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SARA BLOOMFIELD, DIRECTORA DEL MUSEO DEL HOLOCAUSTO
�Es una historia que sigue�

La directora del Museo del Holocausto en Washington, Sara Bloomfield, está de visita en Buenos Aires para cooperar con el museo del Instituto de la Memoria Nunca Más. Analiza la relación entre pasado, justicia y futuro.


Por Victoria Ginzberg
t.gif (862 bytes) Combinación entre �historia y memoria�, entre las cifras y documentos fríos y la humanidad de las vivencias, del horror encarnado en el recuerdo. Es lo que Sara Bloomfield, directora ejecutiva del Museo del Holocausto en Washington, propone para el futuro museo sobre el terrorismo de Estado que montará la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires dentro del Instituto Memoria Nunca Más. Durante su visita, Bloomfield se entrevistará con miembros de organismos de derechos humanos y de la Fundación Memoria del Holocausto, que inaugurará en breve el museo porteño sobre los crímenes del nazismo. �Una memoria insensible al futuro traiciona la memoria del pasado�, aseguró, parafraseando al premio Nobel de la Paz y sobreviviente de un campo de concentración Elie Wiesel.

�¿Cuál es la principal función del Museo del Holocausto? ¿La pedagógica? ¿La de mantener la memoria?

El museo tiene tres misiones: homenaje, educación y creación de conciencia. El homenaje es un tributo físico a los muertos y hay una conmemoración todos los años en el Congreso norteamericano. La misión educativa se hace con la capacitación de docentes, con material educativo, exposiciones y con becas. La misión de conciencia tiene su origen en la noción de Elie Wiesel, quien dijo que una memoria insensible al futuro traiciona la memoria del pasado. Tenemos lo que se llama un comité de conciencia cuyo mandato es hablar públicamente sobre manifestaciones actuales de genocidio. Queremos garantizar que cada vez que suceda algo así la gente hable, a diferencia de lo que ocurrió durante el Holocausto.

�¿Cómo llevan a la práctica esa actualización constante de los hechos del pasado?

Crear una conciencia nacional es un desafío enorme pero lo hacemos con declaraciones públicas, programas educativos. Esperamos que esto cree un sentido de la urgencia para responder ante estos hechos.

�¿Cuándo se conectó con la temática de los desaparecidos en Argentina?

Cuando estaba sucediendo. Es algo muy conocido en Estados Unidos.

�¿Cuáles son las diferencias y coincidencias entre el Holocausto nazi y el terrorismo de Estado �como se dio aquí� que hay que tener en cuenta en el momento de crear un museo?

Necesito aprender mucho más, pero hay muchas diferencias. Estados Unidos no fue culpable ni víctima del Holocausto, sino un observador.
Nuestro museo en Washington hace énfasis sobre el papel de Estados Unidos en el Holocausto y es muy crítico porque Estados Unidos no respondió. Tomamos un ángulo muy norteamericano, pero principalmente se trata de una historia que le pasó a otra gente. Eso es diferente acá, porque todo es parte de su historia. Como el Holocausto pasó en Europa, nuestro museo es sólo una representación de la historia, pero la guerra sucia sucedió acá y esto da oportunidades que nosotros no tenemos. Y quizá también problemas. Aquí están las víctimas, los culpables, sus hijos y nietos. Y todos conviviendo. No digo que el museo deba contemplar las dos partes. Pero se debe hablar mucho, debatir, discutir y determinar cuál es la meta. Puede haber una gran necesidad psicológica de las víctimas que tal vez sea diferente a la necesidad para educar a las futuras generaciones de argentinos.

�¿Considera un impedimento que haya juicios en marcha?

Es un problema. Pero el cómo Argentina trata el tema de la guerra sucia es tan importante en la historia como la guerra sucia en sí misma. Sobre el Holocausto también se leen cosas nuevas, como las cuentas bancarias. La devolución del dinero por parte de Suiza también es historia del Holocausto. Es parte de la historia, que es una historia que sigue.

�¿Qué consejo trae para los organizadores del museo Nunca Más?

La combinación entre historia y memoria es importante para ustedes. Lo que una persona recuerda es su memoria, su experiencia, no es necesariamente la historia. Pero cuando se agrega esa dimensión a la documentación ambas se enriquecen mutuamente.

