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Citizen Ruth tomaba un tema tan
hiriente como es el del aborto, y lo trataba en clave satírica, poniendo
en problemas tanto a los partidarios de la libre elección como a los
antiabortistas. Adhiriendo en apariencia a un género tan inofensivo como
es la comedia de high school --ese clásico estadounidense--, La elección
confirma el gusto de su realizador (autor también de sus guiones) por
problematizar cuestiones sociales desde formatos considerados
"menores". En este caso, Payne se mete con los propios resortes
de la democracia, y desde ahí dispara una cantidad de preguntas sobre la
política, la ética y la moral. Pero reduciendo todo a escala. A la
escala de unas simples y tontas elecciones en un centro de estudiantes.
Todo tiene lugar en un prototípico pueblito de Omaha, y sobre todo en un
colegio secundario de las inmediaciones, el Carver High School. Allí
deberán renovarse, como todos los años, las autoridades del centro de
estudiantes, bajo la mirada presuntamente protectora del director y del
cuerpo docente.
Como ocurre en la alta política,
con el puesto de vicepresidente no hay mayor problema, porque al único
que le interesa presentarse, como todos los años, es a un pobre espástico
en silla de ruedas (como demostraba ya la incómoda Citizen Ruth, Payne no
es precisamente piadoso para con los valores de la corrección política).
También hay, en principio, un único postulante para la presidencia. Se
trata de Tracy Flick (la rubia Reese Whiterspoon, a quien se había visto
en Cruel Intentions), esa clase de estudiante que los sajones llaman over
achiever, y que en criollo se conoce como "alumno perfecto".
Espoleada por una de esas madres que quieren hacer de sus hijos
triunfadores sociales a cualquier precio (la notable Colleen Camp, que en
sus años mozos supo ser una de las tres "conejitas" de
Apocalypse Now), Tracy anda siempre sobreocupada, bien peinadita y
sonriente. Pero sus mandíbulas permanentemente apretadas denuncian su
instinto asesino. Escandalosamente olvidada por los Oscar y candidata de
oro a ganar el Independent Spirit en su categoría, Whiterspoon (a quien
pudo verse recientemente como hermana de Rachel en la serie
"Friends") brinda, en el papel de Tracy, una actuación
repulsiva y consagratoria.
Ningún obstáculo parece
oponerse en el camino de Tracy a la presidencia, y la chica saborea por
adelantado su triunfo. Sin embargo, hay alguien que la odia, y no piensa
dejarla pasar. Se trata del señor McAllister, bonachón y cooperativo
profesor de Instrucción Cívica, a quien todos llaman cariñosamente
"Mr. M". Otra actuación para el recuerdo, la de Matthew
Broderick, un actor que hasta ahora parecía no poder ir más allá de una
convencional normalidad. Aquí, esa "normalidad" es apenas una máscara,
y ésta empezará a rasgarse cuando el bueno de Mr. M mueva los hilos para
frenar a su odiada Tracy. A la que odia, entre otras cosas, porque teme
tentarse con ella, como le ocurrió a un colega. Imponer a dedo a un
"candidato de la oposición" (que es un imbécil redomado, además)
y practicar el fraude en el acto eleccionario son sólo dos de los
recursos a los que apelará el intachable profe. Mientras tanto, la oveja
negra del cole, una chica que además de lesbiana es anarquista, intentará
hacer estallar todo por los aires. Pero no por convicción política, sino
por simple despecho amoroso.
Como ocurría ya en Citizen
Ruth, donde el realizador disparaba dardos a diestra y siniestra, el
nihilismo más radical vuelve a teñir La elección. Pero sin perder un
gramo de humor, dinámica e inventiva visual, porque lo de Payne es la
comedia. Negra y destructiva, pero comedia al fin.
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