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�MALOS PENSAMIENTOS�, EL EXTRAÑO DEBUT DE PETER BERG
La misoginia hecha película

La ópera prima de Peter Berg comienza como una comedia, pero vira sorpresivamente hacia el terreno de los nuevas películas de terror.

Chica: Uno de los personajes más misóginos que el cine dio en mucho tiempo, Laura es una casamentera capaz de convertirse en una máquina de matar.

Cameron Diaz es una mujer fatal, en todo el sentido de la palabra.
La acompaña Christian Slater, en un papel decididamente monstruoso.


Por Horacio Bernades

t.gif (862 bytes) Típico film en el que se empieza matando por casualidad y se termina haciéndolo a chorros, Malos pensamientos parte de la más cotidiana de las circunstancias �una vulgar despedida de soltero� hasta alcanzar niveles de horror y de absurdo que dejan a ciertos films de terror (la comparación con Sé lo que hicieron el verano pasado es inevitable) como tímidas películas para niños.
Comedia negrísima que deriva al grand guignol más desaforado, en Malos pensamientos un grupo de jóvenes blancos hace cosas malísimas. El empleado Kyle Fisher (Jon Favreau) va a casarse con Laura (Cameron Díaz, a esta altura verdadera �reina� del género). Que todo va a ir para mal en ese matrimonio queda claro de entrada, cuando ella vuelve loco a su novio por unos trámites sin la menor importancia. También queda claro, allí, el papel que esta ópera prima de Peter Berg reserva a las mujeres. Uno de los personajes más misóginos que el cine haya dado en mucho tiempo, Laura es una verdadera máquina casamentera, capaz de convertirse -con tal de llegar al altar de blanco� en la más cruel máquina de matar. No le va demasiado en zaga el segundo personaje femenino en importancia, que encarna la morocha Jeanne Tripplehorn.
Pero hay otro monstruo en el film, y es Robert (Christian Slater), cuyo odio por judíos, negros y asiáticos se ve igualado por su veneración para con la fortaleza viril en circunstancias extremas. Cuando las típicas bromas pesadas de una despedida de soltero deriven en el descontrol alcohólico y enseguida en el asesinato de una víctima inocente, será él quien haga aflorar, como un demonio, lo peor de los demás. Es obvio que Malos pensamientos pretende denunciar la pila de egoísmo, crueldad y codicia que irá saliendo a la superficie implacablemente, y para hacerlo elige disfrazarse, de modo perturbador, con ropajes de comedia. Lo cual no está mal. Como tampoco lo está el modo, logradamente caótico, con que Berg transmite desde la puesta en escena la creciente locura del grupo de amigos. Lo que chirría es el modo discriminatorio en que se muestra a unos monstruos y otros: mientras que la cámara se mete dentro del grupo de varones, haciendo que el espectador comparta inevitablemente su suerte, las mujeres son estigmatizadas por el más misógino de los puntos de vista. Ese que dice que hasta en la chica de aspecto más angelical se agazapa indefectiblemente una bruja hinchapelotas, inescrupulosa y asesina.

 


 

�POR AMOR�, El PASO EN FALSO de JEROEN KRABBE
Una fábula en tonos menores

Por Horacio Bernades

Opera prima en la realización de Jeroen Krabbé, el actor holandés de El cuarto hombre, Left luggage (que quiere decir �Equipaje abandonado� y en Argentina se estrena como Por amor) intenta evocar las memorias del Holocausto y contraponerlas con las represivas costumbres de la ortodoxia religiosa. Al mismo tiempo, trata de urdir una fábula sobre la tolerancia, apelando a la emoción mediante el recurso de algún niño encantador pero reprimido por sus padres. Obsequiada con tres premios y una nominación en el Festival de Berlín en 1998, Left luggage nunca va más allá del lugar común, de lo previsible, tanto en términos históricos como dramáticos.
Un cartel inicial aclara que la acción tiene lugar a comienzos de los �70 en la ciudad belga de Antwerp, pero luego de eso el propio film se desentiende por completo de época y lugar. Estudiante de filosofía sin empleo y viviendo lo más lejos posible de sus padres, la joven y bonita Chaja (Laura Fraser, sumamente gesticulante) va de visita a casa de aquéllos. Eso da lugar al show costumbrista de la idische mame, sus tortas y sopas de pollo (Marianne Sägebrecht, la �gordita� de Bagdad Café y Mi dulce bebé) y a la introducción del tema del Holocausto, a cargo de Maximilian Schell, solemne jefe de familia, que perdió a los suyos en un campo de concentración. Enseguida, Chaja aceptará, de parte de ese monumento viviente del teatro judío llamado Topol (el actor de El violinista sobre el tejado) el ofrecimiento de cuidar los chicos de una familia de hassidim, o judíos ortodoxos. Lo que sigue se ve venir: las minifaldas de la chica confirmarán al padre de familia (el propio Krabbé) que la mujer es el demonio. Pero por necesidades argumentales, no la echará de casa. Luego de las primeras desconfianzas, la chica progre y el ama de casa esclava de la tradición (Isabella Rossellini, haciendo de alemana) confraternizarán. Y, sobre todo, el amor y tolerancia de la muchacha sacarán de su mudez al pequeño Simcha, que no habla porque es víctima de la represión paterna. Luego habrá una muerte, cosa de agregar un buen golpazo de drama, y finalmente la fábula quedará redondeada. Todo esto, filmado sin ningún estilo por parte de Krabbé.

 

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