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El informe revela, además, otro lado oscuro de un mercado laboral
que sigue precarizándose: los salarios de los reemplazantes son iguales o
inferiores --entre un 10 y un 20 por ciento-- a la paga de los que dejan
el puesto de trabajo. La tendencia a contratar empleados cada vez más
baratos es más marcada entre operarios, personal administrativo y
profesionales de clase media, que entre los niveles directivos (ver
aparte).
La investigación en cuestión fue realizada por la Sociedad de
Estudios Laborales (SEL), la consultora que dirige el economista Ernesto
Kritz, identificado como uno de los artífices técnicos del proyecto de
reforma laboral que el Poder Ejecutivo envió al Congreso. Los resultados
son los siguientes: * De las personas que trabajan más de lo que
establece su contrato de trabajo, el 45,5 por ciento dice no tener ninguna
compensación. Sólo al 22,6 por ciento "le pagan las horas extra
como marca la ley"; y al 12,3 por ciento "le pagan las horas en
exceso, pero a una tarifa normal". * Entre los que no obtienen compensación
alguna, el 56 por ciento trabaja igual "para conservar su
empleo". Otro 16,8 por ciento dice que "siente la
responsabilidad de terminar sus tareas". Esta respuesta es ambigua:
puede interpretarse que tal compromiso radica también en la necesidad de
cuidar el empleo y en la presión que ejerce el ambiente laboral; o bien,
desde una visión edulcorada, podría argumentarse que es una decisión
motorizada por la pasión por el trabajo. Si se adoptara la interpretación
más realista, entonces casi el 73 por ciento de los que trabajan tiempo
extra gratis lo hacen por el miedo a ser despedidos. Sólo el 16,8 por
ciento afirma que lo hace "por propia voluntad". Sea como fuere, la abrumadora mayoría que expresa que trabaja de más sin cobrar por miedo al desempleo abre varios interrogantes: ¿Por qué, en los últimos años, no hubo voluntad desde el Ministerio de Trabajo para ejercer sus facultades de policía laboral, obligando a las empresas a que cumplan con la ley?; ¿cómo se puede barajar desde el Gobierno un proyecto de ley para reducir la jornada laboral si el Estado ni siquiera controla que se cumpla el horario reglamentario?; ¿qué clase de incentivo habría que ofrecer a los empresarios para convencerlos de que contraten nuevos trabajadores cuando les sale gratis extender la jornada laboral con la misma dotación de personal?; más en general, ¿tiene sentido plantear una política para crear empleo basada exclusivamente en los incentivos de mercado (baja de aportes patronales) cuando existe un mercado sin reglas, en el que se ofrece trabajo gratis?
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En el 69 por ciento de los casos, los reemplazantes tienen una remuneración
igual a la de los que dejan el empleo. Pero para un 29 por ciento de los
encuestados la paga es menor entre un 10 y un 20 por ciento en relación
con lo que percibían los predecesores en el cargo. Sólo el 1,7 por
ciento de los consultados declaró ganar más.
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La tendencia es todavía más marcada en las empresas grandes: allí
el 67 por ciento de los que ingresan consiguen un salario igual a los que
dejaron el trabajo, mientras que el 30 por ciento entra con recortes en el
sueldo. *
Visto por cargo, el reemplazo de trabajadores "caros" por otros
más baratos dentro de la estructura de la empresa es más notable en los
niveles medios (profesionales, técnicos, personal administrativo,
vendedores) y bajos (operarios), que en los altos. Por ejemplo, casi el 40
por ciento de los vendedores que ingresan al mercado tiene una remunmeración
--entre un 10 y un 20 por ciento inferior-- a los que reemplazan. Entre el
personal administrativo, el 37 por ciento se encuentra en esa situación;
entre los operarios, el 38,3 por ciento; y entre los profesionales y técnicos,
el 32 por ciento. Para todas estas ocupaciones, la proporción de los que
logran ingresar con una remuneración mayor es ínfima.
* A nivel de directores y gerentes, "sólo" el 21,5 por ciento de los ingresantes se tienen que conformar con una paga menor. Y entre el 70 y el 73 por ciento consiguen conservar el nivel de salarios. Sólo un 4 por ciento de privilegiados obtiene una paga mejor que los que dejaron el puesto.
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