Por Sergio Moreno
El
canciller Adalberto Rodríguez Giavarini deberá capear un nuevo frente de
tormenta que comenzó a desatarse en su ministerio: la Junta de
Calificaciones de la Cancillería, compuesta por cuatro diplomáticos de
carrera y presidida formalmente por el vicecanciller, Horacio Chighizola,
acaba de podar la lista de ascensos de los futuros embajadores dejando
afuera, entre otros, al ya designado representante argentino ante Israel y
al único diplomático del Frepaso, César Mayoral, que además es un
hombre de confianza del vicepresidente Carlos �Chacho� Alvarez. El
recorte generó un anunciado malestar dentro de �la Casa� �como
llaman los diplomáticos de carrera al Ministerio de Relaciones Exteriores�
que se ha trasladado al Gobierno y al Senado de la Nación, donde reside
la estratégica Comisión de Acuerdos encargada de aprobar los pliegos de
ascensos enviados por el Ejecutivo.
La historia es la siguiente. Antes de dejar el gobierno, el entonces
canciller Guido Di Tella envió los pliegos de ascensos a la comisión del
Senado. Cuando asumieron las nuevas autoridades, amparado por la ley,
Rodríguez Giavarini dispuso retirar la nómina para revisarla. El camino
que a partir de ahí siguió el ministro se ajustó al procedimiento
usual: tomó los pliegos y se los entregó a la Junta de Calificaciones de
la Cancillería.
Ese cuerpo está compuesto por cuatro diplomáticos de carrera y presidido
formalmente por el vicecanciller, y su misión es calificar que sus pares
tengan las condiciones requeridas de antigüedad en el Servicio Exterior
de la Nación y los méritos suficientes para ascender de rango. Además,
en este caso particular, como la lista ya había sido girada al Senado, la
Junta debía resolver si la administración anterior no había cometido
alguna irregularidad en la confección de la misma.
La mesa calificadora a la que se le encargó la revisión está compuesta
por los embajadores Elsa Kelly, Carlos �Quico� Keller Sarmiento,
Guillermo �Guigo� Giacovella y Miguel Angel Espeche Gil.
La lista de postulantes al ascenso a embajador que llegó al escritorio de
la Junta estaba compuesta por: Gregorio �Goyo� Dupont, designado
embajador ante Israel por este gobierno; César Mayoral, nombrado al
frente de la embajada argentina en Canadá; Alberto De Núñez, segundo de
la representación argentina en Washington; Eduardo Ablim y Daniel Polsky,
ambos especialistas en comercio exterior; Horacio Solari; Roberto
Magnacca, jefe de gabinete del canciller Rodríguez Giavarini; José
María Otegui, jefe de gabinete del vicecanciller Chighizola; Enrique
García Girelli y Roberto Villambrosa.
Mayoral, Dupont, De Núñez, Ablim y Polsky fueron tachados de la lista
por decisión de la Junta de Calificaciones, ergo, de no producirse algún
cambio no ascenderían al rango de embajador �actualmente son ministros
de Primera� este año.
El cuerpo decidió, por primera vez desde que se recuperó la democracia,
aplicar un criterio particular: que para ascender al grado de embajador se
debe tener más de 55 años. Si se hubiese aplicado ese parámetro para
con los cuatro diplomáticos que conforman el cuerpo colegiado, ninguno de
ellos hubiese ascendido a embajador en el momento en que fueron
promovidos. Sólo a modo de ejemplo vale el caso de Keller Sarmiento, que
obtuvo el más alto grado de la carrera diplomática antes de cumplir 50
años.
�El vicecanciller nos pidió austeridad en esta época de ajuste. Por
eso, de la lista de diez quedaron solamente cinco�, se justificó un
miembro de la Junta �que pidió reserva de su nombre� ante Página/12.
Por diversos motivos (presupuestarios, administrativos, funcionales y
políticos), en la Cancillería no hay ascensos desde hace dos años y
medio.
Veamos quiénes son algunos de los diplomáticos que, según la Junta, no
reúnen los requisitos para ascender este año:
u César Mayoral: Rodríguez Giavarini lo nombró, cuando asumió,
embajador en Ottawa, Canadá. Mayoral, cuyo último destino fue el
consulado argentino en París, es un estrecho colaborador de Chacho
Alvarez y militante del Frepaso. participó en la campaña presidencial y
formó parte de los equipos de transición encabezados por Rodolfo
Terragno y nombrado por Fernando de la Rúa. Es el único afiliado al
partido del vicepresidente entre los cuadros diplomáticos argentinos.
u Gregorio Dupont: designado por esta administración embajador en Israel.
Radical, de larga carrera diplomática y activa participación en la
defensa de los derechos humanos �su hermano fue asesinado por orden de
Eduardo Massera durante la dictadura�, su nombramiento en la
representación en Tel Aviv fue bien recibida por el gobierno Israelí.
Tanto que el plácet le fue otorgado en tiempo record. El diplomático ya
había cumplido funciones en esa legación, es un conocedor de la
complicada política de Medio Oriente y �no es antisemita�, según
ironizó otro diplomático de carrera ante Página/12. Las autoridades
israelíes quedaron sorprendidas al conocer que podría no ser ascendido e
hicieron saber de su preocupación por canales informales. Los gestos
tienen cierta importancia en las relaciones internacionales.
u Alberto De Núñez: participó de la génesis del Mercosur cuando estuvo
designado en Brasilia y Raúl Alfonsín cerraba los acuerdos pertinentes
con José Sarney, por entonces presidente de Brasil. Fue el número dos de
la representación argentina ante la Unión Europea, nuevamente en Brasil
y en Washington, donde se encuentra destinado actualmente.
Un importante senador peronista que integra la Comisión de Acuerdos dijo
a este diario: �Giavarini tiene todo el derecho del mundo a pedir los
pliegos y a revisar la lista, pero como la que había enviado Di Tella
llegó a tener estado parlamentario, nosotros vamos a preguntar cuáles
fueron los criterios para hacer estas modificaciones. No hay que olvidarse
de que en este asunto tenemos la última palabra�.
Dos funcionarios del Palacio San Martín coincidieron ante este diario en
que el canciller �no está conforme� con las modificaciones sugeridas
por la Junta de Calificaciones y que su intención es introducir algunos
cambios antes de enviar los pliegos de ascenso de los diplomáticos. �No
podemos priorizar un criterio administrativo a una decisión que debe ser
política�, completó uno de los consultados. Recordando, quizás, el
mal paso que dio Rodríguez Giavarini cuando delegó una decisión
política en la burocracia: el malhadado comunicado por la ascensión al
poder en Austria del neonazi Joërg Haider, donde los diplomáticos
propusieron la �no injerencia en los asuntos internos� de ese país.
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