Por Raúl Kollmann
Hoy se cumplen cinco años de la muerte de Carlos Menem junior y la polémica continúa. El fallo del juez Carlos Villafuerte Ruzo, que determinó que la muerte del hijo del ex presidente fue un accidente, sigue firme y cuenta con una ratificación de la Cámara Penal de Rosario. Según el magistrado, Carlitos venía volando bajito, jugueteando con el helicóptero y con una mujer que viajaba en un Fiat Uno, y por ello se llevó por delante los cables. Zulema Yoma, por su lado, insiste en que la muerte de Junior fue un atentado perpetrado por francotiradores que dispararon desde el costado de la ruta e hicieron desequilibrar el aparato. El expediente está ahora en la Corte Suprema de Justicia que podría expedirse sobre los hechos o simplemente rechazar la apelación de Zulema por razones formales. La ex primera dama también está peleando el caso en la Corte Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) que posiblemente le pida al gobierno argentino �obviamente al actual� que elabore una respuesta al reclamo de Zulema.
El juez Villafuerte Ruzo no aceptó la hipótesis de Zulema por cuanto transcribe el testimonio de 39 personas que vieron a Carlitos volando bajito y no hay un solo testigo que diga que escuchó ruido de disparos o vio francotiradores. Esos 39 testigos son además insospechados porque trabajaban o estaban de paso en estaciones de servicio, gomerías, restaurantes o campos aledaños a la ruta.
Zulema argumenta que su hijo le había advertido que estaba en peligro y asegura que la muerte de Junior fue prácticamente el tercer atentado, después del de la Embajada de Israel y el de la AMIA. La ex primera dama culpa a organizaciones mafiosas vinculadas a la venta de armas o al narcotráfico. La prueba fáctica más fuerte que ofrece Zulema es una pericia realizada por la Gendarmería que demuestra que en el helicóptero hay rastros de proyectiles de armas de fuego. El juez no aceptó esta pericia por cuanto considera que los restos del helicóptero estuvieron durante años sin protección alguna y que cualquier persona pudo haberle disparado a esos restos para sembrar una prueba falsa y así sacarle dinero a Zulema. El magistrado y la Cámara de Rosario consideran que las pericias válidas son las de la Fuerza Aérea y de la compañía Bell, fabricante del aparato. Ambas coinciden en que Junior se llevó por delante los cables.
El gran vacío de la investigación se produjo al principio, cuando la causa estuvo en manos de los jueces Eduardo Alomar y José María Acosta. En ese momento no se hizo la autopsia que correspondía y sólo se concretó una prueba en sangre de alcohol y drogas. En ambos casos dio negativo. Pero lo cierto es que no se hizo ninguna investigación judicial seria porque no se quiso irritar al Presidente y consecuentemente hubo omisiones groseras como la entrega de los restos del helicóptero �propiedad de Emir Yoma� a una empresa que lo convirtió en chatarra antes de que se hayan terminado las pericias. Sólo se pudo recuperar una pequeña parte.
Actualmente Zulema mantiene su ofensiva en varios terrenos. La Corte tiene el caso y podría confirmar el cierre de la causa o .-parece difícil. ordenar que se reabra. En la CIDH, la ex primera dama presentó una demanda por privación de justicia. La Comisión no quiso trasladarle la cuestión al gobierno de Menem que ya se iba ni al de De la Rúa en sus primeros meses. Es posible que a fin de marzo, la CIDH le pida al gobierno actual que conteste a los argumentos de Zulema, algo que seguramente quedará en manos del ministro de Justicia Ricardo Gil Lavedra. Por último, la madre de Carlitos también se presentó en la Cámara de Casación Penal bonaerense: allí denunció a los policías que actuaron ni bien se cayó el helicóptero e incluso a los médicos del hospital de San Nicolás, que -según Zulema� pudieron salvarle la vida e incurrieron en fallas gravísimas.
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