Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


�En otros países, el Estado protege a los trabajadores�

El actor Arturo Maly explica por qué la obra �Sin vergüenzas�, una adaptación de �The Full Monty�, obliga a repensar la Argentina actual.

Maldad: �Los malos son más atractivos. Los grandes personajes no son los altruistas ni los bondadosos, sino los que tienen un costado perverso�.

Maly será uno de los strippers en esta versión de Claudio Hochman.
�Es una salida teatral que responde al momento que vivimos�, explica.


Por Hilda Cabrera

t.gif (862 bytes) Si bien se ha dicho que una sociedad no puede desarrollarse si no crea un arte propio para expresar formas particulares de subjetividad y analizar sus experiencias, en el ámbito teatral la adaptación de obras de autores extranjeros sigue siendo un recurso frecuente. En la mayoría de esos casos existe alguna conexión más o menos fuerte con la temática original, como sucede con Ladies Night, obra de Anthony McCarten y Stephen Sinclair (fuente de inspiración de la película inglesa The Full Monty) que en la versión local de Daniel Botti toma el nombre de Sin vergüenzas. El centro de todos los conflictos de esta pieza, que se estrena el 18 de marzo en la sala Pablo Picasso del Paseo La Plaza, es la falta de trabajo, problemática a la que seis varones enfrentan de manera inusual. Trabajadores todos de un taller de desguace de automóviles, entienden que una salida laboral posible es convertirse en protagonistas de shows de strip tease. La cuestión es decidirse. �Se trata de una salida teatral en tono de comedia, que responde al momento que está viviendo la Argentina, y refleja el grado de desesperación frente a la falta de trabajo�, puntualiza en diálogo con Página/12 el actor Arturo Maly, uno de los integrantes de esa troupe de desocupados que no sabe si reír o llorar, y que completan Toti Ciliberto, Cutuli, Juan Palomino, Esteban Prol y Fabián Vena, dirigidos por Claudio Hochman.
En opinión de Maly (a quien se lo verá también en dos películas de próximo estreno, Operación Fangio y Campos de sangre), esa realidad impacta a todos. De ahí en parte la �sensación de incertidumbre, de andar por una cornisa�. Su impresión es que, en todo caso, �la vida personal se ha empobrecido, y no sólo por razones económicas, sino también porque no somos dueños de nuestro futuro: dependemos cada vez más de factores exteriores a nosotros�.
�¿Cómo vive un actor esta experiencia?
�El actor tiene un entrenamiento cotidiano ante la desocupación, pero somos tan vulnerables como los que están en otra cosa. Lo veo también en los jóvenes, en mis hijos por ejemplo. Uno es diseñador gráfico y otro está en la facultad y estudia imagen y sonido. La vida es desde hace tiempo para todos los argentinos una cosa azarosa, a la que nos han sumado el cuento ese de que estamos así por los cambios que produce la globalización. Sin embargo, esto no ocurre en todas partes. En otros países el Estado protege a la gente, a los trabajadores. Este abandono no se da en Finlandia, Suecia o Canadá, por ejemplo. En materia de trabajo, uno acá no sabe siquiera qué le va a pasar al día siguiente.
�¿Esto lo llevó a diversificarse tanto como actor?
�Dentro de lo incómodo �y para algunos dramático� de este momento, no me puedo quejar. Me siguen convocando para el teatro, donde comencé, y tuve profesores que me ayudaron mucho, como María Rosa Gallo y Osvaldo Bonet. Me crié en el Conservatorio de Música y Arte Escénico de Cunill Cabanellas, que después se convirtió en la Escuela de Arte Dramático, y fui compañero de ruta de buenos intérpretes y directores, como Alberto Ure. Trabajé mucho en cine (entre otros, con Adolfo Aristarain, desde la inaugural La parte del león, y Pino Solanas, la primera, en Los hijos de Fierro) y televisión (�Compromiso�, �Cuentos para ver�, �Atreverse�, �Nano�, �Celeste� y �Muñeca brava�). Pero hoy el tema de la falta de trabajo es muy serio, agravado por el hecho de que la nuestra es, desde siempre, una sociedad muy compartimentada. Nos cuesta conformar una comunidad, crear un mínimo consenso para emprender una tarea. Pienso �como se decía en otra época� que carecemos del deseo de tener un destino común. En este momento son pocos los que se comprometen con la comunidad, y esto en cualquier nivel, también entre profesionales y empresarios. Noes tan así en países que tienen problemáticas semejantes, como Brasil, donde por lo menos es manifiesto el deseo de unión nacional.
�El año pasado estuvo en Cuba, filmando Operación Fangio. ¿Cómo fue esa experiencia?
�El tiempo que estuve allí filmando esa historia (el secuestro de Manuel Fangio por los guerrilleros de Fidel Castro, con el propósito de interrumpir el desarrollo de un Gran Premio organizado en La Habana durante la dictadura de Batista) no alcanza para hacer una evaluación. Las dificultades son muy grandes, y el descontento es bastante general, pero no por eso los cubanos dejan de sentirse orgullosos de ser como son y haber llegado a esta instancia. Hoy vemos cómo se va modificando la visión de los demás países sobre Cuba, incluido Estados Unidos. Pienso que esa cosa tozuda de los cubanos que defienden lo propio va a dar resultado positivo.
�¿Qué le aporta la televisión a un actor de su trayectoria?
�Fundamentalmente, continuidad de trabajo, porque acá uno puede planificar una carrera, pero no por mucho tiempo. No tenemos un gran mercado interno. No exagero si digo que en el radio de 40 cuadras está todo el país que se dedica a esto.
�Los �malos� que interpreta suelen ser tremendos. ¿Qué opina de este tipo de personajes?
�Que son los más atractivos. Los grandes personajes de la literatura, por ejemplo, no son los altruistas ni los bondadosos, sino los que tienen un costado perverso y muchas aristas: los que hacen daño, a los otros y a sí mismos.
�¿Le ha quedado algún personaje pendiente?
�No fantaseo con eso. A veces, cuando veo una película, porque voy mucho al cine, pienso: acá me hubiera gustado participar. Sin embargo, es difícil que me visualice en un rol determinado. Lo mío no pasa por ahí: pasa más por la lectura. Soy un adicto al comic, un tic infantil, no lo sé, pero a veces imagino ser el Corto Maltés.

 

PRINCIPAL