�¿Usted recomendaría que el museo se montara en un ex centro clandestino de detención?

Si el hecho es suficientemente importante para recordarlo tiene que haber una razón muy importante para no conservar esos sitios. He visto una cárcel de Camboya y la isla de Robben, donde estuvo Nelson Mandela. Los dos han sido convertidos en museos y son muy poderosos, en el modo en el que un museo normal no podría serlo. Lo mismo ocurre con Auschwitz.

�Dentro de las organizaciones de derechos humanos hay un debate porque no quieren convertir el museo en algo monstruoso sino en algo que refleje también vida.

La historia es terrorífica y si no somos capaces de enfrentar lo que los seres humanos son capaces de hacer, ¿por qué estudiamos la historia? Tenemos muchos museos sobre las cosas buenas que los seres humanos pueden hacer. De cualquier manera en nuestro museo hacemos un gran esfuerzo para mostrar cómo fueron las personas antes de ser víctimas porque ellos perdieron su identidad humana y queremos que los visitantes identifiquen a las víctimas como personas normales. Queremos devolverles lo que los nazis les quitaron: su identidad, su personalidad y su humanidad.

�Teniendo en cuenta que la concientización es parte de su tarea, ¿cómo evalúa la situación de Austria?

Por muchos años se dijo que Austria fue la primera víctima de los nazis, pero cuando Alemania anexó Austria, los austríacos salieron a celebrar. Austria luchó para rever este papel, pero Haider es un reflejo de que Austria no trató honestamente su propia historia como lo hizo Alemania. La buena noticia es que en 1938 los austríacos celebraron y ahora protestaron. Hay una resistencia fuerte y eso es señal de esperanza.

�¿Cree que estuvo bien que el gobierno israelí guardara durante tanto tiempo los manuscritos de Adolf Eichmann y los diera a conocer ahora?

Es una cuestión complicada. Cuando Eichmann fue capturado, Israel tuvo la oportunidad de educar sobre el Holocausto luego de que hubiera pasado un tiempo suficiente, como un hecho histórico. Puedo entender que quisieran garantizar que el foco estuviera sobre el proceso a Eichmann y sus crímenes y no sobre la justificación de Eichmann acerca de su papel en estos crímenes. Ahora que el diario está disponible tiene que ser publicado con un contexto, con notas al pie. Porque aunque admite los crímenes trata de justificar su comportamiento. Cualquiera que lo lea tiene que saber cuáles eran las opciones que él tenía para hacer cosas.

�En Buenos Aires se inaugurará próximamente un museo sobre el Holocausto nazi, ¿cree que Argentina tiene que hacer una autocrítica por haber dado refugio a criminales de guerra?

Absolutamente. Y también debe contar la historia sobre los refugiados judíos y la relación con los militares alemanes y la economía. Tal vez cuando develen la historia sobre la Segunda Guerra Mundial encuentren antecedentes sobre la guerra sucia.

 

Mucho más que exhibir

En el Museo del Holocausto de Washington cada visitante revive la historia de una de las víctimas del nazismo. Aquí, los organismos de derechos humanos y la Secretaría de Cultura de la Ciudad de Buenos Aires formarán una comisión en la que se debatirá el proyecto del futuro museo sobre el terrorismo de Estado. Ayer, mediante una resolución, el grupo de trabajo quedó formalmente constituido. La secretaria Teresa Anchorena manifestó que el Instituto Memoria Nunca Más se convertirá en �un centro de estudio y memoria de los derechos humanos� y no simplemente en una exhibición de objetos�, y que el perfil �no lo va a definir un funcionario�. El instituto, que coordina Susana Auad y depende de la Secretaría de Cultura de Buenos Aires, funciona en el Centro Cultural San Martín, pero la funcionaria aseguró que se está buscando un nuevo lugar donde montarlo. Por ahora se barajan diferentes edificios del Gobierno de la ciudad, aunque no se descarta que en el futuro pueda emplazarse en algún ex centro clandestino de detención. Si bien hay varios proyectos para que la Escuela de Mecánica de la Armada se transforme en un lugar de memoria, hasta ahora no hay definición sobre qué pasará con ese sitio. Se espera que el instituto cuente con cartas y recuerdos de los desaparecidos �ya cuenta con objetos personales de monseñor Jaime De Nevares�, pero también con testimonios escritos y audiovisuales sobre la época. 

 

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