Por Esteban Pintos
No
es fácil su visión. Hay que encontrarlo entre partidos de la Copa
Libertadores, campeonato italiano, campeonato portugués o curiosos
videoclips de deportes extremos al ritmo de canciones grunge que ofician
de �intermedios�, como si se tratara de la música que suena de fondo
en un consultorio odontológico. El programa se llama �Gary Lineker�s
golden boots� (Los botines de oro de Gary Lineker) y va por el flamante
canal deportivo PSN, sin horarios fijos. Conducido por el delantero
inglés que fue goleador del mundial México �86 trata, precisamente,
sobre los máximos anotadores de cada mundial, desde Uruguay 1930 hasta
Estados Unidos 1994 (fue realizado en 1997, antes del mundial de Francia),
pero también incluye testimonios de ciertos jugadores clave en el
desarrollo de cada campeonato. Además de emitir imágenes de archivo que
en algunos casos nunca se habían visto en Argentina, entrega muy buenas
entrevistas realizadas por Lineker con aquellos protagonistas.
Siendo un típico programa de retrospectiva futbolera �muy bien
producido� presenta sin embargo varias cualidades distintivas. En primer
lugar, la conducción del futbolista y su revelación como muy buen
presentador-entrevistador. Lineker es, frente a las cámaras, igual que
cuando entraba al área para definir: veloz, ocurrente y oportuno. Siempre
concreta, además. Se muestra informado y seguramente feliz de viajar por
el mundo para conocer personajes que seguramente, de otra manera, nunca
hubiera conocido. Como cuando estuvo en Argentina: entrevistó a Francisco
�Pancho� Varallo �único sobreviviente de la primera final, aquella
de Uruguay 4 Argentina 2�, a Daniel Passarella, Mario Kempes y Carlos
Bilardo, además de haber visto, para su asombro de flemático inglés, el
fervor con que el público argentino vive un partido de su selección. En
ese sentido, es que se permitieron incluir imágenes registradas en la
cabina de transmisión de Víctor Hugo Morales durante un partido de las
eliminatorias para el mundial de Francia. Hay que ver la cara del ex
jugador cuando el uruguayo canta un gol argentino, estirando la o hasta un
límite que seguramente ningún narrador británico se ha permitido en
toda su vida. Ese asombro, reflejado en su cara, se transmite al
telespectador mediante una inspirada edición.
En su recorrida, este programa que produjo la BBC como anticipo de la Copa
del �98, Lineker entrevistó a glorias del pasado como Pushkas, Bobby
Moore, Pelé, Schtoickov, Breitner, Cruyff, Paolo Rossi y la lista podría
continuar con una enumeración que impactaría al televidente futbolero.
Las entrevistas son cálidas, documentadas con las imágenes justas para
cada mención y permiten ubicarse en un tiempo y un lugar perdidos en el
subconciente del memorioso. He ahí su mayor atractivo.
Por supuesto que, estando Lineker de por medio, en uno de los programas de
la serie se habló de México 86 y de su máximo goleador (él,
precisamente). Así es que la misión de entrevistador pasó a un ex
jugador escocés. Allí Lineker se permitió recordar una anécdota
graciosa que permite tener una idea de la extraña �para el aficionado
argentino� pasión que sienten los ingleses con el fútbol. Según Gary,
su padre había apostado 16 a 1 a que resultaría el goleador. Cosa que no
parecía posible hasta el tercer partido, último del grupo que integraba
la selección inglesa. En ese encuentro, contra Polonia, Lineker se
destapó con lo que en las islas británicas se llama un hat trick: tres
goles. �No lo llamé hasta después de ese partido�, contó con una
sonrisa pícara.
Sin embargo, el momento más curioso se dio cuando llegó el inevitable
recuerdo de Argentina 2-Inglaterra 1, la �mano de Dios� y todo
aquello. Aparecieron el técnico inglés de aquel entonces, Bobby Robson,
y el arquero Peter Shilton, reiterando otra vez su estupor por la acción
de Maradona en el primer gol. .Menos se habló del segundo gol, el
imborrable.
El recuerdo de Lineker, que logró la hazaña de superar por un gol al
mejor Maradona quedó, sinembargo, reservado para el vasco Olarticoechea y
una extraordinaria jugada defensiva �rechazó con la nuca, de palomita,
un centro que era gol� que evitó el empate 2 a 2 en aquel partido. Una
década y pico después, Lineker no puede terminar de creer lo que
sucedió: cómo un jugador de quien no recuerda el nombre �no podría
pronunciarlo, seguramente� le sacó el gol más importante de su vida.
Como para olvidarlo.
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