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--¿Continúa
pensando que la ley de reforma laboral votada en la Cámara de Diputados
no es la que necesita el país?
--Sí, porque vivimos en un
contexto donde no hay un equilibrio en la relación de capital y trabajo.
Y el desempleo es el mayor flexibilizador social, el domesticador social.
Esto lo decíamos con (Carlos) Chacho Alvarez en la campaña. Por otro
lado, la Alianza está en contra de la desigualdad. Y, sin embargo, en los
argumentos que se usaron para defenderla se dijo que hay que permitir que
por regiones se negocien salarios más bajos que los de la Capital Federal
o Buenos Aires.
--¿Eso
generará provincias o regiones inviables?
--Esto es seguir el esquema del
cavallismo o menemismo.
--¿Se
siente defraudada al ver que se promueve una reforma que no era una
bandera de la Alianza?
--No, yo creo que es una
coyuntura que se superará. Y se lo hará con mayor debate y discusión
antes de que estas leyes las mande el Ejecutivo al Parlamento. Creo que el
Poder Ejecutivo, antes que contar con el alineamiento automático, debe
hacer un debate sobre leyes que son centrales. Además, ninguna democracia
central implementó una reforma laboral como la nuestra. Esto está en la
página tres del libro del Banco Mundial (BM) cuando habla de cómo
combatir la pobreza en la Argentina. Distinto hubiera sido si la Alianza
hubiera reaccionado como cuando (Ricardo) López Murphy dijo que había
que reducir los salarios. Con menos franqueza esta ley habilita lo que
anunció López Murphy.
--¿Entonces,
es posible formar parte del bloque oficialista en Diputados y, al mismo
tiempo, integrar la dirección de la central obrera opositora? ¿No le
cuestionan la doble camiseta?
--No, porque es la misma que
tuve siempre. Es mi propia piel. Cuando llegué al Frepaso lo hice como
sindicalista del MTA, liderado por (Hugo) Moyano y (Juan Manuel) Palacios,
oponiéndonos a la flexibilización laboral. Y por eso ingresé en el
Frepaso. Además, la CGT que lidera Moyano anunció que no se opone a ningún
gobierno democrático sino a los poderes económicos mundiales, a los
partidos políticos como el PJ.
--¿Y
a la Alianza?
--En algunos casos está
fuertemente influenciada por algunos economistas que suscriben a esa
corriente.
--Usted
dice que la reforma está en la página tres del libro del BM, entonces,
¿cuál es la moneda de cambio de la reforma laboral?
--(Piensa) Posiblemente los
organismos multilaterales hagan depender el crédito. La pregunta en
realidad es ¿cuál es el límite?, ¿quién pone el límite? Creo que
antes de que el límite lo ponga el conflicto social lo tenemos que poner
dentro de la Alianza y cuando el BM nos mande la receta, nosotros tenemos
que decir que ésa no es la que necesita el país. Porque además es falso
que sea la receta para combatir la pobreza y el desempleo. Ya no tenemos
que hacer especulaciones teóricas como hacíamos en los noventa cuando
decíamos que la flexibilización no generaba empleos. Entonces, ¿por qué
insistir en bajar los salarios?
--¿Cuánto
le costó hacia adentro del Frepaso su oposición a esa ley?
--(Largo silencio) Realmente no
sufrí demasiadas presiones porque expresé mi posición desde un
comienzo. En el primer encuentro con Fernando de la Rúa en la Casa Rosada
le pedí que hubiera un debate ampliado sobre este tema y él estuvo de
acuerdo. Esto requería más tiempo, el tiempo de la democracia y creo que
esto tiene que ver no sólo con el funcionamiento que debe darse la
Alianza, y que está pendiente porque está funcionando como si fuera un
solo partido político, vertical. Si sería así, hubiéramos sido
radicales desde hace cien años o permaneceríamos en el PJ. Creo que una
alianza por definición incluye a dirigentes de diferentes partidos políticos
y sectores sociales, merecemos entonces una discusión distinta. Algunos
tienen que acostumbrarse a que respeten estas diferencias, no sólo como
regla interna de la Alianza, porque además agrega un mayor grado de
deliberación en la sociedad para que nos ayude a pensar que hay otros
caminos al de plegarnos a la voluntad de los más poderosos. --¿No
es una traición de la Alianza el acordar con la CGT de Daer?
--Nunca usaría la palabra
traición. Pero creo que es un hecho desafortunado. Antes de acordar, el
propio Ministerio de Trabajo se encargó de desprestigiar a la dirigencia
sindical, aparte de que (Armando) Cavalieri o (Luis) Barrionuevo no
necesitan de mucha ayuda. Quedó demostrado que fue un grave error. Se
creyó que negociando con los que negoció el menemismo, y en torno de los
mismos ejes, es decir cuotas de poder y con la cuota de los afiliados a
las federaciones, se garantizaba el consenso y la aprobación del PJ. Fue
un error estratégico importante.
--¿Su posición le generó algún
costo en su relación con Carlos Alvarez?
--Debo decir con toda
sinceridad que hace algunos meses que no tengo un diálogo cercano con
Chacho. Supongo que se debe estrictamente a su responsabilidad como
vicepresidente, porque nos conocemos desde hace tiempo, desde que él
integraba el Grupo de los Ocho y nos acompañó a pelear contra la
privatización de Aerolíneas Argentinas. YA
PELEAN MOYANO Y EL GOBIERNO
El subsecretario de
Relaciones Laborales, Enrique Espínola Vera, dijo que el congreso de la
CGT disidente "no existió" porque el Ministerio de Trabajo no
fue notificado. La reacción llegó inmediatamente. El nuevo líder de la
central de trabajadores, el camionero Hugo Moyano, aseguró que el
funcionario "vive en un termo o en una nube de mal olor" al
desconocer el encuentro del sindicalismo peronista.
Por otra parte, Moyano --ante el rumor de que él estaría
dispuesto a tomar por asalto la histórica sede de la CGT de la calle
Azopardo 802-- aclaró que "nosotros no entraremos por la fuerza al
edificio porque tenemos la razón de nuestra legitimidad y será la
Justicia la que decida sobre ese tema", dijo. El edificio está
actualmente ocupado por los dialoguistas de la central obrera, al mando de
Rodolfo Daer.
En tanto, el presidente Fernando de la Rúa prefirió no intervenir
en este cruce y se limitó a manifestar su "deseo" de que se
alcance la unidad de los gremialistas. El titular del Ejecutivo nacional
consideró que "es un grave error" la oposición a la reforma
laboral de los "rebeldes" que lidera Moyano, "porque es
para promover el empleo estable".
De la Rúa explicó que "el Gobierno no quiere desarticular
las organizaciones sindicales ni perjudicarlas. Sí permitir el progreso
de las relaciones laborales y crear más empleo, y que ese empleo sea
estable". En cuanto a la posibilidad de que los disidentes llamen a
un paro, De la Rúa recordó que "no han dicho nada, que yo sepa, de
un paro. Habrán hablado de posibilidades", y advirtió que "el
país precisa, hoy más que nunca, del esfuerzo de todos sus hijos". |