Página/12 en Francia
Por Eduardo Febbro desde París
Uno de los mayores
proyectos científicos de la segunda mitad de siglo cuya meta consiste en
trazar el vasto mapa genético de la humanidad tiene varios dueños que
cotizan su propiedad en la bolsa de valores. La posesión completa del
famoso �libro de la vida� que contiene todos los componentes
genéticos de una persona, aproximadamente 100.000 genes, así como el
material hereditario de la especie, se ha vuelto una carrera desenfrenada
entre el sector privado que busca apoderarse de él y la rama pública de
la comunidad científica internacional que esperaba ver concluido el �Proyecto
de Genoma Humano� (PGH) para encontrar nuevos remedios a las
enfermedades más mortíferas. La batalla ya parece tener un vencedor
antes de tiempo, es decir, antes de la fecha límite fijada en el año
2005 para que concluya el trabajo de �cartografía� del genoma humano
y de una serie de organismos �modelo� que abarcan todos los campos de
la vida. El futuro se adelantó con un rostro menos social del que se
había previsto y la tan esperada cifra borgiana del genoma pasó de ser
una revolución genética a una revolución en la bolsa.
En febrero pasado, el presidente norteamericano Bill Clinton anunció que
dentro de muy poco se dispondría de la cartografía completa del genoma
humano pero su anuncio no fue más que una tardía respuesta a otro hecho
en enero por la empresa norteamericana que pilotea uno de los proyectos
del GH, Celera Genomics. Apenas se hizo pública la información, las
acciones de Celera Genomics subieron en un 50 por ciento y lo mismo
ocurrió con la red de laboratorios multinacionales que �comparten� lo
secretos de la cartografía privada. El debate que empezó en 1990 cuando
se lanzó el Proyecto de Genoma Humano había girado en torno a quién le
correspondía �manejar y controlar� la totalidad de esa suma
biológica: ¿a la ciencia pública para que esta descifre los genes y
distribuya gratuitamente los datos a los investigadores o al sector
privado? Desde el principio, el responsable del proyecto PGH, Francis
Collins, defendió la libre circulación de los datos a fin �de
estimular las investigaciones�. Sin embargo, en el medio, los grupos
privados hicieron un trabajo de desciframiento paralelo a fin de disponer
de la secuencia completa de los cien mil genes que codifican la
información vital que mantiene y estructura la vida. Lo que está en
juego es inmenso ya que se estima que la humanidad �comparte� el 99,9
por ciento de la secuenciación del ADN. Y como las variaciones genéticas
son factores claves en la aparición de enfermedades cardiopáticas o
semejantes al cáncer, el sector privado de la ciencia hace todo lo que
está a su alcance para descifrar los genes y vendérselos a las grupos
farmacéuticos que pagan en oro. En 1998, el mercado global de pruebas ADN
ascendió a mil millones de dólares.
La carrera por la interpretación completa del genoma humano es
vertiginosa. La llamada �ciencia pública� se fijó el otoño como
objetivo para llegar al desciframiento completo mientras que la �ciencia
privada� anunció un descifrado más exacto para el invierno. Entre
falsos anuncios e informaciones deformadas, la guerra entre lo público y
lo privado tal vez nunca haya sido tan capital. Su esquema puede resumirse
así: la �coalición pública� pone todo su empeño en descifrar los
genes y darlos a conocer para que los investigadores del mundo entero
puedan, en apenas 24 horas, acceder a ellos gratuitamente. La �alianza
privada� la imita pero, en vez de publicar los resultados, los entrega
primero a los laboratorios privados que pagan por los datos. La �coalición
pública� consta de una estructura de mando, el Instituto Nacional de
Salud estadounidense, el NIH, y de 16 centros repartidos entre Francia,
China, Japón, Alemania, Reino Unido y EE.UU. En la �alianza privada�
reina casi exclusivamente la empresa Celera Genomics.
Un dato ilustrativo sobre los alcances de esta carrera puede encontrarse
en el acuerdo al que llegaron el año pasado Celera Genomics y la
multinacional francesa Rhone Poulenc. Ambas pactaron un trabajo de tres
años con la meta de �identificar los blancos genéticos� y poner a
punto terapias para enfermedades entre las que aparecen el asma, las
afecciones cardiovasculares y el cáncer. Sin embargo, la habilidad no
consiste sólo en llegar primero, sino en estar en la línea con el mayor
grado de precisión. Ahí radica la diferencia y la ventaja de lo privado
sobre lo público. Entre los tres mil millones de códigos de que consta
el ADN son capitales únicamente aquellos que entran en la composición de
los 100.000 genes humanos. De allí que el desciframiento más eficaz
corresponda a aquel que acierte con �un significado útil�, según la
expresión de un biólogo francés. Hay una gran distancia entre �poseer
una secuencia� y saber con exactitud cuál de ellas corresponde a un
gen. Es ahí donde la �coalición pública� se queda atrás.
El análisis es tan intrincado que casi exclusivamente las empresas
privadas son capaces de, a partir de los datos en bruto, identificar los
nuevos genes sirviéndose de sus propios y poderosos programas
informáticos. Más rápido y mejor equivale a vender la identificación
previo paso por la oficina de patentes. Si las acciones de Celera Genomics
subieron en un 50 por ciento en apenas 24 horas se debe precisamente a que
esta empresa posee actualmente el mejor sistema de �aislamiento e
identificación de datos�. Celera, dueña del reino, no sólo �identifica�
sus propios datos sino también aquellos que son de dominio público. Y
como la ley no obliga a la empresa a entregar el fruto de su trabajo, la
�coalición pública� ya perdió de antemano la batalla de la
precisión.
