Como primero aclaró que �esto no es campaña� y después remató con un �por Dios�, más de uno podría pensar que se trató de Carlos Menem. Pero no: fue el actual presidente Fernando de la Rúa quien se quejó ayer de que se vinculara su presencia en la inauguración de una escuela de Villa Soldatti con la campaña para las elecciones porteñas. Lo concreto es que allí estuvieron también Aníbal Ibarra y Cecilia Felgueras y la aparición de De la Rúa junto a ellos constituyó un claro gesto de su apoyo a la fórmula de la Alianza para la carrera de la jefatura de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires. De su adversario Domingo Cavallo, en cambio, Ibarra recibió nuevas críticas y un desafío a debatir.
De la Rúa ya había posado junto a Ibarra y Felgueras en el Teatro Coliseo, durante el acto de lanzamiento del binomio aliancista de la semana pasada. Lo que cambió de entonces a ahora es que la fórmula de la Alianza está ya en plena campaña y enfrente tiene a un Cavallo consagrado como candidato que no para de cuestionar a Ibarra.
�Esto no es campaña, por Dios. No tergiversemos. Esto es inaugurar escuelas que hacen falta para nuestros chicos; esto es obra y acción de gobierno. No puede ser todo mirado bajo el signo de la campaña�, dijo De la Rúa al llegar a la escuela de Soldatti. Después trató también de restarle trascendencia proselitista a su participación en el acto y, ante la consulta de cómo veía la campaña, respondió: �No la veo yo, la verdad es que la hacen los candidatos y es de ellos el protagonismo. Quien tiene que verlo y decidir es la gente�.
Ibarra y Felgueras compartieron la inauguración de la escuela de Soldatti con casi toda la plana mayor del gobierno porteño, encabezada por su titular, Enrique Olivera. En el palco estuvieron, por ejemplo, la secretaria de Promoción Social de la comuna, Pinky, y los ministros nacionales de Educación, Juan Llach, y de Salud, Héctor Lombardo.
En el equipo aliancista están convencidos de que Cavallo tratará de imponer los ejes de discusión de la campaña y la idea es evitar que Ibarra entre en ese juego. El ex fiscal volvió a mostrarse indiferente por el triunfo de Cavallo en su interna con Gustavo Beliz, aunque salió al cruce de algunas de sus chicanas. �Tiene dificultades por no conocer la ciudad�, insistió Ibarra sobre su rival y destacó que �no es fácil remontar el hecho de que se acordara de la ciudad de Buenos Aires recién cuando perdiera la elección presidencial�. Sobre la posibilidad de concretar un debate entre ambos fue ambiguo y explicó que �no es una materia de decisión propia. Uno tiene su equipo �agregó� donde se define el cuándo, el cómo, etcétera�.
De eso se tomó Cavallo para lanzar una de sus ironías: �Si para enfrentarme en un debate tiene que hacerse asesorar por Dick Morris, ¿qué podemos esperar de cuando tenga que enfrentar al delito y al crimen?, ¿por quién se va a hacer asesorar?�.
Es que la seguridad se ha instalado como el tema central de la campaña y ambos candidatos están decididos a explotarlo al máximo. Ibarra no sólo tuvo que salir a aclarar sus afirmaciones sobre el alcance de las atribuciones policiales (ver página 17), sino también soportar que Cavallo le reprochara no ser claro al respecto. �Ahora quiere mostrarse con mano firme cuando él fue el inspirador del Código de Convivencia, que le ata las manos a la policía�, disparó el ex ministro.
REFORMAN LA CARTA ORGANICA DE ND
Gustavo por la reelección
Gustavo Beliz convocó para este viernes a un plenario de Nueva Dirigencia para eliminar, 24 horas antes del cierre de listas de legisladores porteños, la clausura anti-reeleccionista que figura en carta orgánica de su partido y que dejaría fuera de competencia a dos de sus dos más importantes espaderos: Enrique Rodríguez y Pimpi Colombo, que terminarán su período legislativo este año.
El ex ministro del Interior impuso la cláusula anti-reelección al fundar Nueva Dirigencia en 1993, luego de dar un portazo en el gobierno de Carlos Menem, en desacuerdo por las maniobras políticas del ex presidente que buscaba reformar la Constitución para habilitar su reelección.
