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El
País Por
Ferrán Sales
La oferta israelí a Arafat
tiene como principal objetivo impedir la declaración unilateral del
Estado de Palestina, el próximo 13 de setiembre, tal como anunció el máximo
líder de la Organización para la Liberación de Palestina ante el
Parlamento de Ramalá la semana pasada. Pero al mismo tiempo la propuesta
intenta calmar los ánimos de la población palestina, que desde hace unos
meses amenaza con protagonizar una nueva Intifada, no sólo contra Israel
sino también contra la Autoridad Palestina misma.
La propuesta de Barak, de la
que ya existe una redacción preliminar según reveló el viernes el periódico
Haaretz de Tel Aviv, se complementaría con la posible entrega a los
palestinos de tres suburbios del Gran Jerusalén --Abu Dis, Al Azahria y
Al Ram-- con la idea de que Yasser Arafat pueda convertir uno de estos
lugares, Abu Dis, en la capital del futuro Estado de Palestina, desde la
que partiría un "libre pasillo" que comunicaría con las santas
mezquitas --Omar y Al Aqsa-- en la ciudad vieja.
La posibilidad de que Israel
pueda en algún momento llegar a entregar completamente estas tres
localidades a Arafat, sobre las que el líder palestino tiene ya el
control de la Administración Civil pero no policial, ha crispado los ánimos
de la oposición, pero además de las tres formaciones religiosas --Shas,
Thora y Judaismo y Partido Nacional Religioso-- que forman parte de la
coalición gubernamental.
"No podemos aceptar que
Jerusalén se convierta en una ciudad asediada por el terrorismo",
dijo el ministro de la Vivienda --encargado de los asentamientos-- Yitzhak
Levy, portavoz del Partido Nacional Religioso que contestaba así a las
sugerencias de un colaborador de Barak, que el día anterior había
planteado la "negociabilidad" de los tres suburbios.
Los dirigentes de las
formaciones religiosas gubernamentales amenazan con aliarse al gran
partido de la oposición Likud, configurando así un frente de rechazo a
favor de la "unidad e indivisibilidad de Jerusalén".
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