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--¿Cómo
se enteró de que Cavallo le había ganado?
--Estaba en la plaza Vicente López.
Fui con mi hijo José, para distraerme un poco. Me llamaron para avisarme
del resultado. De todas formas, no le puedo pedir nada más a Dios porque
el día en que salí del debate de TN, me llamó mi esposa para decirme
que mi hija estaba dando los primeros pasos. (N. de la R.: Nazareth, su
hija de tres años tiene algunos problemas de crecimiento).
--Sé
que las mujeres más cercanas a su entorno, como su esposa, Fernanda
Meritello, su jefa de prensa y la legisladora Lucila "Pimpi"
Colombo, se pusieron a llorar juntas cuando se enteraron de la derrota.
--Es que son seis años en
esto. Pero hay que tener en cuenta que el trabajo no se tira por la borda.
Se pone a disposición de una opción de triunfo.
--¿Y
usted cómo se siente?
--Estoy muy tranquilo porque
hicimos todo lo que pudimos. Ahora la perspectiva es muy interesante. Hay
que aceptar lo que elige la gente.
--¿Y
por qué cree que la gente lo eligió a Cavallo?
--Porque creyó que era el
mejor candidato. Pero a partir de ahora la fuerza y el trabajo lo ponemos
los dos a disposición de la Ciudad de Buenos Aires.
--¿Y
por qué cree que la mayoría de los votantes pensaron que Cavallo era el
mejor candidato?
--La ciudadanía optó por una
complementación. Nuestros perfiles no son excluyentes. El vecino ordenó
la fórmula de la manera que creyó conveniente.
--Hubo
gente que pensó que el triunfo de Cavallo estaba arreglado.
--Esto no es así. La prueba
está en que votó muchísima gente. Fueron setenta mil personas. Yo me
encontraba gente en los locutorios, hombres y mujeres que hicieron dos o
tres intentos hasta que lograron comunicarse.
--¿Usted
realmente creía que podía ganar?
--Estaba convencido de que podíamos
dar una gran sorpresa. De hecho, es algo que marcaron los encuestadores:
mi performance mejoró en la medida en que se sucedían los debates. Antes
del acuerdo, yo estaba más abajo.
--La
verdad, ¿no está un poquito triste?
--La verdad es que no cuenta lo
que yo pueda sentir en lo personal en este momento. En mí van a tener al
primero que luche, que trabaje por la ciudad. Uno tiene que tener grandeza
para saber perder.
--¿Hicieron
alguna autocrítica por la derrota?
--No, porque no cometimos
errores. Trabajamos con mucho entusiasmo. Veníamos de una situación muy
difícil, pero trabajamos muy bien en la campaña y eso se notaba en la
calle. La gente tenía muy buena onda, había muy buen clima. Ahora hay
que aceptar lo que la gente opinó. Hay un tiempo para cada cosa y hay que
saber tener humildad. Si la gente ha visto en Cavallo a un mejor
candidato, hay que tener hidalguía para aceptarlo. El hecho de que la
gente haya ordenado la fórmula no tiene que implicar una sensación de
derrota para el que vaya segundo. Es tiempo de trabajar. Creo que se puede
ganar la elección el 7 de mayo.
--¿Cómo
sigue la campaña?
--Cavallo tiene que decidir cómo
sigue esto. Yo creo que vamos a hacer un gran gobierno en Buenos Aires, y
que tenemos incluso la posibilidad de ganar en primera vuelta. Se
complementa la inserción internacional de Cavallo con mi conocimiento de
la ciudad. Es una fórmula con mucha potencia. El oficialismo ahora tendrá
que mostrar lo suyo. Y debatir, como hicimos nosotros en la interna.
--Aunque
diga que no, se lo nota un poco deprimido.
--Ayer, cuando nos enteramos
del resultado de la elección, yo le dije a mi gente: la mitad de nuestro
corazón que ahora está triste por la derrota no se tiene que imponer a
la otra mitad, que es la que tiene que poner empeño para construir la
mejor opción para la ciudad. Y yo lo voy acompañar a Cavallo con toda la
fuerza.
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