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El peregrinaje de su vida lleva
a Juan Pablo II a un campo minado

Serán seis días históricos para la Cristiandad, que verá a su líder espiritual en la primera visita de gran envergadura a Israel, pero el papa Juan Pablo II �el que más hizo contra el antisemitismo� ya afronta demandas conflictivas de judíos, musulmanes y cristianos, y su sueño ecuménico puede fallar.

Climax: De sus más de 140 viajes al exterior, éste va a ser el clímax de su papado. Pero las políticas y las sensibilidades religiosas están conspirando.


The Guardian de Gran Bretaña
Por Suzanne Goldenberg
Desde Jerusalén

t.gif (862 bytes) La última vez que el Papa atravesó Tierra Santa, lo hicieron circular casi furtivamente por un lapso que no excedió las 12 horas. La palabra �Israel� no atravesó los labios de Paulo VI, quien escrupulosamente evitó visitar a ministros del gobierno o a rabinos. Reunirse con el presidente era lo más difícil de evitar, pero el encuentro tuvo lugar fuera de las oficinas del jefe de Estado.
Eso fue en 1964, antes de que el Concilio Vaticano II repudiara la enseñanza de que los �pérfidos judíos� cargaban con la culpa colectiva a través de los siglos por la crucifixión de Jesús. La semana que viene, cuando Juan Pablo II comience su gira por Tierra Santa, promete ser bastante diferente. Funcionarios israelíes han etiquetado los arreglos de seguridad para su estadía de seis días �incluido uno en terreno de la Autoridad Palestina� como �Operación Viejo Amigo�. El nombre en código es un reflejo volitivo del deseo de que esta visita, viniendo tan próxima en el tiempo después de una expresión de arrepentimiento del Vaticano, pueda borrar las manchas de ofensa y desprecio de una historia de dos milenios de duración frecuentemente violenta.
Desde el inicio de su reinado en 1978, el Papa ha sido agudamente consciente del año 2000, y de su propia misión de llevar a la Iglesia al tercer milenio de la Cristiandad. Ahora, con 79 años, y afectado con el mal de Parkinson, que le dificulta el caminar más de unos pocos pasos por vez, Juan Pablo II está encarando este arduo viaje tanto como un humilde peregrinaje tras los pasos de Jesús como la autoridad suprema de los mil millones de católicos alrededor del globo que busca promover el diálogo con musulmanes y judíos y entre distintas denominaciones cristianas. De sus más de 140 viajes al exterior, éste va a ser el clímax de su papado. Pero las rivalidades políticas y las sensibilidades religiosas están conspirando para asegurar que cada dolorido paso que dé el Papa cuando llegue a Israel el martes sea como caminar sobre un campo minado.
�Si usted espera que todo sea armonioso y sin problemas en la agenda, eso es ridículo�, dice el rabino David Rosen, de la Liga Antidifamación, que se ha reunido a menudo con el Papa, y que integra una pequeña, pero valiente, banda de activistas interreligiosos. Los líderes judíos van a estar escuchando muy de cerca el mensaje del Papa en la conmemoración del Holocausto en Yad Vashem el martes, en busca de un pedido de disculpas explícito por el silencio de la Iglesia Católica mientras seis millones de judíos eran aniquilados durante la era nazi. Los líderes palestinos estarán a la espera de un reconocimiento del sufrimiento de su gente bajo la ocupación israelí cuando visite un día antes el campo de refugiados de Deheishe, cerca de Belén. Los clérigos musulmanes están esperando un pedido de disculpas por la carnicería de las Cruzadas, hace 900 años. Los cristianos locales, actualmente sólo el 2 por ciento de la población -razón por la cual 50.000 peregrinos van a ser trasladados especialmente para abultar los números en la misa papal del próximo viernes cerca del Monte de las Beatitudes que mira sobre el Mar de Galilea� buscarán apoyo en su lucha para resistir la intolerancia tanto judía como musulmana. En las semanas previas a la visita, fanáticos religiosos de la recluida comunidad de Mea Shearim �el enclave de judíos ultraortodoxos de Jerusalén� han llenado las paredes de pintadas anticatólicas. Los rabinos principales