Por Cledis Candelaresi
El ex secretario de Estado norteamericano y lobbista profesional Henry Kissinger visitará este mediodía al ministro de Infraestructura, Nicolás Gallo. Apenas puso un pie en Ezeiza, el ex funcionario desmintió que el propósito de su viaje a la Argentina sea presionar al gobierno argentino para que acceda a resolver mediante un arbitraje el multimillonario conflicto que mantiene con la contratista civil de Yacyretá, grupo de empresas extranjeras y locales para el que él trabaja. Sin embargo, la pretensión de ese consorcio (liderado por Impregilo, y también conformado por las principales constructoras locales como Sideco, Techint, Roggio y otras) de cobrarle al Estado una cifra exorbitante por conceptos que ya rechazaron varios organismos oficiales será tema ineludible en este encuentro tanto como en el que mantendrá también hoy con el Presidente Fernando de la Rúa.
Kissinger llegó a Buenos Aires acompañado de notables empresarios de distinta nacionalidad, entre ellos el titular de Shell Internacional, el de los laboratorios alemanes Hoechst y el de Fuji-Xerox. Su raid por los despachos oficiales comenzó ayer por el del canciller, Adalberto Rodríguez Giavarini, a quien visitó junto a Nelson Cunningham, socio de su estudio. Fue un encuentro casi protocolar, en el que se pasó revista a las relaciones del Mercosur y el Nafta y, según voceros del Palacio San Martín, sólo �elípticamente� se rozó el futuro de la represa binacional.
Pero la comitiva empresaria que lo acompaña permite presumir que la agenda de su viaje incluye otras cuestiones sensibles para los inversores extranjeros, como el reconocimiento de los derechos de propiedad intelectual (aplicación de la Ley de Patentes), evolución del precio de los combustibles y la tan reclamada seguridad jurídica.
�En círculos internacionales todo el mundo está impresionado por cómo comenzó este gobierno, por las medidas que está tomando. Le hacen ganar fuerte credibilidad a la Argentina�, declaró Kissinger a poco de su arribo. �Vengo como un amigo, a educarme y entender la política que se está aplicando... no a discutir por Yacyretá�, subrayó a renglón seguido.
Kissinger fue contratado por Eriday, contratista civil de la represa, para desempeñarse como uno de los dos árbitros que deberían laudar entre el Tesoro Argentino �que costea la obra� y el consorcio, que reclama a la Entidad Binacional Yacyretá por diversos conceptos una suma que, en pocos meses, trepó de 790 a 1500 millones.
El arbitraje fue promovido por las empresas, poco después de haber dado por concluidas las obras civiles de la represa, con el argumento de que muchas de sus pretensiones ya habían sido planteadas pero nunca habían tenido respuesta de parte de la EBY, omisión que imponía la necesidad de apelar a un laudo. Tal como advirtieron algunos funcionarios del gobierno anterior, esta salida es riesgosa para el Estado, fundamentalmente porque los árbitros difícilmente reducirían los reclamos a cero. Y ese riesgo es evitable: los propios organismos técnicos de la Entidad ya desestimaron por infundados la mayor parte de los pedidos privados.
El gobierno actual intenta cerrar las puertas o, al menos, demorar todo lo posible el arbitraje. Gallo asegura que no hay elementos suficientes para convocarlo y, entre ellos, destaca que aún no se realizó la �recepción definitiva� de la obra. Ayer, uno de los nuevos directores de la EBY ratificó ante Página/12 el criterio ministerial, como el que suscribieron sus antecesores en el cargo: los reclamos más sustanciosos son fácilmente refutables y, antes de convocar árbitros, habría que definir un reglamento que precise sobre qué se va a laudar. Hasta Roberto Dromi �quien fue contratado por el consorcio para analizar una propuesta de privatización parcial de la represa� cuestionó ante este diario esta vía para dirimir la controversia.
Durante la gestión de Carlos Menem, el Estado designó como árbitro por la parte estatal a Mariano Cavagana Martínez, quien en diciembre renunció a su nombramiento, dejando una vacante que De la Rúa por ahora no quisoocupar. El puesto parece ser bastante tentador, ya que en virtud de una resolución de la Entidad, los árbitros podrían definir sus propios honorarios.
Esta última disposición deja de lado los usos y costumbres, que imponen una remuneración proporcional al monto de la cifra sobre la que deben laudar. Por este camino, Kissinger y el árbitro estatal tendrían garantizado al menos un millón de dólares cada uno por decidir cuánto de lo que reclama Eriday debe pagar el Estado argentino, amén de sus propios honorarios.
Para todo servicio
�No vengo a hablar de la sustancia del tema (Yacyretá). Sólo a informarme de los procedimientos (del arbitraje)�, aseguró ayer Henry Kissinger, en alusión a la agenda que hoy desmenuzará con Fernando de la Rúa. Rodolfo Terragno y José Luis Machinea son otros de los funcionarios argentinos claves que el célebre norteamericano prevé visitar entre hoy y el jueves. Es cierto que había cultivado buenos vínculos con el ex presidente Carlos Menem, quien en 1998 lo recibió en la riojana Anillaco para precisar los términos del demorado arbitraje. Pero también es cierto que tejió lazos con Raúl Alfonsín, como ahora pretende hacerlo con De la Rúa. Sus nexos con mandatarios latinoamericanos le son muy útiles a la hora de ofrecer los servicios para las grandes empresas que asesora o representa, según los casos. El ex miembro del Foreign Intelligence Board y Premio Nobel de la Paz en 1973 tiene un conocido estudio de asesorías a empresas (Kissinger-McLarthy), con sedes de Nueva York y Washington. Desde 1996 también es miembro del directorio de American Internacional Group y del Global Trade & Pol Risk; directivo de Museo de Arte Metropolitano de Nueva York y asesor del Chase Manhatan Bank. |
|