Las garras del mercado
En principio y sólo en principio, la humanidad se comprometió en
salvaguardar de las garras comerciales la propiedad y las
manipulaciones del genoma humano. La Unesco presentó un anteproyecto
de �declaración sobre el genoma humano y los derechos de la persona
humana� cuyo fin era mantener abierta la investigación y proteger a
los investigados. Pero frente a las tentaciones del mercado y a las
posibilidades de conocimiento científico a que da lugar el genoma
humano, la declaración es letra muerta, tanto más cuanto que, desde
su lanzamiento, el PGH dio lugar a prácticas y abusos aparentados con
la estafa. El PGH fue el primer gran esfuerzo coordinado
internacionalmente para conocer la secuencia completa del genoma
humano. La principal promesa del PGH fue hecha ante la sociedad: los
avances de la medicina con el estudio de enfermedades se habían
llevado a cabo sin la comprensión genética. Con el PGH se pasará a
otra fase ya que con él se dispondrán de sondas y marcadores
moleculares destinados al diagnóstico de enfermedades genéticas, del
cáncer y enfermedades infecciosas.
El proyecto genoma se inició y se institucionalizó en EE.UU en 1986.
Pero tras 10 años de trabajo, sus implicaciones se extendieron no
sólo a la sospechosa propiedad de los genes sino, también, a la de
las plantas y animales. Con el escudo del programa PGH, miles de
científicos pagados por las multinacionales descubrieron los genes de
plantas y productos milenarios que más tarde protegieron con
patentes. Ello dio lugar a un mercado en plena expansión denominado
la �biopiratería�, que es lisa y llanamente el robo de los
recursos genéticos del Tercer Mundo. Sobra como ejemplo el del
arbusto llamado �neem�. Considerado como una �maravilla� en la
India y en Kenia por las múltiples propiedades curativas de su savia,
los campesinos de las zonas de cultivo tuvieron la mala idea de
permitirles a científicos norteamericanos el estudio de la planta.
Estos se llevaron la secuencia del neem y el consorcio biotecnológico
Monsanto patentó luego los productos elaborados con las propiedades
del neem para combatir hongos e insectos. |
EL CONSUL DE MOZAMBIQUE SE
QUEJA DE ARGENTINA
�Esperaba que dieran una mano�
El cónsul honorario
de Mozambique, Omar Evequoz, denunció que la Cancillería argentina le dio
la espalda a la tragedia que vive hoy el país del sudeste africano. �En
momentos en que el pueblo de Mozambique está sufriendo tanto, el canciller
Adalberto Rodríguez Giavarini rehusó recibirme y me derivó a un
funcionario de tercer nivel, que me expresó que el Gobierno no estaba en
condiciones de enviar un avión de la Fuerza Aérea con ayuda humanitaria�,
se quejó Omar Evequoz, máximo representante diplomático en Buenos Aires
del país africano, donde alrededor de un millón de personas están
afectadas por inundaciones.
�He recibido llamados de gente de Argentina y también de Uruguay que me
ofreció ayuda, pero no tengo cómo canalizarla. Esperaba que la
Cancillería pudiera brindar una mano al pueblo de Mozambique, tan
necesitado en estos momentos, pero me llevé una sorpresa�, se lamentó
Evequoz, en diálogo con Página/12. Bolsas de arroz, médicos dispuestos a
viajar para asistir a las víctimas, matrimonios con ganas de adoptar a
niños que hayan quedado huérfanos por el desastre son algunas de las
propuestas solidarias que recibió el empresario argentino y cónsul
honorario en los últimos días.
�La situación en Mozambique es crítica�, alertó. Tras un mes de
lluvias constantes, amplios sectores del país que tiene una población de
20 millones de habitantes quedaron bajo agua. Medio millón de personas
permanecía ayer hacinado en los campamentos de desplazados, mientras el
servicio meteorológico de la vecina Sudáfrica pronosticaba tormentas para
las próximas horas. La gente que abandonó los pueblos de los valles de los
ríos Limpopo y Save cuenta con 248 refugios en el centro y sur del país.
�La mayoría de sus casas están aisladas y sus localidades de origen
-Masanguena, Machanga, Villa Franca do Save y Chokwe� se convirtieron en
pueblos fantasma, donde los grupos de rescate se limitan a recoger
cadáveres�, describió Evequoz.
Treinta y ocho cuerpos fueron enterrados dos días atrás sólo en Chokwe, a
200 kilómetros al norte de Maputo, la capital, ubicada al sur del país.
Los cadáveres eran colocados en fosas comunes lo más rápido posible, para
evitar enfermedades. Pero mucha gente sólo puede beber agua con barro,
potencialmente contaminada, para no deshidratarse. La vocera del Programa
Alimentario Mundial de la ONU (PAM), Lindsay Davies, advirtió que al menos
55 mil damnificados de Chokwe corrían riesgo de deshidratarse y enfermarse
debido a la falta de agua potable. Según el Instituto Nacional de Gestión
de Calamidades, será difícil que los desplazados recuperen algo de lo que
perdieron, y probablemente deberán ser relocalizados. Mientras tanto,
reciben víveres de miembros de organizaciones de asistencia humanitaria y
grupos de militares de Sudáfrica, Estados Unidos, España, Francia,
Alemania y Canadá.
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