se han quejado de que la gira del Papa por el norte de Galilea forzará a los policías israelíes �y van a estar disponibles 18.000 durante la duración de la visita� a desacralizar el Sabbath judío, y reaccionaron virulentamente ante la sugerencia de que la ambulancia especial que acompañará al Papa sea despojada de la estrella roja de David. También correrá el riesgo de causar indignación cuando vaya al Murooccidental en el día final de su visita llevando su crucifijo. �El Muro occidental es una sinagoga y es lugar de oración para cientos y miles de personas alrededor del mundo�, dice el rabino Aharon Feldman, de la yeshivá (grupo religioso) de Beér Torah, en Jerusalén. �Si el Papa quiere visitarlo, debe sacarse su cruz, porque es un símbolo de otra religión.� Y sin embargo, judíos y cristianos admiten que este es el Papa que más ha hecho para invalidar la doctrina que ayudó a respaldar el antisemitismo. Fue el primero en denunciar la persecución de los judíos como un pecado, el primero en entrar en una sinagoga, en Roma en 1988. Fue también bajo su timón que el Vaticano reconoció al Estado de Israel en 1993, lo que muchos consideran como un hito liminar en el cambio de actitud de la Iglesia hacia el pueblo judío. �El ha hecho más en favor de las relaciones católico-judías en 20 años que lo que la Iglesia Católica ha hecho en 2000�, dice el padre Michael McGerry, rector del instituto ecuménico Tantur, cerca de Belén.
Cuando visite Yad Vashem, el Papa de Polonia se reunirá con sobrevivientes de su pueblo natal de Wadowice. Hoy no quedan judíos en el lugar de su nacimiento; 3 millones de judíos polacos murieron en el Holocausto. El puñado que queda de Wadowice dice que recuerda que Lolek -como se conocía a Karol Wojtyla en su juventud� se destacaba por su amistad con los judíos.
Roman Krisher, que ahora vive en un suburbio de Tel Aviv, también estará allí; todavía tiene los esquíes azules que usó durante una carrera en 1937 de la que ambos participaron. �Era muy liberal, muy religioso y no hacía diferencias entre cristiano y judío aun cuando era muy pequeño �dice Krisher, que estaba en la misma clase que el Papa en la escuela primaria-. Al salir de la escuela había otros católicos que nos llamaban �sucios judíos�, pero él siempre estuvo en contra de eso, y era un buen amigo�.
Viñetas como ésta quedarán perdidas por la mayoría de los israelíes, sin embargo, como también puede quedarlo el mensaje papal de reconciliación. Una encuesta Gallup comisionada el año pasado por la Fundación Internacional de Cristianos y Judíos de Chicago encontró que sólo un 27 por ciento de los israelíes reconocía alguna �significación especial� al 25 de diciembre. Más del 60 por ciento no conocía personalmente a ningún cristiano, y sólo un tercio sabía de las declaraciones del Papa contra el antisemitismo.
�La visita del Papa no va a ser un acontecimiento mayor en la agenda del mundo ultraortodoxo �dice Jonathan Rosenblum de Am Echad, una organización judía conservadora�. No es algo de lo que la gente vaya a estar hablando mucho en shul (la sinagoga)�.


Claves

  La visita del papa Juan Pablo II a Tierra Santa durará seis días: desde el 20 hasta el viernes 26 de marzo.
  La primera ceremonia se realizará el lunes en la capital jordana de Amman, donde el Sumo Pontífice celebrará una misa a la que se calcula que asistirán entre 50.000 y 70.000 personas.
  Antes de partir hacia Israel y los territorios palestinos, el Papa se reunirá con el rey Abdulá, y visitará el monte Nebo y las zonas ocupadas por Israel cerca de la bíblica ciudad de Jericó.
  En Israel se reunirá con líderes judíos, visitará el Muro de los Lamentos y el monumento de Yad Vashem, en honor a las víctimas del Holocausto. Luego recorrerá las ciudades de Belén y Nazaret.
  Los palestinos ya adelantaron que esperan que Juan Pablo II bese tierra palestina en apoyo al reconocimiento de un Estado independiente.
  El viaje papal culminará el domingo en la ciudad santa de Jerusalén, donde dará un mensaje de unión a cristianos, hebreos y musulmanes.

 

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