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Las historias surgen, en ese
marco, como la única posibilidad que tiene la sultana de distraer a
Schariar y a sus guardianes de su macabro propósito. Sherezada le narrará
al marido una historia por noche, en un esforzado intento por mantenerlo,
como ella dice, "atrapado". Su maestro, en esa empresa (que para
quien no lo sabe culminará con final feliz) será un viejo y sabio
cuentacuentos (rol que encarna el actor Alan Bates), quien le irá
revelando las claves del complejo arte de narrar. O de enseñarle a la
gente, como él dice, "el cómo y el por qué vivir". Desde este
punto de vista, el relato de Las mil y una noches puede pensarse en sí
mismo como una reflexión sobre la naturaleza del hombre y sobre las
razones de la literatura.
El programa, de cuatro horas de
duración, presenta cinco historias que se desarrollan a partir de las
palabras de la sultana: Aladino y la lámpara maravillosa (Jason Scott Lee
como Aladino y John Leguizamo como el genio de la lámpara), Los tres
hermanos, El jorobado, Alí Babá... (interpretado por Rufus Sewell) y Amín
Abdur. Y se emitirá en dos partes: la primera, el domingo 26 de marzo a
las 22, y la segunda, el lunes 27 a la misma hora. Para la filmación de
cada una de las historias, que en la ficción transcurren en diferentes
tiempos y lugares, fue necesario reproducir mediante múltiples decorados
la geografía de la China (Aladino), el golfo Pérsico (El jorobado),
Bagdad (Alí Babá) y El Cairo (Amín Abdur). Esas imágenes, a su vez,
fueron ilustradas con impresionantes efectos digitales: se puede ver, por
ejemplo, cómo el rostro de un personaje se transforma hasta alcanzar las
facciones que más se corresponden con la descripción que de él hace la
sultana (al estilo del video de Michael Jackson del tema Black and White).
O a dos monstruosos reptiles dignos de Jurassic Park que, en el cuento de
Alí Babá..., custodian la montaña que al grito de "¡Abrete Sésamo!"
deja al descubierto su corazón de monedas de oro. Las dimensiones que alcanzó la producción enriquecen una puesta que rescata, entre otros componentes esenciales de los relatos, una dosis importante de misterio. En total, se utilizaron 4740 trajes, elaborados por cuarenta artesanos turcos, supervisados por un grupo de diez sastres y modistas italianos. Si se estirara el total de la cantidad de tela utilizada exclusivamente para el vestuario, cubriría un terreno de cuatro kilómetros y medio de largo, graficaron los representantes locales de la señal a Página/12. Las escenas fueron filmadas en la región de Capadocia, en Turquía, en un terreno cubierto de ceniza volcánica y de rocas en forma de cono, donde se construyeron 48 escenarios. Antiguas iglesias, monasterios y ciudades enteras bajo tierra fueron labradas de esta roca porosa. Allí fue albergado durante las semanas que duró la etapa de producción el elenco y el equipo técnico, compuesto por 235 personas.
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