Por Sergio Kiernan
Robert
Sher es un norteamericano vivaz, que habla con la precisión cauta de los
abogados que estuvieron muchos años en la función pública. Sher es
particularmente preciso: por quince años estuvo en la primera línea de
fuego de la silenciosa batalla contra los nazis que libra su gobierno. Vio
fascinado cómo los bancos suizos se rendían y aceptaban su
responsabilidad por estafar a los herederos de víctimas del Holocausto. Y
aceptó un desafío similar pero más complicado, el de lograr que las
compañías de seguros de Europa paguen lo que les deben a todavía más
víctimas, pólizas que no honraron porque, por ejemplo, no había
certificados de defunción para los muertos en Auschwitz. Aquí explica
los alcances del proyecto y cómo pueden participar los argentinos.
�Usted tuvo un trabajo peculiar por quince años, cazar nazis para el
gobierno de Estados Unidos.
�Desde 1979 hasta 1994 estuve en la oficina de investigaciones
especiales del Departamento de Justicia, encargado de investigar los casos
de nazis que entraron en EE.UU. Tratamos de expulsarlos y sobre todo de
evitar que pudieran entrar al país. De hecho, dejamos afuera a decenas de
miles de personas que estuvieron en las SS.
�¿Decenas de miles?
�Sí, así como se lo digo. La mayoría venía como turista, fueron
detenidos en los aeropuertos y expulsados del país. Hubo casos de algunos
que, si bien eran europeos, venían de América latina.
�¿Y cuántos de los que vivían en EE.UU. deportaron?
�Unos 75 ya fueron juzgados y deportados, pero todavía hay varios casos
que siguen, incluso algunos que empecé yo hace seis años.
�¿Qué hace esta comisión?
�La Comisión Internacional de Seguros de la Era del Holocausto busca
que se paguen las muchas pólizas de seguros que quedaron impagas por la
guerra y como consecuencia del Holocausto.
�¿Quién la forma?
�Cinco de las mayores compañías europeas de seguros, los comisionados
de seguros estatales de varios estados norteamericanos, organizaciones
judías norteamericanas, el ente que maneja las reparaciones en Israel y
observadores de varios gobiernos. Tenemos una estructura de personas que
atienden a los que hagan reclamos por pólizas y llenan los formularios,
gente encargada de difundir que esto existe y cómo contactarse, una
oficina en Washington y otra en Londres que atiende concretamente la
mecánica de los reclamos.
�¿Quién puede hacer un reclamo a través de la comisión?
�Cualquiera que haya tenido una póliza de seguro de cualquier tipo,
cualquiera que piense que un pariente muerto en el Holocausto haya tenido
una póliza, en cualquier país que los nazis hayan pisado, en cualquier
moneda y emitida entre 1920 y 1945. Aunque si alguien tiene una póliza
anterior a 1920, también se la incluirá. Los argentinos tienen que
llamar a cobrar al número 001-212-462-7850, en Nueva York, o contactarse
con las instituciones judías locales. O entrar a nuestro sitio en
Internet, www.icheic.org.
�Supongamos que alguien piensa que un pariente tuvo una póliza, se
contacta con ustedes, llena el formulario y hace un reclamo. ¿Cómo sigue
el proceso?
�Si la compañía de seguros es una de las que forman la comisión, le
enviamos el reclamo y en noventa días tenemos una primera respuesta, que
puede ser positiva, negativa o de ignorancia, o sea, por ejemplo, que los
archivos fueron quemados en la guerra. A partir de ahí comienza el
proceso de calcular la deuda: la compañía hace una oferta siguiendo las
pautas de la comisión y el cliente tiene derecho a apelar. Si no hay
documentación, se busca documentación alternativa. Si el que hace el
reclamo no sabe de qué compañía era la póliza, se lo mandamos a las
cinco. Y si es de unacompañía que no es parte del grupo, le enviamos el
reclamo pero no podemos garantizar que será atendido. Claro, siempre se
las puede avergonzar...
�¿Y si la compañía ya no existe?
�Se compensa por medio de un fondo humanitario, que se formará con las
pólizas que ya están en los archivos, nunca se pagaron ni fueron
reclamadas por nadie. Que van a ser muchas, porque el Holocausto fue la
peor masacre del siglo y comunidades enteras fueron destruidas. Hay
familias que desaparecieron por completo, exterminadas por los nazis.
�¿Si se cobra un dinero de una vieja póliza, se renuncia a hacer
juicio?
�Al recibir el cheque hay que firmar un documento asegurando que ahí se
termina el caso.
�¿Cómo se calcula el valor actual de una póliza que puede tener hasta
ochenta años de antigüedad?
