio del Interior al mando de Carlos Ruckauf, hoy gobernador bonaerense, se descubrieron algunos robos. Pese a que tenía a su disposición a todos los efectivos de todas las fuerzas de seguridad del país, el ministro prefirió mantener a la policía en la calle, según dijo en su momento Fernando Maurette, el segundo hombre de la cartera. Para investigar los robos se resolvió contratar a la empresa de seguridad GUNS, propiedad de Guillermo Armentano. La contratación fue directa, sin llamado a licitación, y por eso hubo una denuncia que desembocó en una causa judicial. El próximo miércoles 15, el juez federal Jorge Urso le tomará declaración indagatoria a Maurette, quien está acusado de "abuso de autoridad, incumplimiento de los deberes de funcionario público y eventual administración fraudulenta". Los nombres de Ruckauf y Armentano no aparecen en el expediente.

  Maurette es el principal referente político de Ruckauf en el peronismo porteño desde que el ex vicepresidente decidió pasarse de distrito e incursionar en la política bonaerense. En febrero, el nombre Maurette volvió a la arena política luego de que su nombre sonara para secundar a Gustavo Beliz, en tiempos en que el titular de Nueva Dirigencia negociaba un acuerdo con Antonio Cafiero. Según fuentes del PJ Capital y de ND,  Maurette le fue sugerido durante una cena por Ruckauf a Beliz pero éste, preocupado por alejarse de cualquier figura menemista, declinó la oferta.

  Maurette es hoy presidente de la Fundación Banco Provincia. La fundación cuenta con un presupuesto de más de 700 mil dólares, se dedica a promover todo tipo de emprendimientos culturales, como certámenes de teatro y artes plásticas. También ayuda a personas que necesitan fondos para trasplantes y, según aclararon en la administración Ruckauf, "no recibe donaciones, ya que funciona con los fondos que le gira el banco".

  Cuando firmó el contrato con GUNS, Maurette era secretario de Coordinación del Ministerio del Interior. Por seis meses de servicios de vigilancia le pagó unos 350 mil pesos a la agencia del hombre que cuidó durante la década de su gobierno, noche y día, a Carlos Menem. Parte de las dependencias del ministerio se habían mudado al edificio de 25 de Mayo al 100, que pertenecía al Banco Nacional de Desarrollo, y a partir de ese momento los hombres de Ruckauf empezaron a detectar pequeños robos. Para Maurette, esa empresa era una de las mejores en seguridad y la eligieron por eso. Pero lo hicieron por contratación directa. "No se puede llamar a una licitación en un tema que tiene que ver con la seguridad del ministerio", argumentó en marzo del '94. Quizás utilice el mismo razonamiento cuando se siente frente al juez Urso, dentro de pocos días. Cuando el caso llegó a los medios, Ruckauf lo llamó a Maurette, quien se atajó diciendo que "si hubiera sabido de esta vinculación (con Armentano), habría vetado a la empresa".

  En septiembre de 1998 debió dar explicaciones ante la Justicia el director técnico de GUNS, comisario Fausto Mingoranze, quien se considera mucho más que el socio de Armentano. Más tarde fueron convocados a indagatoria Alicia Lepera, la esposa de Armentano, y su hijo mayor, Leonel Armentano. Ambos sostuvieron que no formaban parte del directorio al momento de la contratación. El juez aún no decidió su situación procesal.

  Si bien Urso se ocupó de la responsabilidad tanto de la empresa beneficiada como de los funcionarios que la contrataron, en su lista de indagados --que desde el comienzo de marzo están desfilando por su despacho de la avenida Comodoro Py-- no figuran ni Ruckauf ni Armentano. "Maurette tenía autonomía suficiente para decidir y firmar ese contrato", explicó a Página/12 un importante funcionario judicial. Por eso su jefe político no resultó imputado. Cuando lo interroguen los investigadores podría establecerse si la iniciativa fue propia o recibió alguna sugerencia al respecto.

