Por Diego Fischerman
Antes
casi de empezar a hablar, Maceo Parker se apresura a aclarar que no es un
músico de jazz. �Lo mío es el funky�, dice, como si hiciera falta.
Y, con la precisión de un conferencista, se embarca en una explicación
que incluye imitaciones de instrumentos, scat, ruidos con la boca y hasta
algún que otro bailoteo, para demostrar cómo se acentúan uno y el otro.
�Pienso que el funky establece una relación más cercana con el
público �asegura�, porque necesita de la participación; la gente
acompaña con las palmas, se mueve, baila, responde con coros.� De
impecable camisa celeste y corbata oscura con pentagramas en diagonal,
Maceo Parker disfruta cuando habla tanto como cuando toca. El antiguo
saxofonista de James Brown, que por estos días está protagonizando una
especie de fenómeno porteño �iba a dar dos funciones que se
convirtieron en 5 debido a la demanda del público� con sus actuaciones
en La Trastienda (hoy y mañana serán las últimas), dice que, además,
�el funky puede hacer más felices a las personas.�
�¿Cómo funciona el funk en un concierto?
�Es mejor, desde ya, cuando el recital es en un lugar grande, cuando no
hay mesas ni sillas y cuando la gente puede bailar. Porque ésta es una
música para moverse. Pero en un teatro, o en un club, o en un lugar como
en el que estamos tocando en Buenos Aires, aunque el público esté
sentado a una mesa, empieza a moverse, golpea con la cucharita en un vaso,
sigue el ritmo sobre la silla. Igual la gente no se queda quieta. Esta no
es una música para quedarse escuchándola sin hacer nada.
�¿Es distinta la reacción del público negro y la del público blanco?
�No, porque a los dos los une una misma cosa. Y es que la gente que no
canta o que no toca ningún instrumento disfruta oyendo cómo otros lo
hacen. Para unos ésta es una expresión de su propia cultura y eso está
bien. Pero para los otros, ésta es una cultura �ajena� por la que se
siente curiosidad y con la que se quiere establecer contacto. O sea que,
en cualquier caso, lo que hay es interés.
�¿La música negra debe tener un contenido político?
�Hay muchos músicos negros que quieren que su música tenga un mensaje
de denuncia. Y creo en la libertad de opinión. Pero a mí me interesa
más hablar de lo positivo que de lo negativo. Mi música habla de amor,
paz, armonía, solidaridad, alegría. Todos pertenecemos a distintas
culturas, usamos distintas vestimentas, hablamos distintas lenguas. Pero
cuando escuchamos música sentimos lo mismo. La música hace que todos no
seamos otra cosa que personas sobre la tierra. Borra las diferencias. Yo
aprendí, a lo largo de mi carrera que siempre en algún lugar hay alguien
que sufre una tragedia, alguien que tuvo un accidente, alguien que está
enfermo, y que eso es parte de la vida. Pero también que siempre es bueno
tener conciencia de que se puede ser más feliz. Y la música puede
hacerlo. Necesitamos tener algo para celebrar.
�¿Cuáles fueron sus fuentes musicales?
�Muchas. El jazz, Ray Charles, el blues, el gospel, la música que
escuché en la escuela, el country-western. Amo muchas músicas. Hago funk
porque eso es lo que me tocó hacer en esta vida. Pero cuando descanso,
tomo el saxo y toco temas de jazz, toco baladas country, toco de todo. Y
eso me da placer. Muchísimo placer.
|