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LA EVALUACION DOCENTE SE ENFRENTA
CON LA REALIDAD DE UNA CAPACITACION POBRE Y CARA
Maestros para todo servicio y en varios turnos

Los especialistas hablan de los �saberes� de los docentes como una de las claves de la calidad educativa. Página/12 recogió historias de vida de los maestros que muestran los obstáculos de la capacitación deseada.

En la Escuela del Bajo Flores, Claudio Altamirano, se ocupa de mucho más que de enseñar. �Los docentes muchas veces somos víctimas que quedamos entrampadas en una dinámica de cursos malos�.

Carlos Geniso, profesor en varios colegios, ejemplo del docente-taxi.
�Para mejorar la calidad hay que aumentar el presupuesto.�


t.gif (862 bytes) La capacitación docente aparece para los maestros como un círculo perverso. Es la única manera de sumar puntaje y aumentar las posibilidades de obtener un cargo. Pero la mayoría coincide sobre el bajo nivel de sus contenidos y, en muchos casos, de los propios capacitadores. Pero hay más: los cursos que más puntaje dan son los denominados �capacitación a distancia� para los que deben comprarse los �módulos� con el material de estudio. En realidad, los cuarenta pesos que vale el curso son una forma velada de �comprar el puntaje�, denuncian los maestros, porque no creen que los trabajos que se entregan sean serios ni que realmente sean corregidos. Por otro lado, los cursos gratuitos del Gobierno de la Ciudad exigen una asistencia de tres horas por semana durante un cuatrimestre completo. Para cualquier docente ese ritmo es imposible de compatibilizar con los horas de servicio más el trabajo extra de corregir, preparar las clases, informarse y batallar con la vida doméstica.
El resultado es una encrucijada avalada institucionalmente �de hecho los cursos son válidos a la hora de dar puntos� pero también por los mismos docentes porque a la vez que aparece como la única vía para lograr cierta estabilidad laboral, es un mecanismo aceitado por la competencia a la hora de ganar un cargo. En medio de este panorama laboral, se mete por la ventana el proyecto oficial de evaluación docente, que es interpretado por la mayoría de los propios involucrados como un mecanismo de �premios y castigos� salariales. Aquí las historias reales de los docentes que trabajan día a día en un vertiginoso ritmo que incluye doble jornada, más de cincuenta chicos por día, sueldos mínimos y autofinanciamiento en la capacitación.
Subte-tren-colectivo
Leonardo Ghirotti se recibió en marzo de 1998 de profesor de geografía. En junio del mismo año empezó a trabajar como suplente en una escuela municipal. Actualmente, tiene un cargo interino y dos suplencias en los turno tarde y vespertino, lo que implica estar con 60 chicos por día. Sin embargo, Leonardo confiesa: �sigo buscando siempre�. El término docentetaxi pinta a este maestro de cuerpo entero. Las escuelas son en La Boca, Lugano y Retiro. Pero a diferencia de la conocida expresión, Leonardo toma subte, tren y colectivo todos los días, pero nunca un taxi. A la hora de hablar de capacitación se enoja con los capacitadores que �van a zafar�. Y aclara: �es lo mismo que pasa con los chicos, se dan cuenta cuando un profesor sanatea�. Su historia es la de los docentes jóvenes: la única forma de poder ir consiguiendo primero una suplencia, después un cargo interino y algún día ser titular es una verdadera carrera contra el tiempo. �Los maestros actualmente se matan por el puntaje. En ese sentido, la desvalorización llegó a la escuela. Además, si no te capacitás y no aumentás tu puntaje no conseguís nada en los actos públicos. Pero todo exige un tiempo extra al de tu trabajo porque además de corregir y capacitarte, también necesitás leer e informarte�.
Nora Luján es una docente con veinte años de experiencia en las Ciencias Naturales. Trabaja con más de 70 chicos por semana como maestra de jornada completa. �En los cursos pagos �organizados por varios gremios� supuestamente comprás un módulo, que son apuntes espantosos de bajísimo nivel que los cobran más que un libro y son fotocopias. De cada módulo se presenta un trabajo. La realidad es que nadie los corrige, sino que la historia pasa porque los compres y los presentes. Dejé uno porque me daba vergüenza el nivel. Es una verdad sabida por todos: los hacés sólo por el puntaje. Te lleva tiempo y guita pero no te reditúa intelectualmente�. Silvia Ferloni, una maestra del barrio de Chacarita, confirma que �todos tenemos la sensación de que es un curro de los sindicatos. Siempre me pasa lo mismo. Me niego a hacerlo pero después de un par de años se me cae el puntaje. Lo jodido es que te den puntos siendo tan malos y que estén avalados�. Los cursos gratuitos son para Ferloni �al igual que para tantos otros� casi prohibitivos: �Trabajando jornada completa ¿en quécondiciones físicas y mentales voy a asistir y sabiendo que tengo trabajo en mi casa?�.
Sin ventanas
Así las cosas, también la capacitación hace agua por otro lado. La pregunta es si sirve realmente a la hora de enfrentarse a un aula. El tema tiene varias aristas. En primer lugar, la multiplicidad de situaciones de las escuelas, de sus diferentes realidades sociales, geográficas, económicas y técnicas. Estas circunstancias no son contempladas en los contenidos de los cursos de capacitación. La cotidianeidad de los maestros y sus saberes concretos están totalmente disociados de las currículas formales. El efecto es doble: por un lado, la capacitación no es una herramienta útil para el maestro. Por otro, la masa de saber práctico de la persona que más tiempo pasa con los alumnos es muchas veces ignorado. La imagen se asemeja a un diálogo de sordos que a pesar de lo inútil que resulta para todos, se vuelve un circuito del que es imposible bajarse. La continuidad de esa lógica tiene, para los docentes, una sola explicación: supervivencia. �Lo ideal sería que cada escuela tuviese un modelo de capacitación de acuerdo con sus necesidades para poder retrabajar la problemática de las aulas con gente capacitada. La capacitación casi nunca tiene que ver con nuestros problemas diarios y tampoco se aprovecha lo que el maestro sí sabe: no hay ámbitos donde desarrollar esos conocimientos y cotejarlos con gente que aporte marcos teóricos más amplios� cree Luján. El problema de la desocupación, los alumnos mal alimentados, los problemas penales en algunos barrios, la droga, el trabajo antes o después del colegio son temas que hacen dejar de lado los contenidos en su sentido estricto. �No es lo mismo una escuela que la mayor parte del tiempo la dedique a la enseñanza específica que otra en la que te ocupás de los problemas de los pibes y de sus padres que también van a la escuela a descargarse�, opina otro de los docentes.
La situación ideal según los propios maestros sería un tiempo especial incluido en las horas en servicio que sirva para estudiar y capacitarse. Podría argumentarse que a la hora de dar esta discusión �todo tiene que ver con todo�. El mundo del trabajo no es más benévolo para los maestros que para cualquier sobreocupado de la Argentina del siglo XXI. �Hay una competencia muy grande entre los docentes. La crisis económica nos pega a todos, el 70 por ciento de las docentes mujeres tienen que tomar más horas por sus maridos desocupados�. El sueldo es otro de los elementos indisociables de estas rutinas agotadoras. Recién después de juntar varias horas o un doble turno se puede vivir de la docencia.
Que el tiempo de capacitación esté incluido en el tiempo laboral es una decisión política que define, en parte, la importancia social que se le otorga a la educación. Actualmente, los cursos en hora de servicio no dan puntaje. Además, no hay nadie designado para reemplazar a un docente que realiza esa modalidad de capacitación. Los chicos quedan con la directora, o con alguna maestra que tenga sus propios alumnos en una hora especial. Son todas soluciones-parche que no hacen más que mostrar que la capacitación en servicio no está pensada como política educativa. La justificación es que no hay plata para nombrar maestros suplentes mientras los titulares se capacitan. Entonces, la encrucijada queda en el cuerpo del propio docente: si obtener puntaje con los cursos gratuitos oficiales se vuelve materialmente imposible por el tiempo que requiere, la alternativa es dar exámenes aunque sea a costa del propio bolsillo pero con el beneficio de un puntaje superior. La exigencia es �autocualificarse� y aspirar a un bien escaso de hoy: la estabilidad laboral.

