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FUNCIONES SUSPENDIDAS EN EL TEATRO COLON
De nuevo un escenario vacío

El problema es de larga data. Los trabajadores piden la efectivización de los contratados. Sin ballet el martes pasado y Gelber en duda.

Bombas: La situación del Colón no es la única. Radio Municipaly los teatros del Estado son bombas de tiempo esperando ser detonadas.

El telón del Teatro Colón no tiene quien lo levante.
El año pasado fue un caos y el 2000 promete más de lo mismo.


Por Diego Fischerman

t.gif (862 bytes) El primer signo de conflicto lo dieron algunos abrazos simbólicos alrededor del teatro. En ese momento, todavía bajo la conducción de Sergio Renán, los integrantes del Ballet Estable, acompañados por los delegados de los otros organismos participantes de la Intercuerpos del Colón (coro, orquestas, técnicos), se quejaban por la implementación de concursos y evaluaciones que consideraban una maniobra velada para privatizar y/o disolver el ballet. Desde los tiempos de Alfonsín, en que aduciendo reformas en el teatro, la sala había debido cerrarse debido a que las protestas sindicales hacían imposible implementar una temporada, que en el Colón no había conflictos de esta índole. Tal vez aprovechando la debilidad o la falta de saberes específicos para la tarea por parte de las autoridades que condujeron al teatro hasta fin del año pasado, los abrazos se convirtieron rápidamente en juegos de niños y el Colón, nuevamente como antes del menemismo, debió reprogramar y suspender funciones. El 2000 podría haberlos encontrado unidos o dominados, entre muchas otras cosas, pero los encontró parados. El martes a la noche, la que sería la primera función del año, dedicada al ballet La Bella Durmiente, fue cancelada.
Los trabajadores del teatro piden la efectivización de 300 empleados contratados. Hablan de los contratos-basura y de que éstos empezaron en la Era Renán. �Son problemas de larga data�, dicen. Sin embargo, fue recién con el cambio de autoridades que arreciaron las protestas, hasta el punto de que durante 1999 prácticamente no hubo una sola función del Colón que no cambiara de fecha o de horario, en el caso de que no fuera directamente suprimida. La raíz del problema actual es el incumplimiento, por parte del gobierno de la ciudad, de un �acta-acuerdo� firmada por el entonces secretario de Cultura de la Ciudad, Darío Lopérfido. Allí el Estado se comprometía no sólo a la confirmación �en relación de dependencia y con estabilidad� de cada uno de los contratados, sino también a un régimen que convalidaba la categorización de las tareas en el Colón como �trabajo insalubre� y la consiguiente jornada laboral reducida. La consecuencia inmediata fue el crecimiento en casi un 25 por ciento del presupuesto que el Estado debió asignarle al teatro, ya que casi todos los trabajos relativos al funcionamiento de la sala empezaron a necesitar de horas extra para poder ser realizados.
La situación del Colón, por otra parte, no es la única. Radio Municipal y los teatros dependientes del gobierno de la ciudad son bombas de tiempo esperando ser detonadas. Un comunicado de los empleados de la radio, encabezado por la palabra �desesperante�, da cuenta de que desde hace 3 meses hay 6000 contratados que no cobran sus haberes, mientras que la Asociación Argentina de Actores denuncia el �sistemático atraso en el pago�. Que la coreografía de Petipá sobre música de Tchaikovsky no haya podido subir a escena el martes pasado es apenas la punta del iceberg. Este sábado, la presentación del pianista Bruno Leopoldo Gelber abrirá (¿abrirá?) la temporada musical del teatro y, además, significará el retorno de la Radio de la Ciudad a la transmisión de conciertos desde el Colón. Puede suspenderse o no. Pero lo que no debería obviarse es el debate todavía pendiente. ¿Para qué debe servir un teatro como el Colón? ¿Cuánto debe costar? ¿Pueden aplicarse criterios de eficiencia de mercado a los bienes artísticos? ¿Puede hablarse de políticas culturales sin industria? El hecho de que los trabajadores del Colón hayan decidido realizar el �quite de colaboración� en sus puestos de trabajo habla, por lo pronto, de la posibilidad de llamar rápidamente a una asamblea que revea la medida. Mientras tanto, el texto del comunicado sindical es taxativo: �(se pide que) se formalice por escrito la incorporación a Planta Permanente antes del 30 de abril de los 299 contratados de funcionamiento del teatro�.

 

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