Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira

OPINION

El Partido del Orden

Por Claudio Uriarte

El triunfo por mayoría absoluta del Partido Popular de José María Aznar tiene un significado bien claro: una victoria con mayoría simple hubiera condenado al centroderecha a sucumbir a las exigencias extorsivas del partido nacionalista catalán Convergencia i Unió --lo que hubiera degradado la democracia española a niveles casi austríacos-- mientras hace semanas era claro que la alianza entablada a último momento y desprolijamente entre el socialismo de Joaquín Almunia y la Izquierda Unida de Francisco Frutos carecía de toda posibilidad de imponerse frente a la drástica reducción del desempleo de la gestión Aznar. El resultado de ayer es también un golpe fortísimo contra el terrorismo de la organización separatista vasca ETA y las políticas de apaciguamiento del Partido Nacionalista Vasco, que rehusó salir de los pactos fuertemente nacionalistas de Estella con Herri Batasuna --expresión política de ETA--, aun cuando la organización rompió unilateralmente su tregua y asesinó a un militar español y al diputado socialista al Parlamento vasco Fernando Buesa, en torpe anticipación de un triunfo del PSOE e Izquierda Unida y preparando la escena para nuevos intentos de extorsión por amedrentamiento. Lo que más convenía a estas formaciones era un nuevo Ejecutivo débil, que fuera incapaz de impedir que ellas siguieran carcomiendo desde adentro los fundamentos del Estado nacional y llevando a España hacia su desintegración. De hecho, las concesiones ya entregadas a los nacionalismos regionalistas ponen al poder central de Madrid al borde de su extinción como tal. El resultado de ayer insinúa que el proceso podría ahora revertirse.

  De este modo, la apuesta de Aznar al adelantar las elecciones funcionó espectacularmente bien. Desde luego, lo determinante fue la economía y no los asesinatos de ETA y las tramas sórdidas de las distintas formaciones políticas nacionalistas, pero no puede descartarse que estos últimos factores hayan jugado un papel al sumar razones, en la perspectiva de muchos españoles, para desear el triunfo de su Partido del Orden. Un sí al empleo, un no al terror constituyen, por lo tanto, los primeros saldos de las elecciones, mientras el PSOE va a ser forzado a un replanteo de su estrategia, que hasta ayer se limitó a criticar la concentración del poder económico bajo Aznar en el lenguaje monocorde y tecnocrático de Almunia y a insinuar tenebrosos pactos entre el PP y el PNV de los que no aparecieron evidencias en ninguna parte.

 

PRINCIPAL