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Un muñeco dorado del que siempre se habla para bien o para mal

Los festivales de Cannes, Berlín y Venecia se precian de privilegiar la calidad por sobre el negocio. El premio de la Academia Europea de Cine que se otorga desde 1988 es puro prestigio. La Academia Británica entrega el Bafta y el Alexander Korda. El sindicato de actores de EE.UU., el respetado Screen Actors Guild Award. La Directors Guild of America premia a los directores. El más prestigioso premio cinematográfico estadounidense es el Life Achievement, del American Film Institute. El Oscar es inevitablente cuestionado y mirado de reojo por quienes consideran que el cine es arte. Pero la realidad señala que año a año su entrega produce un fenómeno internacional difícil de comparar. Aquí, algunas razones.

El mecanismo

La elección de los ganadores tiene sus vueltas. A los 6 mil miembros de la Academia de todo el mundo (vinculados con distintas ramas del cine) los inundan de información y promoción durante meses: folletos, datos, videos, música y hasta guiones de películas que deben reunir muchos requisitos (de ficción, con una duración mínima, exhibidas en Los Angeles al menos durante 7 días en una sala que cobre entrada, etcétera). Cada académico elige ciertos rubros de acuerdo con su oficio y envía sus votos a Price Waterhouse, que hace el recuento y determina los famosos �nominados�. Vuelven a actuar los 6 mil miembros eligiendo a los ganadores entre ellos (ahora todos votan todos los rubros) y mandan su decisión por correo, ya que la votación es anónima. Los escribanos los ordenan .-sin que ningún empleado vea más del 15 por ciento del total-. y sólo dos directivos hacen el cómputo final, quedando en ellos el ardiente secreto de los ganadores hasta último momento. El mejor film extranjero recorre un camino menos arduo: lo eligen unos 60 miembros, casi todos ya creciditos, que suelen preferir historias de emoción, clásicas, épicas. Eso sí, deben probar que vieron las cinco nominadas.

Las ausencias

Sólo tres veces el Oscar no se entregó: en 1938 (con Los Angeles inundado), en 1968 (en homenaje a Luther King, asesinado días antes) y en 1981 (cuando casi matan a Reagan). Nunca se lo otorgaron a grandes como Richard Burton y Cary Grant, y tampoco lo recibieron directores como Orson Welles y Hitchcock. Y otros lo rechazaron, como Marlon Brando; cuando lo eligieron por El Padrino envió a una india con un discurso a favor de las minorías indígenas. Su entrega tiene precalentamientos. Uno de ellos se produce 48 horas antes, con los Independent Spirit Award, premios de la asociación del cine independiente. Para aspirar a ellos es indispensable un film de bajo costo que desarrolle un tema original, provocativo y de interés público. Pero lo más divertido ocurre días antes: la entrega de la Frambuesa de Oro, el premio a los peores, creado por el escritor John Wilson. Kevin Costner ganó cinco de golpe por El mensajero, pero el record es de Stallone: Rocky-Rambo colecciona 21 nominaciones y 8 Frambuesas ganadas.

El famoso muñequito

El anhelado peladito está parado para siempre sobre una bobina de película, con cinco cavidades que representan a los gremios de la Academia prehistórica: actores, directores, guionistas, técnicos y productores. Los esotéricos atentos perciben que el número 3 lo define: mide 33 cm de alto, pesa 3 kilos y cuesta unos U$S 300 (aunque hoy para ganarlo, dicen en Hollywood, siempre hay que invertir más de 3 millones). Sostiene un difuso cetro o bastón que para un argentino podría significar un palo, símbolo de los millones que su obtención garantiza. Es de estilo art decó, está enchapado en cobre, níquel, plata y oro 24 kilates y lo fabrica R.S. Owens, empresa de Chicago que el viernes se vio en apuros cuando se �perdieron� 54 estatuillas.

Los números no mienten

Las películas que recibieron más Oscar en la historia de la polémica posterior (once cada una) son tres: Ben Hur (1959), West Side Story (1961) y Titanic (1997). Nueve ganaron Lo que el viento se llevó (1939), Gigí (1958), El último emperador (1987) y El paciente inglés (1996). El director más mencionado tras la mítica frase �the winner is...� fue el enorme John Ford, que ganó por El delator (1935), Viñas de ira (1940), ¡Qué verde era mi valle! (1941) y El hombre quieto (1952). La persona (o empresa, en este caso es lo mismo) que más estatuillas se llevó es Walt Disney: 32. Dos son los actores más premiados, que lo disfrutaron en tres ocasiones: Walter Brennan por Rivales (1936), Kentucky (1938) y El forastero (1940); y Jack Nicholson por Atrapado sin salida (1975), La fuerza del cariño (1983) y Mejor imposible (1997). Pero las mujeres tienen el record. Katharine Hepburn obtuvo cuatro: por Gloria de un día (1933), Adivina quién viene a cenar esta noche (1967), El león de invierno (1968) y La laguna dorada (1981). Los países que se fueron en más oportunidades con la estatuita en la valija por el rubro mejor film extranjero son: Francia (13) e Italia (11). Los argentinos fueron ganadores morales 72 veces, pero en la Academia computan menos.

