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Por primera vez en la historia de El Salvador, las urnas le dieron a la
izquierda una mayoría parlamentaria, un aumento en la conquista de
municipios y la reelección en el gobierno de la capital, San Salvador. La
ex guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional
(FMLN), protagonista de uno de los conflictos más sangrientos de América
latina, salió legitimada de las urnas. No sólo sacó una ventaja de 31
escaños (contra los 29 de la derecha gobernante de ARENA, la Alianza
Republicana Nacionalista), sino que además se impuso en 8 de las 14
capitales provinciales, entre ellas la misma San Salvador, Santa Ana
-�segunda en importancia-�, Santa Tecla --la "capital industrial
del país"-- y Sonsonante --el puerto más importante de El
Salvador--. Uno de los
principales artífices de esta victoria es el intendente de San Salvador,
el médico Héctor Silva, partidario de una política de "realismo
concertado" tanto en el seno del FMLN como con las demás fuerzas políticas.
En 12 años de guerra civil, el conflicto se llevó más de 75 mil vidas.
En apenas 10 de acción democrática, el FMLN incrementó en más del 63%
su peso electoral. En esta entrevista con Página/12, Silva presenta las
grandes líneas del programa que se debate en el seno del FMLN. --El FMLN consiguió en
las urnas una consagración histórica.
--Así es. El FMLN es un partido en proceso de renovación y este
triunfo constituye un paso histórico en el país. Creo que la victoria
electoral es el producto de dos factores que se suman: uno es la maduración
de nuestro partido, que supo mantenerse unido y evolucionar hacia una cosa
que tiene sentido, moderna. Nuestra propuesta fue al final bien acogida
por los ciudadanos: el otro factor es haber podido mostrar, tres años
después, una gestión
exitosa en varios municipios del país. Uno de los retos importantes hacia
el futuro es mantener la unidad del FMLN, sobre todo alrededor de la
construcción de una plataforma viable. --Su reelección como
intendente y la mayoría parlamentaria ponen entre paréntesis las
disputas internas que tanto le costaron al movimiento.
--Así es y el electorado apreció esa evolución. Nosotros hicimos
muy bien en haber sometido a nuestros candidatos a la elección democrática
interna, incluso si en algún momento esto nos costó muchas disputas
intestinas y la consiguiente pérdida de electores. Pero ahora hemos
logrado imponer una cultura democrática dentro del partido, algo que no
ocurrió en el partido ARENA, donde aún perdura el autoritarismo interno
y externo. Esto nos ayudó a capitalizar votos que antes iban a la
derecha. Mucho del voto que me favoreció a mí es de gente que antes
votaba por la derecha. Este factor fue determinante en nuestro triunfo. --El FMLN tiene el
privilegio de detentar hoy la primera y única verdadera mayoría
parlamentaria de izquierda en América latina.
--¡No me lo vuelva a decir porque me hace sentir una
responsabilidad demasiado grande! Esperamos poder ser el correlato
adecuado de esa responsabilidad. Ya hemos comenzado las discusiones
internas, tanto para aprender a digerir y asumir de manera responsable ese
caudal legislativo, como para gobernar bien los municipios que hemos
conquistado. --Sin embargo, la mayoría
con que cuentan es escasa y, por ende, se imponen las alianzas. ¿Con quién
se va a aliar el FMLN?
--Yo creo que lo lógico y lo sensato sería tratar de construir
una alianza, incluso con ARENA. Se trata de ser realistas y gobernar bien
el país buscando cuáles son los puntos de coincidencia. No obstante, hay
un sector con el que sí se impone una alianza rápida: es el de la
empresa privada, sobre todo en torno a temas como la inversión y la política
tributaria. La concertación nacional es una de las condiciones para la
gobernabilidad de El Salvador. --Hay una larga historia
detrás del triunfo del FMLN. Hace poco más de una década el FMLN era
una fuerza insurgente irregular y ahora alcanzó la legitimación
electoral.
--Creo que hay dos reflexiones: la primera es que nosotros hemos
demostrado que eso es posible. Nuestra lucha fue legítima en el momento
en que no existía la democracia. Había que ocupar cualquier mecanismo
para hacer que la democracia prevaleciera. La segunda experiencia positiva
es que hemos demostrado que habiendo democracia se pueden usar los
instrumentos de la democracia para ganar el poder político necesario a
fin de llevar adelante las transformaciones. Estas apuntan a que en el
futuro tengamos democracia en lo social y en lo económico, cosa que ahora
no tenemos. Espero que lo hagamos lo mejor posible. --La derecha gobernante
parece haber pagado en las urnas su política de privatizaciones. ¿El
FMLN va a mantenerlas o hay otro programa?
--Estoy convencido de que las privatizaciones no son ni buenas ni
malas. Son instrumentos de política económica y financiera que, en
algunos casos, puede ser adecuados o complementarios, mientras que en
otros dañan más de lo que benefician. De hecho, en nuestro gobierno
municipal hemos llevado adelante más de un caso de tercerización en
forma exitosa. Ello nos permitió resolver con más eficiencia muchas
tareas municipales. Pero tampoco podemos pensar y actuar como si la
privatización fuera la solución a todos los problemas. Hay casos en que
los intereses de la gran mayoría deben primar por encima de los intereses
de lucro. Aunque no siempre sea visto de esa manera, existen muchos
servicios que imperativamente deben permanecer en las manos del Estado.
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