Por Pablo Plotkin
No
será la travesura que recuerde con mayor orgullo, pero parecía divertido
Charly García al borde de su cama, con las piernas cruzadas como un
faquir, disparando una cámara Polaroid al grupo de periodistas que se
asfixiaba contra las paredes de su habitación. Cuando oscurecía en
Buenos Aires, las redacciones y los canales de televisión fueron
informados de que Mr. Say No More convocaba a una entrevista colectiva en
su departamento, puesto que tenía �cuatro cosas guardadas� que
mostrar. �¿A qué te referías con esas cuatro cosas, exactamente,
Charly?�, le preguntó un reportero que quería ir a los bifes. �Yo a
veces miento�, contestó Charly, y siguió hablando de lo que él
quería: la secuencia policial/olímpica que protagonizó en Mendoza,
desde que una chica le partió un vaso de vidrio en la frente, hasta que
se lanzó a la pileta del hotel desde un noveno piso.
En la entrevista colectiva que lideró, Charly básicamente se dedicó a
dar su versión de la detención tras un incidente de madrugada, y
repitió el tono de las declaraciones que formuló en una entrevista
exclusiva con Página/12 publicada el sábado pasado. En esa nota,
realizada en Mendoza, García criticó con dureza al gobierno nacional
que, a su criterio, lo contrató como una estrella para el ciclo �Argentina
en vivo� y lo �dejó solo� después, cuando comenzaron en Mendoza
los problemas con la ley. Estas son algunas de las cosas que dijo en la
rueda antes de tocar el bajo a todo volumen sobre unas bases pregrabadas,
ensayar un paso de baile, amagar un strip tease y usar la goma espuma de
un micrófono de televisión como nariz de payaso.
�Yo soy un
genio. ¿A Borges le hacían esto? ¿Se piensan que estoy para el
cachetazo? Tengan cuidado, no se metan conmigo, porque aun queriendo tanto
a esta ciudad y a este país, puedo llegar a irme.�
�Evidentemente,
acá a nadie le importa la música: la policía de Mendoza le dio bola a
una gorda ridícula, la gente que me llevó a tocar me dejó
desamparado... Son unos atrevidos. ¿No soy yo el mejor músico de este
país? Chupete, ponéte el brazalete.�
�¿Me dicen
genio? Ahora pueden llamarme clavadista, también. Me tiré de un noveno
piso a la pileta y salí caminando. Estoy bien hecho, ¿saben? No soy un
músico sifilítico que se está muriendo al lado de una cruz de mármol.
Ni mucho menos.�
�Desde chico
siempre quise volar, pero me lo impidió la ley de la gravedad. Pero
practiqué mucho, en una quinta en Paso del Rey había muchos pinos y
empecé a practicar ahí. Tuve que construirme trampolines cada vez más
altos.�
�Hubo en ese
salto una expresión de libertad. No me dejaban salir del hotel, estaba
encerrado y me trataban como a un delincuente. Me habían hecho pasar por
lugares llenos de policías que me querían convencer de que yo era igual
a ellos. ¿Cómo voy a ser igual a ellos?�
�Mendoza es
una provincia maravillosa, pero por alguna razón siempre tengo problemas
ahí. Son muy conservadores. Les doy bronca.�
�¿Ustedes
creen que yo le voy a pegar a una mina? Ustedes saben que no. Acá hay una
conspiración de mediocres, imbéciles y cholulos.�
(Un periodista
de televisión le pregunta si cree que quieren hacerle daño o sacarle
plata). �Si me sacan plata, me hacen daño.�
(En vivo y en
directo para Crónica TV, canal al que responsabilizaba de la difusión de
los hechos en Mendoza). �Crónica me parece la cagada más grande que
hay en el mundo, por mí se pueden hundir y pegar un... Porque todo mal,
todo mal.� (El movilero del canal le pregunta si cree que Crónica tiene
la culpa del vasazo en la frente). Charly: �(La chica) era de Crónica:
tenía reuma crónica, idiotez crónica, busarda crónica...�
�Yo leía
Crónica, a mí me gustaba. De vez en cuando, cuando tenía ganas de
vomitar, me compraba Crónica y podía vomitar tranquilo.�
En el marco de la apertura de su departamento a la prensa, García le
pidió perdón al periodista de Azul Televisión, Carlos Pompas, al que
agredió al llegar allí desde Mendoza. Le explicó que lo había
confundido con un fotógrafo con el que se peleó en Año Nuevo, cuando
éste lo comparó con Yabrán.
|