Por Javier Lorca
Desde Santa Fe
Con
fidelidad a una costumbre que se repite cada dos años desde 1984, un
militante de la radical Franja Morada subió anoche al podio de la
Federación Universitaria Argentina (FUA), ahora bajo el logo de la
Alianza. �Si se respeta la autonomía y no se ataca a la universidad
pública, podemos aprovechar que la pelota está en nuestra cancha y
transformar a la universidad�, dijo Manuel Terrádez, 27, casado con
Lorena, licenciado en Ciencia Política y estudiante de Derecho en la
Universidad de Rosario. A él lo eligieron esta madrugada 490 de los 890
delegados estudiantiles de las universidades nacionales, después de un
movido congreso que sesionó en la Universidad del Litoral con unos 5000
estudiantes (y que incluyó algunos incidentes menores entre militantes de
la Unidad Opositora de izquierda y sus pares aliancistas).
Antes de ser votado para suceder al rosarino Pablo Javkin, Terrádez,
autoproclamado alfonsinista, conversó con Página/12. Aseguró que la
hegemonía de Franja no perjudica la dinámica del movimiento y propuso
que los estudiantes salgan de la situación defensiva donde los arrinconó
el menemismo. Y, pese a que ensalzó la puerta que le abrió al diálogo
el nuevo ministro de Educación, Juan Llach, quedó claro que hay baches
entre los planes oficiales y las reivindicaciones de la versión
universitaria de la Alianza (ver aparte).
�¿Por qué, al igual que en el �98, resulta elegido presidente de la
FUA un dirigente de Rosario?
�Bueno, el movimiento estudiantil tiene una presencia y una fuerza muy
importantes en Rosario. Es uno de los lugares donde hay más organización
política, tanto a nivel de los partidos como de los centros de
estudiantes. Y también tiene que ver con la dinámica propia de mi
agrupación, Franja Morada, y de la Alianza, que me eligieron a mí como
candidato. Además (sonríe), no es la primera vez que pasa: hace unos
años se dio con dos presidentes que salieron de la UBA y otros dos de la
Universidad del Litoral.
�¿Qué va a tener de parecido, y qué de diferente, la nueva FUA con
respecto de la que hasta ayer conducía Javkin?
�La gestión de Pablo, como las gestiones anteriores, logró fortalecer
institucionalmente a la federación en sus relaciones con todo el sistema
universitario. Vamos a profundizar esto, pero se van a ver diferencias
porque hubo un cambio político en el país. Pasamos de una situación de
permanente hostigamiento, recortes y leyes agresivas, a una situación de
diálogo. Si bien fuimos críticos de la designación de Llach, lo
importante es que ahora se abrieron las puertas del ministerio para buscar
consenso.
�Paradójicamente, ese cambio político nacional parece complicarles las
cosas a la versión estudiantil de la Alianza. ¿Era más fácil ser
oposición de Menem que acompañar a De la Rúa?
�Se nos abre un desafío que es más difícil de enfrentar. Los ataques
del gobierno anterior a la educación pública nos hicieron fuertes en la
resistencia. Eso nos acercó a un bloque social enemigo de las políticas
neoliberales. Ahora y acá pueden aparecer las diferencias con esos
sectores, nosotros creemos que puede abrirse un diálogo maduro. Esto nos
va a permitir salir de una situación de defensa y ponernos a trabajar en
una reforma académica. Si se respeta la autonomía y no se ataca a la
universidad pública, podemos aprovechar que la pelota está en nuestra
cancha y ser protagonistas de una transformación de la universidad.
�¿Hay proyectos concretos?
�Sí, queremos involucrar a todos los estudiantes en actividades
solidarias, en tareas donde podamos incorporar lo que aprendemos en la
facultad. Y el objetivo sería que el impacto más fuerte llegue a
lossectores sociales menos favorecidos. Por ahora, la FUA tiene dos
ejemplos en ese sentido: un programa nacional de alfabetización y otro
que recién está empezando, el programa de inclusión de los
discapacitados en la universidad.
�Hace 16 años que Franja encabeza la FUA. ¿Esa hegemonía no perjudica
a la dinámica del movimiento?
�Al contrario. La continuidad nos permitió articular políticas en
defensa de la universidad pública. Y, si no fuera así, seguramente los
estudiantes cambiarían sus preferencias cuando votan. Además, las
elecciones de la federación y de los centros de estudiantes son
periódicas y representativas. La estructura de la FUA es muy
democrática, hay lugar para varios sectores de la oposición, no es que
el que gana ocupa todos los cargos.
Gratuidad e impuestos
�En su último y reciente congreso nacional, Franja Morada se
manifestó en contra del aporte o impuesto que deberían pagar los
graduados universitarios, según la propuesta del ministro Llach.
¿Qué opina el nuevo titular de la FUA?
�La educación debe ser gratuita en todos sus niveles. Cuando el
gobierno anterior insistía con el arancel, nosotros le respondíamos
que desarrolle un sistema tributario más progresivo. Y ahora
proponemos lo mismo. Pensar que un graduado tiene que pagar, sólo por
ser graduado, sin saber si tiene un buen trabajo o maneja un taxi, no
es algo progresivo. En cambio, si alguien tiene altos ingresos, sin
importar si se graduó o no, y con su aporte se pueden financiar los
estudios de gente carenciada, eso sí es progresivo. Tiende a incluir
a más sectores sociales en la educación. Pero podemos debatirlo.
�También hubo críticas para el proyecto oficial de evaluar la
calidad de los egresados.
�Estamos a favor de que se evalúe a todo el sistema universitario,
que se piense a la evaluación en términos integrales, incluyendo lo
académico, lo administrativo, lo presupuestario, todo. Pero hay que
debatir cómo se va a hacer y para qué. Si es para mejorar la
calidad, la evaluación es bienvenida. Siempre que no implique un
sistema de premios y castigos como quería el gobierno anterior. Y,
con respecto de la evaluación de los graduados, hay que recordar que
para recibirnos en la universidad tuvimos que aprobar unas 35
materias, cada una con sus respectivos exámenes, dos o tres, y otros
tantos trabajos prácticos. Los graduados universitarios somos las
personas más evaluadas del país. |
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