Si bien el titular de Nueva dirigencia integra fórmula con Domingo Cavallo, de Acción por la República, ambos partidos presentarán el 7 de mayo listas de candidatos a legisladores separadas. Esto preocupa a Beliz que teme colocar menos representantes en la Legislatura que su socio electoral al llevar en su lista nombres menos seductores para el electorado. Es por eso que se propone resolver el tema el mismo viernes, forzando una modificación de la Carta Orgánica de su partido a horas de tener que presentar sus candidatos ante la Justicia electoral.
En la lista de espera del belizismo para ver si podrán conservar sus bancas en la Legislatura quedaron el jefe de bloque de Nueva Dirigencia, Enrique Rodríguez y sus colegas de bancada Jorge Srur y Pimpi Colombo. Según las fuentes, Rodríguez encabezará la nómina, seguido por el ex árbitro Javier Castrilli y de la ex diputada duhaldista María Laura Leguizamón. La lista incluirá a sus aliados justicialistas: Guillermo Oliveri, Víctor Santamaría y Diego Santilli.
opinion
Por Segrio Moreno |
Las decisiones de Beliz
En los términos tradicionales de la política, cerrar acuerdos con otros partidos forma parte de una táctica que tiende, por lo general �al menos en la especulación de quien la planea�, a obtener un beneficio al dirigente y/o a la fuerza que representa. Observando lo ocurrido en la teleinterna del domingo pasado entre Domingo Cavallo y Gustavo Beliz, vale la pena preguntarse cuáles fueron los beneficios que obtuvo no el triunfador de la compulsa �para quien todo fue ganancia� sino el vencido.
Desde su resonante salida del gobierno de Carlos Menem, Beliz ha tratado de construir una expresión política diferenciada de la gestión de quien fuera su demiurgo. Ese esfuerzo obtuvo su premio en la buena elección que su partido, Nueva Dirigencia, realizó en 1996. Pero a partir de entonces todo fue cuesta abajo para el ex ministro del Interior y el momento de máxima aceleración en el descenso llegó apenas antes del acuerdo con Cavallo, cuando el fracaso de las negociaciones con el peronismo y la fuga de varios aliados pusieron a Beliz al borde del abismo. El joven dirigente interpretó que retomar la alianza con su ex socio y ahora jefe político evitaría la catástrofe.
De acuerdo a los resultados del domingo, esa evaluación aparece, cuando menos, difusa, más aún si se tienen en cuenta algunos datos de la realidad:
Beliz mantuvo varias reuniones con Aníbal Ibarra (tal como revelara este diario) y sus operadores, quienes llegaron a ofrecerle desde un cargo en el gobierno nacional hasta la candidatura a vicejefe de gobierno. Beliz rechazó los ofrecimientos y, paradójicamente, ahora ocupa el mismo lugar pero en la fórmula con Cavallo, segundo en las encuestas.
La Alianza le había ofrecido, también, conformar una lista conjunta de legisladores, a lo cual Beliz también se negó. Ahora irá con su propia nómina y deberá competir con la de su socio y vencedor, entre otras, por lo que las chances de mantener su bloque de once legisladores porteños son casi una ilusión.
El acuerdo con el ex ministro de Economía de Menem sitúa a Beliz, en el arco del pensamiento político, mucho más a la derecha de lo que el joven dirigente dice estar ubicado. De las propuestas del candidato a vice de Cavallo, ampliamente desarrolladas en sus libros, se desprende cierta posición refractaria al liberalismo cerril que su compañero de fórmula encarna como referente del estáblisment local e internacional. Por el contrario, su adhesión a determinadas políticas activas y de contenido social �más cercanas a lo que propone el oficialismo� se da de bruces con las medidas que ha tomado Cavallo cada vez que ocupó un cargo en la administración nacional.
La entente con Cavallo echa por la borda las aspiraciones de Beliz de liderar una renovación en el peronismo porteño. Es cierto que la atomización del PJ Capital posibilitó que varios de sus caciques abrevaran en aguas de la coalición de derecha, pero no menos cierto es la aversión que la mayoría del electorado peronista siente por el ex hombre fuerte de Economía del gobierno menemista.
La única posibilidad de recuperación que tiene Beliz, una vez jugadas las cartas que lo llevaron a secundar a quien alguna vez calificó como un �bulímico de poder�, es ganar las elecciones de mayo. Aun si ello ocurre, nada tiene garantizado: su ex y nuevo socio ha demostrado sobradamente que no es muy adepto a respetar los acuerdos. Y Beliz sabe eso más que muchos. |
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