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En una ceremonia ritual colectiva, al menos 235 personas se suicidaron prendiéndole fuego a la precaria capilla en que estaban reunidos. El templo está en la localidad de Kanungu, 320 kilómetros al sudoeste de Kampala, la capital de Uganda. Los suicidas, entre los que había familias enteras, formaban parte de una secta denominada Movimiento para la Restauración de los Diez Mandamientos de Dios. Algunos pobladores testimoniaron que los miembros del grupo estuvieron varias horas entonando cánticos y después sólo se escucharon los gritos de dolor, mientras las llamas consumían el edificio construido en madera. Antes del desenlace, el líder espiritual había conminado a sus seguidores a que �vendieran todas sus pertenencias y se prepararan para subir al cielo�, explicó el portavoz de la policía ugandesa. Se trata del segundo suicidio ritual colectivo más grande del mundo, después del ocurrido el 18 de noviembre de 1978 en Guyana, cuando 912 personas se autoinmolaron ingiriendo cianuro o fueron acribilladas a balazos por orden del reverendo Jim Jones, fundador de la secta Templo del Sol, quien en su juventud había sido maoísta y luego devino en millonario que reunió una fortuna estimada en 12 millones de dólares. Finalmente enloqueció y los llevó a la muerte, para escapar de una investigación en la que estaba involucrado por operaciones non sanctas. Eric Naigambi, el vocero de la policía de Uganda, aclaró ayer que todavía es incierto el número exacto de personas fallecidas en Kanungu, aunque se estima que hay por lo menos 235 muertos. Los cuerpos están prácticamente irreconocibles. Desde fines del año pasado, ante la inminencia del nuevo milenio, muchas sectas ugandesas comenzaron a captar la atención de las autoridades policiales, que temían que ocurriera algún rito fundado en profecías apocalípticas. �No sabemos por qué habrán tomado la decisión, pero tal vez fue por el temor al fin del mundo en coincidencia con el comienzo del nuevo milenio�, explicaron fuentes policiales. Los cadáveres estaban, en su mayoría, dentro de la precaria iglesia, destruida por el fuego. Un vecino del lugar coincidió con la policía en que se trata de �un horror pocas veces visto�. Los lugareños llamaron a la policía cuando vieron que �había fuego por todas partes y un griterío estremecedor�. El Movimiento para la Reconstrucción de los Diez Mandamientos, fundado en 1994, había recibido el status de organización no gubernamental (ONG). Su líder era el autoproclamado profeta Joseph Kibweteere y había anunciado con gran pompa que el mundo acabaría el 31 de diciembre de 1999, aunque luego, como todo puede fallar, había postergado el pronóstico hasta el final del corriente año 2000. En septiembre pasado, la policía ingresó a un campamento de la Iglesia del Ultimo Mensaje de Advertencia Mundial. Allí habitaban los miembros de una secta acusada de secuestrar niños y de cometer abusos sexuales en perjuicio de los menores. La secta, que se había instalado en una granja en el centro del país, practicaba el culto del Ultimo Juicio, siguiendo los pasos de un supuesto profeta llamado Wilson Bushara, en Bukoto, en el condado de Nakaseke. Naigimbi sostuvo que los miembros de esa secta eran tutsis y bahimas del sur de Uganda, Burundi, Norte de Tanzania y el este de la República Democrática del Congo. A principios del año pasado, Bushara dijo públicamente que el fin del mundo se produciría el 30 de junio de 1999 y el supuesto apocalipsis despertó inquietud entre los seguidores de otros grupos fanatizados.
LES CERRARON LOS PUESTOS DE
PARQUE RIVADAVIA Dos puestos de
venta de libros pro nazis, ubicados en Parque Rivadavia, fueron
clausurados anoche por infracciones relacionadas con la obstrucción del
espacio público urbano y la presencia de un cable de electricidad en
malas condiciones, informó a Página/12 el subsecretario de Gobierno
porteño, Jorge Enríquez. Ante versiones sobre una clausura por presunta
invocación de la ley antidiscriminatoria, el funcionario aclaró que �se
trató de un operativo de control de vendedores ambulantes y obstrucción
del espacio público�. Agregó que esos dos puestos quedaron �con
consigna policial y en caso de comprobarse que hay material violatorio de
la ley antidiscriminatoria, se hará la denuncia ante la Justicia�.
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