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Cambios en la cabina de mando de
Aerolíneas, pero sigue sin rumbo

La asamblea de accionistas de Aerolíneas Argentinas destituyó a los representantes de American Airlines, pero postergó el tratamiento del balance. Sigue la crisis y la urgencia por fondos frescos.z

No levanta vuelo. Aerolíneas requiere una inyección de no menos de 200 millones para seguir operando.
La asamblea de accionistas había despertado expectativas previas que se vieron frustradas.


Por Cledis Candelaresi

t.gif (862 bytes) Aerolíneas Argentinas renovó ayer autoridades en el medio de una profunda crisis: técnicamente quebrada, con la necesidad de una inyección de fondos frescos no inferior a 200 millones para poder seguir operando, y con el compromiso de iniciar una investigación sobre sus gerentes por deficiente administración. Los pesares y la descomposición de la empresa privatizada se agudizan vertiginosamente. Los dos directores destituidos a comienzos de febrero �hombres de American Airlines que ayer fueron reemplazados� demandaron judicialmente a la compañía y a cada miembro del directorio por un total de 4,5 millones de dólares, como resarcimiento por la anulación anticipada de su contrato. Los problemas de caja, en tanto, anticiparon la amortización de un crédito de 100 millones de pesos con el que el Citibank la auxilió en el invierno pasado.
La asamblea de ayer despertó en el medio aeronáutico una expectativa exagerada en relación con lo que finalmente ocurrió. Los temas más sensibles, como la aprobación de la gestión del directorio anterior y el balance cerrado el 31 de diciembre, quedaron postergados para la reunión anual ordinaria, que podría tener lugar en mayo. El cónclave sólo sirvió para formalizar la designación de un nuevo director por parte del Estado, y otro por los accionistas, quienes, junto a los diez restantes, terminarán su mandato a fin de abril.
Uno de los expresos objetivos de la convocatoria era renovar parcialmente el directorio, del que fueron excluidos Diego Couzinio y David Cash (uno titular y el otro suplente), cuando American se apartó del manejo de la compañía. Esta destitución fue resuelta en una decisiva reunión de directorio del 1º de febrero, en la que también se dispuso realizar una auditoría para aclarar las cuentas de la empresa y estudiar la posibilidad de iniciar alguna �acción de responsabilidad� contra los gerentes responsables de los presuntos desmajenos económicos de la compañía.
Una de las operaciones sobre las que los auditores pondrán la mira es sobre el crédito del Citi, solicitado en julio por el management de American. Ese préstamo fue otorgado a siete años, ligado a ciertas condiciones de facturación y operatividad de la empresa (por ejemplo: rutas cubiertas). Si Aerolíneas no las cumple, como de hecho ocurrió, se activa un mecanismo de cancelación anticipada, por el cual el plazo de amortización se reduce a sólo dos años.
Para evitar el estrangulamiento de sus cuentas, AA está forzada a renegociar con el Citi, del mismo modo que debería hacerlo con los fabricantes de aviones Air Bus y Mc Donnel Douglas, que se encuentran entre sus principales acreedores.
La deuda total de la empresa que lidera la SEPI �Sociedad Española de Participaciones Industriales� supera los 800 millones de pesos y, si no se materializara un aporte irrevocable de 382 millones comprometido, su patrimonio sería negativo, por un monto cercano a los 200 millones de pesos. Exactamente la suma que la Secretaría de Transporte considera imprescindible para que la empresa siga operando.
En este contexto, el recambio de autoridades que se producirá en dos meses no será una cuestión sencilla. Julio Semería, director por los trabajadores (que tienen el 10 por ciento del paquete accionario por el Programa de Propiedad Participada), se dispone a abandonar su cargo para ocupar otro en el Organo Regulador del Sistema Nacional de Aeropuertos. Este director fue propuesto por los pilotos y, posiblemente, su reemplazo podría dar lugar a una pugna entre los gremios del sector.
Pero la perspectiva de la historia de Aerolíneas puede cambiar drásticamente a partir del 31 de marzo, fecha en la que la SEPI presentaría su plan rector para salvar a la compañía de la debacle. El gobierno argentino espera con ansias ese programa, que aceptará gustoso en la medida que entrañe el compromiso ibérico de aportar dinero fresco y, al mismo tiempo, evite al argentino la obligación de desembolsar fondosfrescos. De lo contrario, la tradicional línea de bandera estaría condenada a la quiebra, y la Secretaría de Transporte buscaría otro operador del mercado para conferirle el status de aerolínea de bandera.

 


 

EL MINISTERIO DEL INTERIOR AHORA COMPRA MAS BARATO
Los sobreprecios de Corach

El Ministerio del Interior, conducido por Federico Storani, se apresuró a aclarar que la repartición ya no paga los astronómicos sobreprecios que se abonaban en las compras y contrataciones durante la gestión de Carlos Corach. Página/12 publicó el martes que, entre enero y febrero, la Sindicatura General de la Nación (SIGEN) había objetado varias adjudicaciones directas o licitaciones realizadas por distintas reparticiones públicas porque los precios presupuestados superaban largamente los valores de referencia (precios testigo) elaborados por el organismo de control.
En el caso específico de Interior, planeaba adquirir artículos de librería por un valor de 76 mil pesos, pero la SIGEN fijó el monto de dicha compra en 59 mil pesos, un 23 por ciento menos.
Sin embargo, Rubén Torres, subsecretario de Coordinación del ministerio, explicó que �en la nota enviada a la SIGEN se consignaron los precios pagados por la adminstración anterior (Corach), que como eran considerados muy altos se decidió solicitar precios testigos a la SIGEN. Por el monto de la compra esto no es obligatorio. Pero igualmente se decidió pedir la referencia�, afirmó.
Según cuentan los hombres de Storani, �el equipo de compras de Interior pidió rebaja a los numerosos proveedores a los que se invitó a participar de un concurso de precios�. Y el resultado fue que las compras se adjudicaron por un monto de 54 mil pesos, �un promedio inferior al 10 por ciento del precio testigo�. De otro modo, si se compara el precio conseguido por la gestión Storani por los mencionados artículos de librería y los facturados por Corach, la conclusión es simple: durante la administración del funcionario menemista en este ítem de librería se pagaron el año pasado sobreprecios del 40 por ciento. El sobreprecio es �moderado�, si se tiene en cuenta otros puntos oscuros que detectó la SIGEN de la gestión Corach. Por ejemplo, el año pasado, Interior compró una fotocopiadora por un valor de 80.231 pesos, lo que significó haber pagado un sobreprecio del 280 por ciento en relación al valor de referencia fijado por el organismo de control.

 

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