Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


EL ROCK VUELVE A LA FALDA, EN EL MARCO DE �ARGENTINA EN VIVO�
Aquel festival de choclo al blanco

Los 7 Delfines, Erica García, Francisco Bochatón, María Gabriela Epumer y Juana La Loca tocarán mañana en el Anfiteatro Municipal de la ciudad cordobesa.


Por Pablo Plotkin

t.gif (862 bytes) Hubo un tiempo en que La Falda era sede del festival anual de rock más importante del interior argentino. Ocurrió durante la década del ochenta, y su última edición (la de 1987, aunque después habría otro, sin tanta mística, en 1992) terminó en escándalo. La organización había programado una lista de bandas pop, en una provincia con un público tradicionalmente duro. Algunas imágenes de aquellas noches hoy son leyenda. Daniel Melero, por ejemplo, líder del grupo Los Encargados (pioneros locales del tecno), poniéndoles el pecho a los proyectiles y pronunciando: �Parece que aquí hay que poner la cara para recibir la fruta que los represores no recibieron�. Charly García se subió como polizón al festival, salió al escenario en medio del caos de la segunda velada, enfrentó las escupidas, las piedras, peleó con algunos descontrolados del público y bramó, antes de escapar de la turba: �Cordobeses hijos de mil putas, yo no me voy a morir acá, me voy a morir en Hollywood�. Trece años después de aquello, y a veinte de la primera edición, vuelve a hacerse un festival de rock en La Falda: mañana a la noche, en la decimosegunda jornada del ciclo de recitales gratuitos �Argentina en Vivo�, Los 7 Delfines, Erica García, Francisco Bochatón, María Gabriela Epumer y Juana La Loca se encargarán de resucitar la cuestión en el Anfiteatro Municipal de la ciudad cordobesa.
La primera vez que se concretó el festival fue en 1980, y actuaron Seru Giran, Vox Dei, León Gieco, Nito Mestre, Raúl Porchetto y varios grupos del interior. En 1981 Almendra dio su último show allí, y la leyenda empezó a cobrar vida gracias a algunos episodios de violencia, pero también porque, en esos días, el festival servía para testear la respuesta del público antes de llevar un show a Buenos Aires. En 1982 el público local coreó como clásicos los estrenos de Tiempos difíciles, el disco de Juan Carlos Baglietto que todavía no se había editado y que al poco tiempo triunfaría en la capital.
El último de los ochenta es el más recordado. La primera de las tres noches empezó con Fricción (la banda de Richard Coleman, que mañana estará sobre el escenario al frente de los Delfines), Eva y Los Pecadores y Viuda e Hijas de Roque Enroll, el primero de los cortocircuitos entre músicos y público. Bajo una lluvia casi folklórica volaron los primeros choclazos, y cuando León Gieco apareció en escena las vallas de seguridad habían dejado de cumplir su función. Mientras David Lebón tocaba el tercer tema, el concierto se suspendió por el diluvio. Al día siguiente, sábado, ocurrió la anécdota de Melero. Metrópoli tampoco pudo con la gente: al cuarto tema, un botellazo dio en el pecho de uno de los músicos, y el grupo abandonó el escenario. Entonces apareció Zas... Miguel Mateos, perfecto blanco de choclazos, resistió un rato los embates mientras maldecía al público, y terminó refugiándose detrás de un teclado.
Al rato subió La Torre. �A ver, ¿qué les pasa? ¿Tienen el culo entumecido?�, provocó Patricia Sosa en minifalda, y su actitud de mujer fatal aplacó los ánimos, cosa que no había conseguido nadie. Después irrumpió García con una selección que armó entre bambalinas (Ulises Butrón, el Negro García López, Fito Páez, Cachorro López, Fernando Samalea, Fabiana Cantilo e Hilda Lizarazu), estrenó �No voy en tren, voy en avión� en una versión de veinte minutos, forcejeó con chicos que querían asaltar el escenario, y se fue cuando el público avasalló la seguridad y se hizo dueño del escenario, en medio de un caos. Al día siguiente, un conflicto económico de la organización terminó por suspender la tercera fecha a último momento. La parte más radical de la concurrencia decidió saquear el escenario: en un momento volaron los equipos y los instrumentos. Una anécdota recordada por músicos y periodistas que estuvieron en el lugar cuenta que Fito Páez estaba sentado en el lobby del hotel, a las cinco de la mañana del lunes después del desastre, mirando las calles de La Falda. �¡Ese es mi teclado!�, gritó al ver pasar a un pibe cargando el instrumento como si fuera Obelix. Más allá de escándalos, La Falda fue escenario de ciertos gestos de apertura mental para el rock de la época. Cuchi Leguizamón fue homenajeado en una de las ediciones, y León Gieco tocó con Los Petecos (Peteco Carabajal, Jacinto Piedra y otros) y provocó que Charly García comentara: �Esta es la mejor banda de rock and roll de la Argentina�. En el verano del �92 volvió a hacerse el festival, bajo el slogan �Renace el mito�, con 24 grupos en escena y una concurrencia de diez mil personas. También llovió, pero esta vez todo se desarrollaba en un recinto cerrado: allí tocaron �entre otros� los entonces púberes Illya Kuryaki & The Valderramas, Divididos, Las Pelotas, Los 7 Delfines, Attaque 77, Los Ratones Paranoicos y el Flaco Spinetta. Patricia Sosa también estuvo, pero ya no rugía cosas como �tienen el culo entumecido�. Comenzaba a cantar baladas de FM.

 

PRINCIPAL