Por Martín Pérez
Habla
pausado y se toma su tiempo antes de contestar. El ítalo-británico
Anthony Minghella es uno de esos realizadores que se sienten a sus anchas
a la hora de hablar sobre su trabajo. Expresivo y emocional, Minghella es
tan convincente con sus respuestas como lo son sus films. Hombre sorpresa
del Oscar con El paciente inglés, Minghella visitó Buenos Aires cuando
aún no se habían conocido las nominaciones para el Oscar, pero ya estaba
claro que su nuevo film �una adaptación de The Talented Mr. Ripley de
Patricia Highsmith� no iba a repetir la sorpresa. Así fue: pese a
obtener cinco nominaciones, la única relevante es Guión Adaptado. No
está nada mal, porque Minghella, dramaturgo antes que director, se tomó
el trabajo de llevar lo mejor posible el libro de Highsmith a la pantalla.
�Una de las curiosidades de El talentoso... es que usted comenzó a
trabajar en el guión cuando aún no había empezado a rodar El paciente
inglés... ¿Qué buscaba en la historia de Higsmith?
�Cuando comencé trabajar en El talentoso... parecía que el proyecto de
El paciente... había fracasado. Estaba en Roma y habíamos perdido
nuestro financiamiento. Había pasado tres años de mi vida trabajando en
la adaptación, sin ganar ningún dinero. Fue entonces cuando me llamó
Sydney Pollack, amigo y gran apoyo en esos años. �Te vas a volver loco�,
me dijo. �Acabamos de comprar los derechos de Mr. Ripley, ¿por qué no
la adaptás?�.
�Es extraño que le hayan propuesto adaptar esa obra justo en ese
momento... No tenía dinero, pensaba que no iba a poder filmar jamás el
proyecto de su vida... Debía estar como Ripley, deseando ser otro...
�¡Es verdad! Tengo una gran relación con el personaje. Es interesante
que Highsmith haya dicho que sentía que Ripley le había robado la
máquina de escribir para escribir la novela. Me encanta esa frase.
Siempre sentí que Ripley está en cada escena, incluso cuando no está.
Sentía que era una película filmada desde dentro de su mente. La
obsesión por el detalle no sólo responde a mis obsesiones sino a las de
Ripley. Los objetos son venerados con fetichismo porque así es el
universo de Ripley, un universo seductor, en el que es posible imaginar
que, usando las ropas correctas, el tono de voz y el reloj apropiado, uno
pasa a ser quien quisiera ser... Como si ponerse el traje de Superman
alcanzase para salir volando.
�¿Cuál es su método, si es que lo hay, a la hora de adaptar un libro?
�Tengo un método con el que tropecé a la hora de adaptar un libro del
que me había enamorado como El paciente inglés. En aquel momento estaba
tan obsesionado con el libro que descubrí que si tenía el texto conmigo
mientras lo adaptaba me iba a ser imposible trabajar. No iba a poder
evitar abrirlo y leer, tratando de copiar algunas partes. Así que dejé
el libro en Londres y me fui a una casa a cien millas de distancia con un
baúl lleno de libros, cualquier libro, menos la novela que estaba
adaptando. Y sin notas. Así escribí el guión: reescribiéndolo tal como
lo recordaba, tratando de hacer honor a cada detalle, pero sin el libro
cerca. Con Ripley hice lo mismo.
�El asesino vuelve al lugar del crimen...
�Tal cual. Me obligué a rehacer el camino que Highsmith hizo con su
Ripley. Hubo, sí, una cuestión diferente respecto a El paciente.... En
el caso de Ripley, si se la adaptaba literalmente, la historia caía en
mil pedazos. Porque está escrita desde la cabeza del protagonista, y no
es meticulosa en lo que se refiere a los detalles. Tiene más que ver con
el clima, y en ese sentido me recordó a El extranjero, de Albert Camus.
�El gran logro es el personaje de Gwyneth Paltrow, que Highsmith apenas
bosqueja y en el film es fundamental...
�Quise que alguien dijese en voz alta �no le crean, este tipo está
mintiendo�. Paltrow es como la conciencia moral del film. Deja en claro
cómo las otras personas se dejan llevar por una visión distorsionada.
Ellaes la única que ve claramente lo que pasa, pero no puede probar nada.
Y muestra cómo la gente tiene preconceptos que los ciegan ante lo que
pasa.
�Otro de los cambios es la forma en que explicita las inclinaciones
homosexuales de Ripley, que no son tan evidentes en el libro.
�No creo que sea así. Hay muy pocos momentos en que su homosexualidad
es manifiesta. Me sorprende que se hable tanto sobre tan poco. Me parece
que la pregunta honesta sería: ¿por qué es tan implícita la
homosexualidad en vez de ser más explícita? Decidí centrar mi
adaptación con la necesidad de ser amado que tiene Ripley. Hay dos
reflexiones que la gente hace en sus vidas cuando llega el momento de
pasar de la infancia a la edad adulta. Una es darse cuenta de que uno
está solo en el mundo. Y la otra es el deseo de no estarlo. Esa es la
paradoja esencial del ser humano.
�¿Cómo le gustaría que la gente vea su película?
�Hay una cita de Chesterton que incluí en las notas finales: �Cuando
somos chicos somos inocentes, por lo tanto esperamos justicia; cuando
somos adultos somos culpables, por lo que esperamos clemencia�. Me
gustaría que el publico sintiera la compasión de sentir cuánto de
nosotros hay en Ripley, y cuánto de Ripley hay en nosotros.
�¿Qué fue lo que le sorprendió del film al verlo terminado?
�Lo que me sorprendió fue lo oscuro y triste que era. Estaba muy al
tanto de la tensión cuando lo estaba haciendo, muy ansioso, porque me
encantaba la idea de presentar la historia dentro del vehículo de un
thriller. Y tal vez por eso no me había dado cuenta de lo triste y humano
que era. Esa es una de las razones por las que no volví a ver ninguno de
mis films. Un film es algo mucho más personal de lo que uno imagina. Aún
cuando no actúe en él, el director está en cada uno de los fotogramas.
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