Por Julio Nudler
�Si
Ruckauf quiere soplar las velitas, que compre la torta�, recomendó
Miguel Bein, secretario de Programación Macroeconómica, cuando
Página/12 lo consultó sobre el reclamo del gobernador bonaerense, que
promueve la fijación de un dólar especial, por encima de un peso, para
las exportaciones destinadas a Brasil, con la intención de compensar el
impacto de la devaluación del real. Bein aludió así al hecho de que esa
medida implicaría un alto costo para el fisco nacional, y no para el
provincial. Además, y previendo una nueva corrección cambiaria en
Brasil, Ruckauf propone establecer una cláusula gatillo, que dispare un
automático aumento de aranceles para la importación de productos
provenientes del país vecino, para neutralizar así el desnivel
competitivo y evitar una inundación de mercancías brasileñas. Ello
implicaría, como es de suponer, la destrucción del Mercosur.
Pocos días después del caso de las jeringas, en el que el gobernador
asumió el papel de defensor de una fábrica nacional, y además
bonaerense, anulando una licitación ganada por taiwaneses, vuelve a
aprovechar políticamente la ansiedad provocada en la opinión pública
por la puja con Brasil y el éxodo de empresas argentinas. Para el
vicecanciller, Horacio Chighizola, lo que en realidad está proponiendo
Ruckauf es devaluar el peso (ver aparte). Sin embargo, la cuestión del
tipo de cambio es más compleja que eso, y el propio gobierno de la
Alianza se apresta a lanzar un paquete llamado �procompetitivo�, que
implicará un refuerzo de la paridad efectiva para algunas exportaciones.
Sin necesidad de alterar el 1 a 1, puede mejorarse el dólar de
exportación mediante diversos mecanismos indirectos. Uno es el de los
denominados reintegros, que premian al exportador con cierto porcentaje,
dándole unas monedas adicionales por cada dólar de venta. También se le
puede otorgar financiación a tasa subsidiada para producir lo que va a
exportar, o para que pueda ofrecerle mejores condiciones crediticias al
importador extranjero. Pero cualquiera de estos mecanismos tiene un costo
fiscal, y por ende poco espacio cuando un objetivo central es reducir el
déficit, salvo para un ministro optimista y audaz. Si éste piensa que
subsidiando el tipo de cambio logrará estimular la actividad y aumentar
la recaudación de impuestos, se lanzará al vacío.
El salto que piensa dar José Luis Machinea es mucho más cauteloso. Lo
que anunciará es un aumento promedio de 1,5 por ciento en los reintegros,
orientado sobre todo a producciones regionales como ajo, cebolla, limón,
tabaco, algodón o lana lavada, y algunas chirolas para la industria. La
apuesta le costará 45 millones en todo el año. Si esa cifra se compara
con las exportaciones totales del país, representa apenas el 2 por mil.
Nadie podrá acusarlo de estar aplicando una devaluación encubierta.
Pero, según lo expresado a este diario por Bein, el equipo económico
oficial se sentiría muy feliz si Ruckauf, con los recursos fiscales de La
Plata, quisiese mostrarse más espléndido. �Lo aplaudiríamos�,
prometió el programador.
Pasando de la ironía a la bronca, y con cierta envidia por el oportunismo
mediático del ex cavallista, Bein fustigó a Juan Schiaretti, ministro
productivo de José Manuel de la Sota, por apropiarse del mérito de la
decisión de Volkswagen de instalar una planta de autopiezas en Córdoba.
�¿Qué incentivos les dio la provincia? �preguntó Bein, respondiendo
enseguida su propia cuestión�: exención de Ingresos Brutos y de tasas
municipales, y unas becas para trabajadores inexpertos. ¿Alguien puede
pensar que es eso lo que decidió a los alemanes? Lo que realmente los
convenció fue el paquete de medidas que estamos por lanzar: desgravación
para importar bienes de capital, mayores reintegros, un nuevo régimen de
administración temporaria para insumos, etcétera.�
Como se ve, la discusión entre la Alianza y los territorios grandes que
gobierna el justicialismo es acerca de quién hace las cosas y de quién
laspaga, habiendo una coincidencia de fondo sobre la necesidad de
políticas activas para atenuar la falta de competitividad. Sin embargo,
en relación a Brasil hay sí una diferencia crucial: mientras el discurso
de Ruckauf y de otros justicialistas, como Osvaldo Rial, diputado PJ y
presidente de la Unión Industrial Argentina, presume que el real se
seguirá devaluando y hay que preparar las baterías antiaéreas,
Economía insiste en que ocurrirá exactamente lo contrario. Es decir, que
el real seguirá revaluándose en términos reales. Chighizola ha ido aún
más lejos, poniendo su cargo en juego: el mismo momento en que Brasil
devalúe, él renunciará.
