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UNA CITA DE TRES GRANDES DE LA LITERATURA, EN CUBA
La convocatoria de Hemingway

Gabriel García Marquez, reestablecido de su enfermedad, Arthur Miller y el novelista estadounidense William Styron se reunieron en la casa del autor de �El viejo y el mar�, y cenaron con Fidel.

García Marquez, que está veinte kilos más flaco, Styron y Miller �parado- durante la visita a �La Vigía�.
En esa casa vivió durante veinte años Hemingway, de cuyo nacimiento se cumplió un siglo en 1999.


Por Mauricio Vincent
Desde La Habana

t.gif (862 bytes) El apacible pueblito cubano de San Francisco de Paula acaba de ser escenario de un inusual encuentro literario. Sus protagonistas fueron dos gigantes de las letras norteamericanas, el dramaturgo Arthur Miller y el novelista William Styron, y el premio Nobel colombiano Gabriel García Márquez, recién �resucitado�, después de que le descubriesen un linfoma, que disparó todo tipo de rumores sobre su estado de salud. Los tres escritores conversaron largamente en el jardín de La Vigía, la mítica casa a las afueras de La Habana, donde el autor de El viejo y el mar vivió durante 20 años.
Styron, Miller y Gabo la pasaron bárbaro: recorrieron a conciencia la casona, hoy convertida en museo; se detuvieron ante la máquina de escribir de Hemingway; husmearon en el bar, donde todavía se conservan botellas de whisky y algunos refrescos de ginger ale, con los que, mezclados, el Nobel estadounidense se relajaba, y hojearon algunos de sus libros, incluidos los que tenía en el cuarto de baño. El año pasado se cumplieron cien años del nacimiento de Hemingway, que se suicidó en 1961 y, como Gabo, llegó al Nobel de Literatura.
La noche anterior a la emotiva recorrida por el mundo Hemingway, Styron, Miller y García Márquez había cenado con Fidel Castro. Como era de esperar la sobremesa se extendió hasta la madrugada. Hablaron de literatura y también de política, con pausas considerables en la Segunda Guerra Mundial y en el caso del niño balsero Elián González, que enfrenta a Cuba y a Estados Unidos en la actualidad. �Fue muy estimulante e interesante�, dijo luego Styron, y Miller agregó: �El habló de todo lo imaginable�.
Durante el paseo por la finca La Vigía ambos escritores aclararon que su interés era sólo conocer Cuba y sostener algunos encuentros con intelectuales y estudiantes locales, ante la realidad de que la visita tenía una clara connotación política. La visita a Cuba de ambos fue organizada por William Luers, ex subsecretario de Estado de la Administración de Carter, un decidido opositor a la política de embargo norteamericana. El viaje resultó, sin embargo. una combinación de turismo, cultura y política. Miller, de 84 años, viajó acompañado por su esposa, la fotógrafa Inge Morath, y Styron, por la poetisa Rosa Styron. También formaron parte de la delegación el agente literario Morton Janklow, representante de autores como Ronald Reagan, la presidenta del Lincoln Center Theatre, Linda Janklow, y Patricia Phelps de Cisneros, cofundadora de la Fundación Cisneros, de Venezuela.
El grupo visitó el jueves la ciudad colonial de Trinidad y el viernes sostuvo un encuentro con estudiantes del Instituto Superior de Arte. Durante el debate, Miller manifestó su desagrado por la mayoría de las versiones cinematográficas realizadas de La muerte de un viajante, obra con la que obtuvo el Pulitzer de teatro, el Premio del Círculo de Críticos de Nueva York, en 1949. �Los estudios convirtieron al personaje de Willy Loman, encarnado por Frederic March, en un loco, cuando era muy cuerdo� explicó el ex marido de Marilyn Monroe. �La industria no quería problemas con la denuncia social que implicaba la situación del personaje de Loman, un hombre que queda desocupado y se debate en esa angustia.�
El escritor también habló con los alumnos sobre la censura en el cine y el teatro en Estados Unidos, y se refirió a su última obra, El viaje a las montañas de Morgan, que estrenará en Nueva York el 21 de marzo. Styron, de 74 años, autor de las novelas Las confesiones de Nat Turner, premio Pulitzer en 1967, y La decisión de Sophie, fue mucho más político que Miller. Mientras el dramaturgo afirmó que �sólo quería ver Cuba�, Styron recordó que está absolutamente a favor de que termine el embargo y seeliminen las restricciones que hoy impiden a los norteamericanos viajar a la isla.
Quién sabe si, por curiosidad o por precaución, antes de ver a Fidel Castro, Miller y Styron visitaron al disidente Elizardo Sánchez. El opositor los recibió en su casa de Miramar y les ofreció café y su visión de la situación de los derechos humanos y las libertades cívicas en Cuba. Una visión, por cierto, bastante pesimista. A esta reunión no asistió García Márquez. La presencia de Gabo en La Habana y su encuentro con Styron y Miller y su amigo Fidel Castro confirmaron su �resurrección�. El año pasado, a Gabo se le descubrió un linfoma, lo que le obligó a hacerse un tratamiento con quimioterapia que le hizo bajar casi 20 kilos de peso. En estos días se le vio visiblemente recuperado, bebiendo whisky a la par de sus colegas.

 

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