�Es complejo, pero la base es pasar el valor a dólares de la época,
multiplicarlo por diez y ahí discutir qué ajuste se hace por intereses.
Es realmente complicado, pero similar a la fórmula usada con los bancos
suizos.
�¿El mecanismo es pasivo? ¿Sólo se investiga lo que se reclame?
�No, las compañías nos dieron los nombres de seguros que nunca se
cobraron y en breve los pondremos en nuestro sitio de Internet. La gente
que sospecha pero no tiene certeza, puede estudiar estas listas y
contactarse con nosotros. Estamos buscando más y más nombres, tratando
que más compañías entren en la comisión y utilizando otras fuentes,
como archivos húngaros, polacos, alemanes. Por ejemplo, en Viena
encontramos un archivo nazi con 60.000 fichas que le obligaron a llenar a
la comunidad judía local listando sus propiedades, en la que aparecen 7 u
8000 pólizas de seguro.
�¿Qué pasa con lo que no tiene dueño, con las pólizas comprobadas
que no tienen herederos porque, como explicó usted, la familia fue
destruida completamente?
�Se forma un fondo especial cuyo destino será decidido más adelante
por todos los participantes de la comisión.
�La operación que están encarando en esta Comisión puede ser enorme:
mucho dinero, miles y miles de reclamos...
�No tenemos idea de cuántas podrán ser. En un año hablamos, pero creo
que serán muchísimas.
�¿Cómo empezó este proyecto?
�La iniciativa fue de los comisionados estatales de seguros,
particularmente los de Nueva York, Florida, California y Pensilvania, y de
las organizaciones judías, en especial el Congreso Judío Mundial,
presidido por Edgar Bronfman. Estas entidades tuvieron conversaciones con
las empresas de seguros europeas que operan en EE.UU. y eventualmente
firmaron una carta de entendimiento con cinco de ellas, estableciendo la
comisión, creando el mecanismo para atender y satisfacer los reclamos, y
eligiendo como presidente al ex secretario de Estado Lawrence Eagleburger.
Y a mí como su segundo. Desde entonces tuvimos reuniones, discusiones
interminables para establecer los términos, los detalles.
�Es un proyecto similar al de los reclamos a Suiza por los depósitos
que no entregaron, pero preventivo, antes de que se arme el escándalo...
�Sí, pero esto es mucho más complicado. Estamos hablando de muchas
compañías desparramadas por toda Europa, emitiendo pólizas de todo tipo
en varias monedas, durante 25 años. En el caso suizo, era un solo país y
una unión de bancos. Y además, muy poca gente tiene cuentas en Suiza,
pero mucha tiene algún seguro.
�¿Hubo mucha resistencia de las aseguradoras?
�Hay cinco que están en la comisión y aceptan voluntariamente sus
estatutos y términos. Otras no quieren unirse. Como las austríacas, que
se negaron a integrarse. Esperamos más compañías alemanas y algunas
holandesas. �¿Y cómo hicieron para que aceptaran ser parte de una
comisión que les va a costar mucho dinero?
�Fueron persuadidas de que hacían lo correcto.
�Disculpe, ¿las compañías de seguros aceptan pagar millones, porque
es lo correcto?...
�Escúcheme bien: fueron persuadidas de que era lo correcto.
�¿Y cuántos huesos les tuvieron que romper para persuadirlas?
�Con sinceridad, la persuasión fue de los comisionados que regulan el
negocio de seguros en EE.UU., en el que las compañías europeas quieren
seguir participando, y de las organizaciones judías. Y entendieron que
podía haber juicios multimillonarios y vergonzantes.
�Con su experiencia identificando a nazis y con lo que está
descubriendo ahora con esta comisión, ¿cómo se siente?
�Haciendo un poquito de justicia. Nunca podrá haber completa justicia,
por la naturaleza de estos crímenes. El Holocausto fue la más horrenda,
la mayor masacre en la historia, y también el mayor robo en la historia.
No hay manera de compensar a un sobreviviente y a la comunidad judía, es
imposible. Pero, hablando personalmente, la razón por la que me dediqué
tantos años a investigar a nazis y por la que sigo siendo asesor en esa
área del gobierno de Canadá es que se puede hacer algo para que haya
algo de justicia. Un mundo donde no se hace nada sería mucho, mucho peor.
La comisión es algo que tendría que haberse hecho hace 50 años y no se
hizo, como se tendría que haber juzgado a los nazis más duramente y no
se hizo. Pero es importante que se haga, aunque sea tan tarde. Como es
importante que la Argentina haya deportado a los nazis que vivían aquí,
aunque no lo haya hecho hace medio siglo.
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