Haciendo números, al día de hoy la devaluación real de la moneda
brasileña fue de sólo el 16 por ciento, teniendo en cuenta que los
precios subieron 21 por ciento en Brasil desde enero de 1999 y que la
cotización del dólar �sometida a un régimen de flotación sucia� se
planchó por el ingreso de capitales, que acuden atraídos por una tasa de
interés del 19 por ciento. Entre las fuertes presiones salariales y el
impacto aún no contabilizado del alza del petróleo, es difícil esperar
que la inflación se desacelere. Por tanto, a menos que estalle un nuevo
brote de desconfianza en los mercados respecto de Brasil, la ventaja
competitiva lograda por el vecino con la devaluación seguirá
disolviéndose. A pesar de esta visión tranquilizadora, lo que obviamente
nadie puede excluir, a la luz de los datos que muestra Brasil y de otras
contingencias, es que ese nuevo brote estalle.
En cuanto a Ruckauf, la serie de afirmaciones que lanzó parecen
encaminadas a conformar todos los gustos. Por un lado, planteó medidas
muy duras frente a Brasil, a nivel de reintegros y aranceles, sin aclarar
qué debería hacerse si el socio las rechazara. Por el otro, afirmó que
para adoptarlas �no es necesario� salir de la convertibilidad. Y,
finalmente, propuso un Maastricht regional, que implica un acuerdo como el
celebrado por la Unión Europea para poder establecer la moneda común, y
que consiste en fijar pautas macroeconómicas comunes, de celosa
ortodoxia. Cuesta encontrar en esas ideas una línea coherente, pero le
sirven para atender el malestar de los industriales sin dejar de echarles
guiños a los liberales.
El vicecanciller pide silencio
El vicecanciller Horacio Chighizola acusó ayer al gobernador de
Buenos Aires, Carlos Ruckauf, de pretender que se aplique una
devaluación del peso, al tiempo que le reclamó al mandatario
provincial y a la Unión Industrial Argentina (UIA) que dejen al
gobierno �negociar en calma con Brasil�. Según Chighizola, las
expresiones de Ruckauf en reclamo de un dólar diferencial para
exportar hacia Brasil, y las críticas de la UIA por la forma en que
se llevan las tratativas con el país vecino para relanzar al
Mercosur, �no ayudan para nada en el momento de una negociación�.
El vicecanciller rechazó de plano la idea de poner un valor especial
al dólar para comerciar con Brasil, afirmando que, en otros
términos, �lo que pidió el doctor Ruckauf es una devaluación�.
�Eso está fuera de toda posibilidad �añadió�. El tipo de
cambio fue ratificado por la gente que votó al doctor (Fernando) De
la Rúa.� De paso, defendió los aumentos de productividad y
condenó los subsidios, precisamente en momentos en que van a
establecerse algunos para mejorar la rentabilidad empresaria.
Chighizola aseguró que fijar un dólar diferencial para el
intercambio con Brasil �es poner el carro delante del caballo�, y
señaló que esa propuesta de Ruckauf, �traducida, es una
modificación del tipo de cambio nominal (devaluación), y esto no
hace falta tener un título universitario para entenderlo... La mayor
preocupación que tengo en este momento, toda mi energía, esta
dedicada a la negociación bilateral con Brasil. No estoy para evaluar
las posiciones individuales, que respeto por provenir de gobernadores
elegidos por sus pueblos, pero no comparto un montón de
manifestaciones de ellos�, manifestó.
Por otro lado, también rechazó el hostigamiento que recibe desde
hace unos días por parte de los directivos de la UIA, quienes lo
criticaron por haber dicho que las medidas de salvaguardia que aplicó
el gobierno anterior contra Brasil, por pedido de la central fabril,
fueron perjudiciales para el país. �Estar agravando las
dificultades, llegar a la agresión personal, a la molestia a nivel de
la piel, no colabora con ésta, ni con ninguna negociación�,
expresó. |
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