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el Kiosco de Página/12

RECAUDADORES
Por Antonio Dal Masetto

Esta noche en el bar se comenta el extraordinario acontecimiento de la visita de dos inspectores de la ex DGI, actualmente denominada AFIP, a la librería de las Madres. Los parroquianos están entusiasmados con la actitud de la señora Hebe que, blandiendo un escobillón, puso en fuga a esos truhanes de mano pesada con los débiles y lamezapatos con los poderosos. En realidad no se supo si los recaudadores eran verdaderos o falsos, pero éste es un detalle que, a criterio de los parroquianos, carece de importancia. Auténticos o truchos no hace diferencia, están cortados con la misma tijera.
�Nunca supe de un objeto tan humilde como un escobillón que se convierta en una espada justiciera� dice uno.
�Un buen golpe en la mollera es lo mejor para restablecer los justos límites �dice otro.
�Señores, yo creo que ésta es una de esas señales que todo el mundo está esperando y el ejemplo va a prender como paja seca. Estoy seguro de que en unos días cada argentino bien nacido se va a lanzar a la compra de su propio escobillón personal.
�¿Unos días? Ya está ocurriendo. Esta mañana fui al súper y se habían agotado los escobillones. No quedaban ni los caros.
�Si me permiten �dice el parroquiano Anselmo�, yo tuve una fabriquita de artículos de limpieza y me fui al tacho. Las máquinas todavía están y el taller también. En este momento no tengo una moneda partida al medio, pero si alguien quisiera asociarse podríamos montar una empresa para fabricar escobillones. Es un proyecto perfecto: la posibilidad de ganarse el sustento fabricando un objeto de tan digna aplicación.
�Mejor que empresa yo sugeriría una cooperativa que es más transparente.
�Yo me prendo.
�Yo también.
�Igual que el amigo Anselmo, tampoco dispongo de dinero, pero soy habilidoso para las cosas manuales, puedo aportar mi capital de trabajo y encargarme de la producción.
�Yo fui vendedor toda la vida, puedo vender desde monos a ascensores. Así que si no se oponen me ofrezco como responsable del departamento de ventas.
�Socios, ¿qué características tendría nuestro escobillón? ¿Los pelos de qué van a ser, de cerda o de plástico?
�Eso no tiene mucha importancia, lo que vale es la parte dura, la de madera. Por supuesto, que no vamos a desmerecer nuestro producto fabricando algo berreta, habrá que pensarlo bien. De todos modos la condición primera es que sea un objeto eficaz y contundente.
�Socios, no se olviden de que los malvados de las últimas horneadas vienen con cabezas muy duras. La madera común tiene tendencia a romperse si se la emplea con el adecuado entusiasmo. Sugiero que usemos quebracho, que es prácticamente indestructible.
Aprobado por unanimidad.
�Y por las dudas yo propongo que le pongamos punteras de metal, como a los zapatos de trabajo.
Aprobado por unanimidad.
�Socios, acabo de vislumbrar un pequeño inconveniente y es la imposibilidad de llevar el escobillón con uno a todas partes. La necesidad de uso puede aparecer en cualquier momento.
�Hago esta propuesta bajo el amparo del más sublime de los inventores, Leonardo da Vinci �dice nuestro filósofo Espoleta�. Utilicemos el principio del moderno paraguas retráctil, que se adapta a la cartera de la dama y al portafolio del caballero. Un sistema de bisagras y varillas, unbotón pulsador y zácate, en una fracción de segundos el escobillón está armado, listo para cumplir su noble cometido.
Aprobado por unanimidad.
�¿Cómo se va a llamar el artefacto?
�Si no hay oposición me postulo como responsable del departamento de publicidad �dice el publicista Philippe�, y como primer aporte propongo que nuestro escobillón tenga este nombre: Ni se te ocurra.
Aprobado por unanimidad. Vítores y brindis general.


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