Principal RADAR NO Turismo Libros Futuro CASH Sátira


UNA MUESTRA PRESENTA FILMS INÉDITOS DE JOHAN VAN DER KEUKEN, RICHARD DINDO Y ROBERT KRAMER
Una cita con los mejores del cine documental

Desde el jueves, el cine Cosmos será sede de un ciclo en el que se estrenarán trabajos de varios de los más prestigiosos documentalistas del mundo.

"Cuentos de la ciudad dura", un retrato de la ciudad industrial de Sheffield; "Nuestros amigos de la banca", un increíble trabajo sobre el FMI.

Por Luciano Monteagudo
t.gif (862 bytes) 
Ignorado completamente en la Argentina por los circuitos comerciales de exhibición e incluso por la TV por cable --que debería ser su principal campo de difusión--, el cine documental actualmente no sólo no tiene nada que envidiarle a su eterno hermano mayor, el cine de ficción. En realidad tiene más de una lección para ofrecerle en cuanto a originalidad, capacidad de innovación y modernidad de lenguaje. Una punta de ese iceberg, cuya enorme masa sigue oculta, podrá disfrutarse a partir de este jueves cuando la distribuidora local Cine-Ojo, pionera en el campo de la producción y difusión del cine documental, ponga en circulación en la sala del Cosmos (Corrientes 2046) un ciclo de films inéditos en el país. Los títulos pertenecen a algunos de los mejores documentalistas del momento, entre ellos maestros como el holandés Johan van der Keuken, el suizo Richard Dindo y el estadounidense Robert Kramer.

  Precisamente a Kramer (1939-1999), fallecido en noviembre pasado, está dedicada la muestra, que se abre y se cierra con Punto de partida (1993), uno de sus trabajos más celebrados. Cineasta errante, en movimiento perpetuo, Kramer perteneció a una generación de intelectuales neoyorquinos políticamente comprometidos, que a partir de los años '60 hicieron de la lucha por los derechos civiles, la oposición a la guerra de Vietnam y el apoyo a la causa de la liberación de los países del entonces llamado tercer mundo su campo de acción. Esta posición le ganó un vacío absoluto en su propio país, al que Kramer a su vez le dio la espalda para radicarse en Europa, aunque su filmografía habla de una geografía móvil, con sedes tan disímiles como Berlín, París y Hanoi.

  Punto de partida nació allí, en 1969, cuando Kramer llegó por primera vez a Vietnam para filmar La guerra de un pueblo, un trabajo que sufrió tanto la censura occidental --por su impugnación a la intervención militar estadounidense-- como la del propio Vietnam, porque el film no se ajustaba a las rígidas pautas del realismo socialista. Casi un cuarto de siglo después, Kramer volvió a Hanoi para coordinar un taller de jóvenes cineastas vietnamitas y puso en marcha este film que reflexiona sobre la realidad de un país y su gente, y también sobre el imaginario que engendró para toda una generación de occidentales. "Punto de partida no es un film sobre Vietnam, o sólo sobre Vietnam", decía Kramer. "Es sobre todo un film sobre el tiempo, el olvido y la memoria." Se verá este jueves y el 23.

  La frontera cada vez más indiscernible entre registro directo y puesta en escena, entre la autenticidad de los materiales y la construcción narrativa, es una de las características más salientes del mejor cine contemporáneo, empeñado en borrar los límites entre el documental y la ficción. En esa línea se inscribe también La gente del arrozal (1994), opera prima del realizador camboyano Rithy Pahn, trágico retrato de una familia campesina cuya vida gira alrededor de los ciclos naturales y de la cosecha del arroz (el viernes 17). Este film tuvo una amplia circulación por festivales internacionales después de su estreno en la competencia de Cannes '94, pero si el espectador tuviera que elegir le conviene guardar fuerzas para las cuatro magníficas horas de Amsterdam Global Village, obra maestra del notable cineasta holandés Johan van der Keuken.

  Entre 1993 y 1996, Van der Keuken fue construyendo esta declaración de amor a su ciudad natal, que vista hoy se convierte en el mejor cine político posible. En un momento en el que Europa asiste perpleja al renacimiento del neonazismo y la xenofobia, con el austríaco Joerg Haider como jefe, Amsterdam Global Village es, por el contrario, una celebración de la diversidad, un mosaico capaz de dar cuenta de la riqueza humana de una ciudad hecha de gentes de los más diversos orígenes y culturas, que permanentemente nutren su historia y su porvenir. Film múltiple, abierto al mundo, Amsterdam... elige hablar de la ciudad no precisamente a partir de los relatos de sus nativos sino de sus inmigrantes: un boliviano, un checheno, un marroquí... Así, la película viaja �-Van der Keuken es un gran viajero-- de Amsterdam a los países de origen de sus personajes, para volver luego a su punto de partida y reencontrarse con toda la dinámica de su aldea global, que se resiste a ser globalizada. Va el sábado 18.

  Considerado un auténtico acontecimiento por la prensa europea, en ocasión de su emisión por la cadena franco-alemana ARTE, Nuestros amigos de la banca (1997), del realizador inglés Peter Chappel, es un documento tan insólito como revelador. Por primera vez un cineasta pudo registrar con su cámara las negociaciones entre el Fondo Monetario Internacional, el Banco Mundial y un país subdesarrollado, en este caso Uganda. El resultado es un film con una intriga que no tiene nada que envidiarle al mejor policial y que expone con humor y con crudeza la rueda siniestra que mueve al mundo (domingo 19). Ganador del Gran Premio en el Festival Internacional de Cine Documental de Marsella, Cuentos de la ciudad dura (1994), del inglés Klim Flitcroft, sigue las vidas de varios habitantes de Sheffield, una ciudad destruida por el capitalismo salvaje y la desocupación. "Es un documental raro, que mezcla los géneros: escrito como un film de ficción, filmado de a ratos como un video amateur y a veces como un reportaje con cámara al hombro", afirmó el periódico francés Libération. Se exhibirá el lunes 20.

  Finalmente, El affaire Grüninger (1997) permite el reencuentro del público local con el extraordinario documentalista suizo Richard Dindo, el recordado realizador de Ernesto "Che" Guevara: diario de Bolivia. Continuando con su modo arqueológico de trabajo, que consiste en rastrear las huellas de un personaje en los mismos lugares donde vivió momentos determinantes de su historia personal, aquí Dindo vuelve a la misma sala del tribunal suizo de St. Gall, donde Paul Grüninger fue condenado por salvar a centenares de judíos austríacos, ayudándolos a escapar de la persecución nazi. Fallecido en 1972, Grüninger -�que durante la Segunda Guerra Mundial fue jefe de policía de su ciudad�- tuvo una rehabilitación bien tardía. En el film --pautado para el martes 22--, sobrevivientes de todo el mundo vuelven a esa sala de audiencias para brindar su testimonio sobre un hombre de un coraje ejemplar, un servidor público que en tiempos de oscuridad fue capaz de seguir la voz de su conciencia y de oponer a la implacable máquina del Holocausto la debida desobediencia.

 

PRINCIPAL