  En cuanto a Armentano, no resulta fácil probar que puso a sus familiares como testaferros, aunque lo haya reconocido ante la prensa. El decreto 1172/88 dispuso que no pueden estar vinculados con las agencias de seguridad privada aquellos que "pertenezcan al personal en actividad de las fuerzas armadas, de seguridad, instituciones policiales, penitenciarias o que revisten en la administración pública nacional, provincial o municipal". El comisario de Menem estaba en actividad y pertenecía a la Policía Federal, pero no pareció preocuparle demasiado esta disposición. "Ya sé que no puedo tener una agencia, pero usted comprenderá que con 1400 pesos por mes nadie puede vivir; es por eso que la agencia figura a nombre de mi esposa y de mi hijo mayor", se justificó en agosto de 1993 ante la revista Noticias. Poco es lo que puede hacer la Justicia ante esto. De hecho, los imputados en la causa son sus familiares, además de los funcionarios que acompañaron a Maurette en su paso por Interior. Sin embargo, el reconocimiento de haber violado un decreto debería haber originado otro proceso judicial.

  GUNS cuenta con 1000 agentes y no tuvo como cliente exclusivo al Ministerio del Interior. También se ocupaba de la seguridad de la Secretaría de Medio Ambiente durante la gestión de María Julia Alsogaray, de la Caja de Ahorro, de las Galerías Pacífico, del canal estatal ATC, del Sindicato de Empleados de Comercio, de algunos grandes supermercados y ofrece perros de la agencia subcontratada Segurcán. Además, en 1995 cobró 575.095 pesos por prestar servicios a la Jefatura de Gabinete, según consta en el Presupuesto nacional.

  Armentano conoció a Carlos Menem en 1988, cuando le asignaron la custodia del entonces candidato justicialista. En marzo de ese año sobrevivió al grave accidente del avión Cessna que intentó despegar en La Rioja y a partir de ese momento sellaron una estrecha relación. Fue Armentano quien le entregó al ex presidente el reloj que alguien le robó a su hijo cuando agonizaba en el helicóptero.

RECUERDOS DEL MINISTERIO
Una más de Ruckauf

Por A.M. y A.H.M. 
 
La causa por la contratación directa de GUNS, en tiempos en que se desempeñaba como ministro del Interior, no es la única en la que Carlos Ruckauf aparece involucrado. En el juzgado federal a cargo de Gabriel Cavallo se tramita una denuncia en su contra por "encubrimiento", radicada por Memoria Activa. Los familias de las víctimas del atentado contra la AMIA radicaron la denuncia contra el ahora gobernador bonaerense, luego de que éste, el 10 de agosto pasado, asegurara que el ataque contra la mutual judía había sido provocado por "una potencia extranjera", cuyo nombre no podía revelar por "razones de Estado".

  Ante el escándalo suscitado en ese momento, Ruckauf le envió una carta al juez Juan José Galeano, que entiende en la causa AMIA. En su misiva, muy escueta, por cierto, Ruckauf aseguró que "tengo la convicción de que el atentado es consecuencia de la guerra que el Estado de Israel mantiene con sus vecinos y también hubo responsabilidad de sectores del entonces gobierno de la República de Irán". Ante la vaguedad de sus argumentos, los fiscales de la causa AMIA, Eamon Mullen y José Barbaccia le pidieron a Galeano que lo cite a declarar. Inclusive, el entonces presidente Carlos Menem le pidió que aclarara sus dichos ante la Justicia.

  Aunque Galeano y los servicios de inteligencia apuntaron a Teherán, desde el inicio de la causa, hasta el momento no hay pruebas que vinculen a ese país árabe con el atentado. Finalmente, la causa por la denuncia de Memoria Activa recayó en el juzgado de Cavallo, quien le pidió a Galeano que le adjuntará la carta que Ruckauf escribió y además solicitó los recortes periodísticos con la declaraciones del ex vicepresidente.

 

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