Por Sergio Kiernan
Una
polémica enfrenta al representante para América Latina del Centro Simon
Wiesenthal, Sergio Widder, con el obispo de Venado Tuerto, Monseñor
Paulino Reale. Expresada en un intercambio de cartas bastante ríspido, la
discusión se originó a raíz de una nota escrita por el párroco de
Villa Cañás, Santa Fe, que se publicó primero en una revista local y
más tarde en el diario La Capital de Rosario. �¡Que sea crucificado!
Es el grito que profirieron los judíos ante Poncio Pilato para deshacerse
de Jesús,� comienza la nota del presbítero Juan Riganelli, �en un
juicio totalmente arbitrario, los judíos ya habían condenado a muerte a
ese judío subversivo que defendía los pobres�. Para Widder, la nota es
�una alusión a la supuesta responsabilidad judía por el deicidio�
con una �tremenda carga de odio y mentira�. Para el obispo, su
protesta es un intento de �buscarle patas de más al gato�.
La nota del presbítero Riganelli apareció por primera vez el 8 de
diciembre de 1999 en la página 13 del periódico El Informe. El párroco
condenaba a la �mano negra� que �soliviantó� a los pobladores del
pequeño pueblo de Hughes, que acusaban por el asesinato de una nena y
habían agredido a una familia del lugar. Entre citas al apóstol
Santiago, Riganelli comparaba la situación en Hughes al �griterío y la
agitación popular� de los judíos que habría causado �la condena a
morir crucificado�. El texto fue reproducido como carta de lectores en
La Capital, el 14 de enero.
El primer día de febrero, Widder envió una carta al superior del
párroco pidiendo que se tomaran �las medidas que correspondan para
dejar absolutamente en claro que no habrá aval de la Iglesia para quienes
desde sus propias filas promueven el odio y la intolerancia�. Para el
representante del Centro Wiesenthal, el escrito de Riganelli �está en
franca contraposición con la propia doctrina de la Iglesia�.
Específicamente, Widder cita �la declaración Nostra Aetate, formulada
por el Papa Paulo VI en 1966, que pretende dar por concluido un triste
período durante el cual el pueblo judío fue víctima de persecuciones y
matanzas bajo el pretexto de haber sido los asesinos de Jesús. La
declaración no deja dudas: `...lo que en su pasión se hizo no puede ser
imputado, ni a todos los judíos que entonces vivían, ni a los judíos de
hoy`�. En cambio, Riganelli expresa en su nota �una tremenda carga de
odio y mentira�.
Pero para el obispo Reale, la actitud de Widder es �suspicaz� y �autoritaria�.
En su respuesta al Centro Wiesenthal del 8 de febrero, el obispo afirma
que su subordinado �en ningún momento imputa la supuesta
responsabilidad judía por el deicidio�, que �NO está en franca
contraposición con la doctrina de la Iglesia, NI conlleva una tremenda
carga de odio y mentira�. Para Reale, el problema es que Widder tiene
�una acentuada suspicacia en dar a la letra un alcance mayor del que en
realidad tiene� y usa un lenguaje que �no hace al espíritu y sí a un
mal entendido autoritarismo�. Para terminar, el obispo, usando
nuevamente mayúsculas, avisa que �RECHAZO sus expresiones�.
En diálogo con Página/12, monseñor Reale explicó su posición: �Si
uno está prevenido leerá de ese modo lo que escribió Riganelli. Pero no
hubo segundas intenciones. Tal vez su único error fue no haber puesto
saduceos y fariseos, en lugar de usar la palabra `judíos`. El presbítero
no quiso culpar al pueblo o la nación judía por la muerte de Jesús. No
se debe tomar a todo el pueblo judío como culpable. No le busquen más
patas al gato.�
Pero este gato parece tener más patas de las que piensa el obispo. Para
Fortunato Mallimaci, decano de la facultad de Sociología de la UBA, el
episodio es, en realidad, un síntoma �del antisemitismo latente en la
Argentina. Este mismo domingo, el Vaticano pedirá perdón por el
antisemitismo católico. Esto debería irlo disminuyendo, pero cuesta. No
conozco a este párroco, pero todos sabemos que hay corrientes
católicasmuy antisemitas que estigmatizan a los judíos, como el grupo
Verbo. El presbítero y el obispo deberían tener más cuidado con sus
palabras�.
Desde la Iglesia, el padre Domingo Bresi señaló que �tomar el
Evangelio y llevarlo a un caso así fácilmente se presta a algo negativo.
La Iglesia ya no sostiene que el pueblo judío es deicida, porque Jesús
murió por todos los hombres. Que los culpables materiales de su muerte
hayan sido judíos es circunstancial, es porque Jesús nació en Judea.
Pero los culpables reales de su muerte somos todos los hombres que lo
crucificamos por nuestros pecados.� Para Bresi, son sólo los
antisemitas �los que acusan a todos los judíos que existieron desde
entonces, por no haberse arrepentido y convertido. Eso es una postura
extremista que la Iglesia rechaza.�
Un prominente teólogo, que pidió mantener su identidad en reserva, ve
tanto en el párroco como en el obispo una falta de conciencia de un
problema real. �Hay antisemitismo en la Argentina y este lenguaje lo
alimenta�, afirma el religioso. �Este padre cita a los Evangelios sin
tomar conciencia del desgraciado contexto histórico que reconoce el Papa.
Y el obispo tampoco tiene conciencia, aunque le hacen notar el problema.
Este antisemitismo difuso es muy común entre la gente de la Iglesia, por
desgracia. Yo le creo al obispo cuando defiende a su párroco y dice que
no hubo una mala intención: el presbítero trata de defender a una
familia atacada que no tiene defensa, lo que no es la postura de un
autoritario o de un antisemita. Pero sigue el problema del contexto. Cita
textualmente el Evangelio y no ve que el contexto de la época es que eso
fue escrito por judíos cristianos que estaban peleando contra la �religión
oficial� judía del momento. Era la polarización del enfrentamiento
entre judíos disidentes y el establishment. Parece que no ve esto, y que
no tiene conciencia del contexto en que cae este tipo de lenguaje que usó�.
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