Investigación e informe: Verónica Gago.


Con colegio propio

Carlos Geniso trabaja en cinco secundarios y reúne 50 horas cátedra de clase como profesor de Biología. �Yo estoy con 600 chicos por semana porque son 20 divisiones de aproximadamente 30 alumnos cada uno. Siempre pienso que es como si yo sólo le diese clase a un colegio entero porque esa cantidad de alumnos es el equivalente al total de un secundario�. Carlos trabaja en los tres turnos. Deja su casa a las 8 de la mañana y recién vuelve a las 10 de la noche. Una de las escuelas en que trabaja es el colegio municipal porteño con más chicas de entre 13 y 18 años embarazadas. �La capacitación nos conviene pero para mejorar la calidad hay que aumentar el presupuesto, es la única manera de facilitar las condiciones� resume Geniso. Y advierte sobre la carrera que ya se largó en la Ciudad de Buenos Aires: �Todos están haciendo estudios terciarios o universitarios para cuando apliquen la Ley Federal�. Su sueldo es de 1.500 pesos porque tiene el máximo de antigüedad, que son 20 años. �Si fuera recién recibido cobraría 800 pesos� aclara. Las barrios por los que se mueve Geniso son Lugano y Bajo Flores, y toma colectivo para ir de una escuela a otra. En los viajes aprovecha para leer el diario y después incorpora los temas de actualidad a las clases. Sobre el proyecto de evaluación oficial, Carlos se irrita: �¿cuál va a ser el criterio de evaluación? Sólo podría evaluarnos quien nos ve trabajar, el directivo o el alumno y no alguien de afuera con una prueba formal�.

Mejoras en algún lugar

Claudio Altamirano es maestro de educación primaria, profesor de enseñanza en retraso mental y en discapacidad de la voz y el lenguaje. Trabaja jornada completa en una escuela del Bajo Flores y gana 900 pesos. Su dilema es parecido al de todos �¿Cómo se capacita a los docentes para que la escuela sea un lugar de contención como lo exige nuestra realidad y, a la vez, que se vaya a aprender? Es necesario redefinir lo que se debe enseñar� concluye. Para la capacitación, Claudio admite que no le queda ni tiempo ni plata. Además, no está de acuerdo en las reglas que impone. �Nos libran a una competencia salvaje entre nosotros cuando la educación debe basarse en el principio de la solidaridad. Hay sindicatos que lucran a costilla de la necesidad de los docentes y dan cursos de poca calidad. Los docentes somos víctimas que quedamos entrampados en esa dinámica. El tema es quiénes abusan de esta situación�. Según Altamirano, la capacitación debería tener como objetivo principal �que nos facilite abordar el aprendizaje de los pibes en sus realidades particulares�. Muchos de los alumnos de Claudio tienen padres que salen en los diarios como ejemplo de sobreexplotación por eso cree que su trabajo docente es que �los chicos se apropien de los derechos que les corresponden para que ellos puedan mejorar la posición de sus padres, por lo menos, desde algún lugar�.

 

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