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Por Juan José Panno Bianchi dijo durante la semana que para Boca jugar con Argentinos Juniors era más difícil que enfrentarse al Barcelona, a la Juventus o al Milan. Una exageración, sin duda, que también debía interpretarse como un mensaje por elevación a sus propios jugadores: �Manga de troncos, no se me agranden por la goleada a Chacarita...�. Argentinos, por supuesto, está muy lejos de Barcelona, Milan o Juventus; no tiene un solo jugador que se acerque en categoría a Figo, Rivaldo, Zidane o Boban y en vez de pelear los primeros puestos, como lo hacen los equipos nombrados en sus respectivos torneos, llegó a la Bombonera cola, con 2 goles a favor y 12 en contra. Argentinos Juniors es una modesta conjunción de pibes voluntariosos, un equipo que se defiende con mucha gente y maneja bien la pelota hasta tres cuartos de cancha, pero que tiene menos peso ofensivo que una pluma. Con eso, es decir con poco y nada, le complicó la tarde a Boca, que terminó mirando el reloj. Boca está lejos del equipo que había ganado dos campeonatos consecutivos. Atrás no tuvo mayores dificultades para contener a un tibio rival, pero dio ventajas y mostró deficiencias varias del medio hacia arriba. La esperada vuelta de Riquelme no alcanzó para oxigenar la salida y darle presencia en el medio. Boca atacó a los tumbos, a veces mandando simplemente la pelota hacia adelante para ver qué pasaba, esperando casi invariablemente la resolución individual. Riquelme está falto de fútbol... y de compañeros con los cuales asociarse. Argentinos Juniors no es Juventus ni Milan ni Barcelona, pero tampoco fue Chacarita de la semana pasada y por lo tanto no dio enormes ventajas en el fondo. Por eso a Boca le costó tanto, por eso creó sólo dos situaciones de gol, una en cada tiempo, en 90 minutos. En la primera, se juntaron bien Guillermo y Pereda y el peruano, tal vez en la única que hizo fenómeno en todo el partido, eludió a Schiavi, llegó hasta el fondo, miró el panorama y se la puso en la cabeza al pibe Moreno para que definiera sin problemas. Un hermoso gol, pero esto fue todo. Bianchi, al final, hizo público su fastidio por las veces que sus jugadores quedaron en offside. No será ésta la única gilada sobre la que hablará en la próxima práctica. Giladas hubo varias. A saber: 1) Córdoba le dejó la pelota en el pecho a un rival en dos saques de arco consecutivos. 2) Guillermo se hizo amonestar por una plancha que metió de calentón después de su supuesto foul que le hicieron y que el árbitro no cobró. Luego estuvo al borde de la expulsión más de una vez. 3) Delgado entró con tanto entusiasmo que lo primero que hizo fue tirarse a los pies de un rival, barrerlo y ganarse tontamente la amarilla. 4) Pereda armó varios contraataques para el rival por gambetear de más o por meter tacos innecesarios y enfureció a los hinchas. 5) Ibarra y Bermúdez se chocaron para rechazar una pelota alta y Bermúdez aplaudió a su compañero, después de señalarle que su lugar era en el lateral y no en el medio, mandándolo brutalmente �en cana�. Antes, en los saques fallidos de Córdoba, lo había apoyado pública y aparatosamente. Todas las giladas y la falta de buen juego y las pocas llegadas y el julepe al empate que flotó en el segundo tiempo se opacaron con el pitazo final de Baldassi que otorgó tres puntos para el bolsillo del caballero y la cartera de la dama xeneizes.
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