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Convocan a hipermercados y a proveedores a la paz

La Secretaría de Defensa de la Competencia propondrá la firma de un "código de buena conducta" para limitar el trato abusivo a los proveedores. Pero deberá ser por acuerdo, sin regulación oficial.


Por Raúl Dellatorre
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La Secretaría de Defensa de la Competencia les propondrá a los supermercadistas y a sus proveedores bajarse del ring y sentarse a una mesa de negociación. El propósito: redactar un "código de buena conducta" en sus relaciones comerciales, de acuerdo con los plazos de pago y otras condicionalidades habituales en las compras de los híper. El acuerdo, si se alcanza, funcionará como "caso testigo", pero no se impondrán mecanismos de regulación explícitos.

  Carlos Winograd, secretario del área, anunció que la convocatoria se hará para la semana próxima o la siguiente, y que el papel del Gobierno se limitará al de anfitrión. Serán las partes, señaló, las que acuerden plazos y condiciones a respetar en su relación comercial e incluso "las sanciones que recibirán en caso de no cumplir" lo que se convenga. El funcionario reconoció la existencia de "severos problemas" en el trato comercial entre los supermercadistas y sus proveedores, tanto en los plazos como en las formas de pago. Se estima que, en algunos de los rubros principales de consumo masivo, la venta a través de hipermercados abarca hasta el 80 por ciento del mercado, lo cual les otorga a esos establecimientos un espectacular poder para imponerles condiciones unilaterales a sus proveedores, sin posibilidades de encontrar bocas alternativas para colocar sus productos. 

  En la Cámara Argentina de Proveedores de Supermercados (Capsu) consideran que la convocatoria es la respuesta del Gobierno a una presentación hecha por la entidad ante la Secretaría, en oposición a la fusión entre Carrefour y Promodes. En esa oportunidad, la entidad advertía sobre los riesgos de la excesiva concentración de las ventas al consumo. "El planteo les interesó y nos pidieron que les hiciéramos llegar nombres de otras cámaras que estuvieran en la misma tesitura", relató a Página/12 un vocero de Capsu. "Entidades representativas del sector juguetero, de la industria del chacinado, de la fabricación de productos cárneos, entre otras, expusieron su postura en contra del monopsonio (concentración de las compras) de las grandes cadenas de hipermercados", agregó. A partir de allí --interpretan--, Winograd comenzó a elaborar esta convocatoria.

  "Consideramos que se debe tomar algún tipo de medidas contra la falta de competencia, de trato igualitario y de lealtad comercial. No queremos hablar de regulación, porque es una palabra que asusta, pero aquí se están vulnerando las pautas básicas de la desregulación", afirman los proveedores. Estudios hechos por la Capsu --aseguran sus representantes-- demuestran que "el 100 por ciento de los hipermercados trabaja con capital de trabajo negativo (sus deudas superan al capital propio) y se financian con las deudas a sus proveedores, por las cuales no pagan intereses". Su aspiración de máxima frente a la convocatoria oficial es que se alcance a trazar "algún tipo de contexto jurídico (dicen, eludiendo hablar de normas de regulación) como existe en otros países, que limite los plazos de pago a los proveedores, más cortos para productos frescos y más largos para los duraderos; 30 y 90 días, por ejemplo". 

  En el sector de los supermercadistas, la novedad fue recibida con serenidad. La noticia no alteró el receso veraniego de la cámara que los agrupa, en ausencia de su presidente, Juan Mirenna. Recién durante la próxima semana se reunirían las principales cadenas para adoptar una posición. En el sector, en tanto, coinciden en que la fusión Carrefour-Promodes (Norte y Tía) fue lo que dinamizó el debate. "Hasta ahora, ninguno superaba un market share (participación de mercado) del 10 al 15 por ciento, pero esta fusión los lleva a tener una participación del 30 por ciento. Es lógico que en el Gobierno estén preocupados de que la cosa se les pueda ir de las manos", confesó un asesor de supermercados a este diario.   

   Las palabras de Winograd tampoco generan expectativas de grandes cambios. "Lo que queremos es establecer un sistema voluntario de negociación entre las partes", se apresuró en aclarar el funcionario, que restringió la función del Estado a la de "árbitro para que se cumpla lo convenido".

 

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