Recetas y conjeturas

Las estadísticas marcan requisitos para ganar los Oscar top (película, director, actores). El principal es tener el buen karma de haber nacido en Estados Unidos, con lo cual las cosas se facilitan bastante. También conviene no filmar una comedia; tener un personaje protagónico fuerte (preferentemente varón); no haber sido ni un fracaso ni un excesivo éxito de público; ganar antes el Globo de Oro; tener muchas nominaciones (hasta la de �mejor utilero�) y en especial contar una historia emocionante .-si está ubicada en el pasado, mejor-., con ribetes de dolor y lucha que reivindiquen los valores, es decir, lo que absurdamente se llama �condición humana�. Como si la indiferencia y la crueldad fueran ajenos a la esencia del hombre. Todo eso ayuda, pero lo primordial es que la productora no sea tacaña a la hora de gastar en lobby y promoción.
Belleza americana, Sexto sentido, Las reglas de la vida, Milagros inesperados y El informante ya pueden cambiar el auto sólo por ser los films nominados de este año, aunque sólo uno ganará la gloria y el pozo vacante. Un dato que puede cambiar la historia. A lo largo de tantas décadas fueron candidateados algunos morenos .-pocos-. pero un solo actor negro ganó el Oscar: Sidney Poitier en 1963. Se rumorea que en esta 72ª edición, entre el tapado Michael Clarke Duncan (quien es nominado la primera vez que personifica a un preso en lugar de un guardiacárcel) y el consagrado Denzel Washington (que con su boxeador-víctima de Huracán ya se agenció dos oros: un Globo y el Oso de Berlín), pueden romperles el hábito a los actores blancos.

Cómo comenzó la manía de premiar

La mayoría de los historiadores asegura que se le ocurrió a Douglas Fairbanks, primer presidente de la Academia de Artes y Ciencias Cinematográficas de Hollywood y superstar de la época, además de socio de otros dos monstruos, Charles Chaplin y Mary Pickford (de ella, además, pareja). Lo cierto es que, en un clima de conflictos con las estrellas y problemas sindicales, Fairbanks y Louis Mayer querían darle status artístico a un medio que era, es y será, ante todo, industrial. Mayer también pretendía compensar con algún mimo a la gente a la que manipulaba con su MGM.
(Un flashback para entender por qué la MGM se llama así: en 1924 Louis Mayer se había asociado con Marcus Loew .-dueño de la modesta productora Metro Pictures y del pequeño estudio Goldwyn Pictures-. y le agregó su apellido a la nueva empresa, que pasó a llamarse Metro Goldwyn Mayer para luego convertirse en un monstruo.)
Mayer reunió a varios poderosos del medio y crearon la Academia. En mayo de 1929 sirvieron una cena, entregaron los premios en una ceremonia que duró cinco minutos (única de la historia sin la presencia de la prensa) y a dormir. Luego la cosa cambió un poco: ahora se trabaja todo el año tras la conquista del Oscar, se gastan millones para promover a los candidatos en los meses anteriores y a la ceremonia la ve el mundo entero.
Los ganadores inaugurales fueron sólo seis, casi todos artistas mayores. Mejor producción (películas comerciales): Alas, drama bélico �mudo� del gran William Wellman. Calidad artística (films especializados): Amanecer, del padre del cine moderno, el alemán expresionista que filmó en EE.UU. Friedrich Murnau. Mejor director en drama: otro grande, Frank Borzage, por El séptimo cielo. Mejor director en comedia: el que luego sería especialista en acción (ganador del Oscar del año siguiente con Sin novedad en el frente): Lewis Milestone por Dos caballeros árabes. Mejor actor: otro alemán, Emil Jannings por La última orden y El destino de la carne. Y mejor actriz: la ingenua Janet Gaynor por El séptimo cielo, El ángel de la calle y Amanecer.
Pero el Oscar mismo nace 4 años después (el ganador es Grand hotel de Edmund Goulding): Cedric Gibbons es quien diseña la estatuilla y el nombre se lo pone Walt Disney (a quien en 1938 se le entregaron un Oscar y siete miniaturas por Blancanieves y los 7 enanitos), a partir de una anécdota conocida: dicen que al ver al hombrecito por primera vez, la bibliotecaria de la Academia, Margaret Herrick, se sorprende: �¡Se parece a mi tío Oscar!�. Aunque quizá ésta sea una versión distorsionada de la realidad, un hábito de Hollywood.

 

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