Por Pablo Plotkin
Andrés
Calamaro perdió la cuenta, pero calcula que en los últimos tres meses
que pasó en Buenos Aires escribió entre 200 y 300 canciones. El lunes a
la noche voló a Madrid con una selección de cien, y no está dispuesto a
discutir con los ejecutivos del sello español Dro el formato del sucesor
de Honestidad brutal: deberán ir todas. El verano porteño de Andrés fue
�la pura verdad�, como él lo define. Encerrado en un hotel,
componiendo compulsivamente canciones, �sin encender la televisión
jamás�. En los últimos días se habló de su �mal� estado de salud
(con portada de revista Claro incluida), de sus supuestos 37 kilos de
peso, y Charly García apareció por ahí opinando sobre una posible (e
inexistente) internación de su enemigo público. �Los 37 kilos los peso
de la cintura para abajo; arriba tengo otros treinta�, corrigió
Calamaro en entrevista con Página/12, horas antes de viajar a España.
�Pero, sinceramente, prefiero que (García) me ataque a que me defienda.
El quiere que nos confundan, que determinadas personas crean que somos lo
mismo. Habló de internación, pero... Si nadie tiene cara ni para
mandarme al médico. Yo soy de la clase loca que puede escribir 300
canciones en tres meses. Soy de la clase loca que está al derecho. Mi
locura es escribir.� Y hay que creerle: una noche, antes de dormir,
Calamaro escribió 29 canciones. �Batí mi propia marca�, cuenta. �Fue
un diskette entero que se llamó Mi funeral, pero de aquello sólo
sobrevivió una canción, para que vean que tengo un criterio de
selección exigente.�
�¿De qué hablaba Mi funeral?
�Era decirse la verdad de una forma tremenda. Apuntarse a sí mismo y
hacer blanco con mil flechas. Practiqué bastante el pop científico:
aprendí que las canciones tienen que engañarme primero a mí. Sé que es
un acto de terrorismo, pero para mí es eso la industria del
entretenimiento. Me indigna llamar industria a esto, le queda un poco
grande. Lo que yo hago es decir la verdad y escribir buenos textos. A eso
me dediqué. Sé que puedo hacer canciones para la alegría de la gente,
pero inmediatamente encuentro la vacuna y las desecho. Voy a intentar que
este disco no tenga singles. Voy a intentar hacer una obra maestra.
�En estos días se habló bastante de usted. El Indio Solari, por
ejemplo, salió elogiándolo en el diario Clarín. ¿Cómo lo recibió?
�Es una maravilla. Para mí y para mis amigos fue el galardón máximo.
Al Indio le tengo un respeto y una admiración increíbles. Con Skay son
el Lennon y McCartney argentinos. Además, los Redondos es el grupo que
escuchan los delincuentes y cualquiera que ya no cree en el rock. Ellos
siguen la línea inteligente de Miguel Abuelo y de Luca, y eso me llena de
orgullo. Será porque tenemos una frase en común, que es �muerde el
anzuelo�. No lo sé. Recuerdo que cuando empecé a ensayar con Raíces
ellos ensayaban al lado, mientras se preparaban para convertirse en un
auténtico orgullo nacional. Al señor Carlos Solari me gustaría
agradecerle en persona, decirle que lo que dijo vale mucho más que 500
canciones pasadas por radio. Que estas alitas no se mueven ni con dinero
ni con vanidad, pero este gesto se agradece. El es un auténtico Carlos
Gardel, como mi amigo Leonardo Favio. Me voy muy contento con esta
mención, sabiendo que estoy en el buen camino para hacer un disco mejor.
�¿Qué se puede decir del futuro disco?
�Va a ser muy interesante. Me voy con la valija llena de música.
¿Cómo creían que iban a ser los discos en el siglo XXI? Este será el
primero que yo haga, y tendrá cien canciones. Para escribir 200 o 300
canciones en tres meses hay que dedicarse con mucha intensidad, y dominar
la canción a la perfección. Grabé todo en cuatro canales, como la
mayoría de los mejores discos de rock están grabados. Que las
compañías sueñen con mandarme a estudios caros, a mí me interesa otra
cosa. Pero la bomba explota cuando me reúna con los del sello. Voy a
demostrar que si querés un poquito de rocanrol no hace falta tirarse de
un noveno piso, pero tampoco mariconearse mucho. Tenés que convivir con
tus propios demonios y aprender a reírse en sus caras. Así que mañana,
la revolución.
�¿Aprendió algunas cosas en el último tiempo?
