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EE.UU. SUAVIZO SU EMBARGO ECONOMICO CONTRA IRAN
Un regalito del Gran Satán

Estados Unidos levantó algunas sanciones  económicas contra Irán. Fue en respuesta  a la victoria electoral de los reformistas.

El presidente reformista de Irán, Mohammed Jatamí, en Teherán


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En las elecciones legislativas del mes pasado en Irán, los reformistas habían ganado una victoria aplastante contra los fundamentalistas. Eso sumó una legislatura reformista a una presidencia que ya estaba en manos del reformista Mohammed Jatamí. Ayer, Estados Unidos finalmente modificó su política hacia Irán en vista de esa nueva realidad política. La secretaria de Estado, Madeleine Albright, anunció que Estados Unidos permitiría la importación de frutos secos, caviar y alfombras iraníes, productos que, excluyendo el petróleo, son lo que más exporta el país. Albright prometió además que su gobierno apresuraría la resolución de los reclamos por los bienes financieros iraníes que Estados Unidos congeló tras la Revolución Islámica de 1979. El gobierno de Irán respondió ayer permitiendo la importación de cereales y medicinas norteamericanas. En los próximos días, la Cancillería iraní daría una respuesta oficial a la oferta implícita norteamericana de restablecer el diálogo.

  "Nos preguntaban, ¿cuándo va a haber medidas concretas? Bueno, aquí están." La declaración ayer de un funcionario del Departamento de Estado sintetizó los motivos detrás del discurso que Albright pronunció ayer ante el Consejo Estadounidense-Iraní. La secretaria de Estado admitió que existía un "muro de desconfianza" entre ambos países. Albright admitió que esa desconfianza iba más atrás de la Revolución Islámica de 1979 --que derrocó al sha pronorteamericano Reza Pahlevi-- y de la toma de la embajada norteamericana en ese mismo año. Albright se remontó hasta 1953 y se disculpó por el apoyo que la CIA brindó al golpe de Estado que derrocó al premier nacionalista Mohammed Mosaddegh y entronizó al sha. "Ese golpe fue un retroceso para el desarrollo político de Irán y es fácil darse cuenta por qué muchos iraníes continúan resintiendo esa intervención de Estados Unidos", reconoció. Las cosas no mejoraron más adelante: "Durante el siguiente cuarto de siglo --prosiguió el mea culpa de Albright--, Estados Unidos dio un apoyo sustancial al gobierno del sha, que reprimía brutalmente a los disidentes políticos". Albright no dudó en calificar al apoyo norteamericano a Irak durante su guerra con Irán (1980-88) como "un gran error de cálculo, especialmente en vista de las subsecuentes experiencias con Saddam Hussein".

  Pero ahora Estados Unidos quiere dar vuelta a la página. Como dijo Albright, "queremos escribir un nuevo capítulo en nuestra historia común. Luchemos por superar nuestras diferencias". La secretaria de Estado acompañó esta declaración con una lista de concesiones para Teherán. Primero fue la apertura del mercado estadounidense a las alfombras y frutos secos del país. Eso permitirá, según dijo una optimista Albright, "que millones de artesanos, campesinos y pescadores iraníes ya no vean mal a Estados Unidos". La segunda dádiva norteamericana consiste en "explorar formas para incrementar los contactos entre los estadounidenses y los estudiosos, profesionales, artistas, atletas y ONG's de Irán". Pero el último anuncio fue quizá el más importante: "Tercero, Estados Unidos está preparado para aumentar esfuerzos con Irán encaminados a concluir un arreglo sobre los reclamos legales pendientes entre nuestros países". Con eso, Albright se refería a las querellas presentadas ante la Corte Internacional de La Haya por los fondos iraníes congelados en bancos norteamericanos desde 1979. Según los cálculos iraníes, el monto de esos fondos ascendería a 10 mil millones de dólares. Teherán siempre insistió en que ese problema debía ser resuelto antes de que se pudiera entablar un diálogo Irán-Estados Unidos.

  Sin embargo, es importante recalcar lo que la Casa Blanca no concedió ayer. Lo más importante es que el embargo al petróleo iraní (cuyo valor se estima en 16 mil millones de dólares anuales) seguirá en pie. Albright también expresó preocupación por el hecho de que, aun con la victoria reformista, "es demasiado temprano para saber" cómo se desarrollará el proceso de reforma en Irán. Especialmente en vista de que los fundamentalistas siguen controlando las fuerzas de seguridad. En cualquier caso, la secretaria de Estado subrayó que las relaciones entre ambos países nunca podrían normalizarse en tanto que Irán siga apoyando al terrorismo, obstaculizando el proceso de paz en el Medio Oriente e intentando adquirir armas "de destrucción masiva". Un funcionario que citó ayer The Washington Post explicó la lógica del Departamento de Estado: "Si los iraníes no responden, perderemos poco. Si lo hacen, tenemos la oportunidad de ganar mucho".

  En Teherán, la doble cara de la oferta norteamericana no agradó demasiado: "Es negativo el hecho de que haya repetido (esos) viejos discursos contra Irán", disparó el portavoz de la Cancillería iraní, Hamid Reza Asefi. Pero, dentro de todo, el portavoz consideró que la declaración de Albright había sido positiva: "Es un primer paso. Lo importante es que la actitud norteamericana con respecto a Irán ha cambiado".

 

CLAVES

  El de ayer fue el mayor desbloqueo de la política norteamericana hacia Irán desde el comienzo del embargo en 1979, tras la Revolución Islámica. 
 
El triunfo de los reformistas en Irán hace posible que en el futuro cercano el país cese su apoyo a grupos terroristas islámicos como el Hezbollah en el Líbano, Hamas en Cisjordania y las organizaciones responsables de los atentados a la Embajada de Israel y la AMIA en Buenos Aires. 
 
Pero todo depende de que los reformistas iraníes logren superar la oposición de los fundamentalistas, que retienen el control de las fuerzas de seguridad del país.

 

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