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Sabina supo capitalizar el envión y de allí
hasta el final el concierto levantó la temperatura. El aguafuerte madrileño
de "Pacto entre caballeros" sonó más enérgico que nunca, y el
final resultó impecable, con "Noches de boda" hábilmente
enganchada --con ayuda de un grupo de mariachis-- con el clásico "Y
nos dieron las 10". El sábado, también a estadio lleno, el final
fue otro, porque Charly subió cuando el show ya había concluido
formalmente. Vació una botella de agua mineral sobre el escenario, revivió
su famoso salto desde la tarima de la batería, recitó y cantó
"Demoliendo hoteles", mientras todo el backstage intentaba
hacerlo bajar.
García fue el estallido, sí,
pero el show de Sabina ya había presentado algunos picos importantes. El
comienzo, con "Yo me bajo en Atocha", revelaba una escenografía
de estación de tren, con una anciana tejiendo en un sillón al lado de un
hombre que leía el diario. Detrás de las amarillentas páginas estaba el
cantor español, con frac negro y bastón. Con sus guiños cómplices y
sus modos de ganador-que-la-va-de-perdedor, Sabina hizo gritar a las
elegantes damas --de entre 20 y 50-- que poblaban el Luna Park.
"Siempre quise tocar aquí, pero claro, era como querer impedir que
se suicidara Marilyn Monroe", confesó Sabina, para regocijo de la
platea. Los mimos mutuos de artista y público continuaron toda la noche.
"Joaquín/ Sabina/ quedate en la Argentina", le cantaron en un
momento, a lo que el madrileño respondió: "Habéis de saber que eso
no es imposible". Canchero, siguió atendiendo su juego al decir que
un corpiño que había caído sobre el escenario seguramente se lo había
"mandado Ricky Martin".
En varios clásicos, la voz de
Sabina fue tapada por el canto de la gente: "Conductores
suicidas", "Pirata cojo" y "Que se llama
Soledad", entre otros. También fue muy festejado el escenario de
puticlub para hacer "Una canción para la Magdalena", y las
intervenciones de Adriana Varela en el tango "Afiches" (que sonó
muy desprolijo) y "Garganta con arena", y de Juan Carlos
Baglietto en "Eclipse de mar". Otros momentos resultaron menos
interesantes. El propio Sabina reconoció que "Peces de ciudad"
(el único estreno de la noche) "otras veces suena muy bonita".
Además, ¿era necesario que hiciera cantar un tema a cada uno de los
miembros de su banda (a excepción del baterista argentino Fernando
Salamea)? La verdad, el recital se estaba tornando demasiado largo para el
momento en que subió García. Pero Sabina decidió pagar el precio de que
su show fuera a ser recordado en el futuro más por la intervención de
Charly que por todo el resto. Y eso, sin dudas, hay que agradecérselo,
porque permitió a su público vivir un momento difícil de olvidar.
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