�Ahora tengo otra mentalidad: el rock no sólo se toca, también se
escribe. Y hay que aprender a decir. Me siento muy orgulloso por decir y
escribir el rock. Gradualmente estoy empezando a escribir menos, aunque
las últimas canciones las escribí ayer y salieron muy buenas. ¡Hombre!,
cuando una canción sale, ¿qué vas a hacer? Tengo un montón de
canciones con letras políticas, letras que apoyan el asesinato, la
venganza, letras de amor. Pero el asunto es siempre terminar riéndose o
rompiendo algo. Yo no tomo alcohol, y si bien no practico la sobriedad,
practico la lucidez. Así que lo que ahora vuelvo a intentar es dar un
auténtico golpe de estado. Son canciones lo suficientemente heroicas como
para dar la sensación de poder detener el tiempo por un instante.
Honestidad brutal era sólo el principio. ¡¿O acaso pensaban que no
hablaba en serio, infieles?! No sé mentir, y no estoy acá para hacer
relaciones públicas.
�¿Qué cosas cambiaron desde Honestidad brutal?
�El año pasado empezó bastante freak en cuestiones personales, pero
estaba con Bob Dylan. Fue interesante tener una temporada sin ensayos ni
shows en vivo, porque no había límites para grabar y componer. Y así
sucedió. Quiero dar una patada en la mesa y que quede temblando 50 años.
Eso es lo que quiero, no quiero hacer un disco para las radios. ¿Quién
dijo que todo está perdido? Todos sabemos que el precio de un compact es
mucho más bajo del que se vende, y todos estamos participando de la
estafa. Por eso creo que hay que romper un par de vidrios a puñetazos. No
es necesario tirarse a la pileta, pero cada tanto no viene mal una
zambullida a las entrañas de la decadencia occidental-capitalista.
�¿Este próximo disco tiene que ver con eso?
�Sí, me voy a España para defender una obra imposible, pero a la vez
muy posible. Lo mejor es que no pienso ponerme a discutir sobre el tema.
Creo que no va a hacer falta discusión. Algunos puntos habrá que
conversar, pero hasta quiero eliminar la difusión radial. Es decir, no
estoy en contra de la propaganda, pero no quiero que agarren una sola
canción y la pasen 3 mil veces. �Te quiero igual� es una canción que
suena a pedo, antipop total, un experimento con rimas exageradas, tipo
Sabina. Era una cosa demasiado arriesgada, y la compañía creyó que era
un single.
�A propósito, ¿qué tal el encuentro con Sabina?
�Sabina es un auténtico buen letrista. Domina técnicas que yo
francamente no intentaría. El otro día nos reunimos y discutimos
amigablemente. Me pareció que quería decirme algo, pero nunca llegaba a
decírmelo. El con las palabras es bastante superior, y tiene sus trucos.
En cambio lo mío es encontrar vacunas contra los trucos. En el show me
hubiera gustado verlo con Fito, haciendo las canciones de ese disco tan
lindo que grabaron juntos. Me da pena que no se valore el disco que hizo
con él, ése es el auténtico gran disco de Sabina. Fito estaba poniendo
mucha polenta en él, trabajando mucho. Pero Sabina, en su rol de
Supersabina, puso demasiado caos para un renacentista como Fito.
�¿Con qué sensación se va a España?
�Me voy con esas palabras en imprenta del Indio Solari, que me llenan de
dignidad rockera y gratitud. Si alguien no se había dado cuenta, que se
joda. Este año escribí más canciones de las que van a escribir la
mayoría en el resto de su vida. Como le habrían dicho a Bochini, hay que
humillar. Escribir canciones y dedicarse a la música. No me voy a hacer
el loco ni el simpático, pero sepan que dejo la sangre en este disco. En
estos blood tracks. Y que tengo 38 años, y no quiero hacer un disco de
100 canciones para que pasen una. Espero llegar y que me digan �Andrés,
¿qué disco querés hacer?�. Puedo hacer una obra maestra, pero
también sé negociar. Mantengo una lucidez cruel.
�¿Y en la Argentina, qué reacción prevé de la compañía?
�No podría tolerar que un disco mío sea mutilado en Argentina. Sólo
en Argentina, en el resto del mundo que hagan lo que quieran. Este es un
disco hecho en la Argentina, que habla mucho de la Argentina, con ritmos
argentinos. Espero apoyo total de la compañía. Aviso que no es un
sueño: tengo las canciones ahí, grabadas, y puedo escucharlas.
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