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FRANJA MORADA RENOVO AYER LA PRESIDENCIA UNIVERSITARIA
La FUA �con toda la pelota�

El radical Manuel Terrádez es el nuevo presidente de la Federación Universitaria Argentina. Quiere aprovechar que la Alianza gobierna para �transformar a la universidad�.

Como en 1998, la FUA eligió a un rosarino. �El movimiento estudiantil tiene una fuerza muy importantes en Rosario�.


Por Javier Lorca
Desde Santa Fe

t.gif (862 bytes) Con fidelidad a una costumbre que se repite cada dos años desde 1984, un militante de la radical Franja Morada subió anoche al podio de la Federación Universitaria Argentina (FUA), ahora bajo el logo de la Alianza. �Si se respeta la autonomía y no se ataca a la universidad pública, podemos aprovechar que la pelota está en nuestra cancha y transformar a la universidad�, dijo Manuel Terrádez, 27, casado con Lorena, licenciado en Ciencia Política y estudiante de Derecho en la Universidad de Rosario. A él lo eligieron esta madrugada 490 de los 890 delegados estudiantiles de las universidades nacionales, después de un movido congreso que sesionó en la Universidad del Litoral con unos 5000 estudiantes (y que incluyó algunos incidentes menores entre militantes de la Unidad Opositora de izquierda y sus pares aliancistas).
Antes de ser votado para suceder al rosarino Pablo Javkin, Terrádez, autoproclamado alfonsinista, conversó con Página/12. Aseguró que la hegemonía de Franja no perjudica la dinámica del movimiento y propuso que los estudiantes salgan de la situación defensiva donde los arrinconó el menemismo. Y, pese a que ensalzó la puerta que le abrió al diálogo el nuevo ministro de Educación, Juan Llach, quedó claro que hay baches entre los planes oficiales y las reivindicaciones de la versión universitaria de la Alianza (ver aparte).
�¿Por qué, al igual que en el �98, resulta elegido presidente de la FUA un dirigente de Rosario?
�Bueno, el movimiento estudiantil tiene una presencia y una fuerza muy importantes en Rosario. Es uno de los lugares donde hay más organización política, tanto a nivel de los partidos como de los centros de estudiantes. Y también tiene que ver con la dinámica propia de mi agrupación, Franja Morada, y de la Alianza, que me eligieron a mí como candidato. Además (sonríe), no es la primera vez que pasa: hace unos años se dio con dos presidentes que salieron de la UBA y otros dos de la Universidad del Litoral.
�¿Qué va a tener de parecido, y qué de diferente, la nueva FUA con respecto de la que hasta ayer conducía Javkin?
�La gestión de Pablo, como las gestiones anteriores, logró fortalecer institucionalmente a la federación en sus relaciones con todo el sistema universitario. Vamos a profundizar esto, pero se van a ver diferencias porque hubo un cambio político en el país. Pasamos de una situación de permanente hostigamiento, recortes y leyes agresivas, a una situación de diálogo. Si bien fuimos críticos de la designación de Llach, lo importante es que ahora se abrieron las puertas del ministerio para buscar consenso.
�Paradójicamente, ese cambio político nacional parece complicarles las cosas a la versión estudiantil de la Alianza. ¿Era más fácil ser oposición de Menem que acompañar a De la Rúa?
�Se nos abre un desafío que es más difícil de enfrentar. Los ataques del gobierno anterior a la educación pública nos hicieron fuertes en la resistencia. Eso nos acercó a un bloque social enemigo de las políticas neoliberales. Ahora y acá pueden aparecer las diferencias con esos sectores, nosotros creemos que puede abrirse un diálogo maduro. Esto nos va a permitir salir de una situación de defensa y ponernos a trabajar en una reforma académica. Si se respeta la autonomía y no se ataca a la universidad pública, podemos aprovechar que la pelota está en nuestra cancha y ser protagonistas de una transformación de la universidad.
�¿Hay proyectos concretos?
�Sí, queremos involucrar a todos los estudiantes en actividades solidarias, en tareas donde podamos incorporar lo que aprendemos en la facultad. Y el objetivo sería que el impacto más fuerte llegue a lossectores sociales menos favorecidos. Por ahora, la FUA tiene dos ejemplos en ese sentido: un programa nacional de alfabetización y otro que recién está empezando, el programa de inclusión de los discapacitados en la universidad.
�Hace 16 años que Franja encabeza la FUA. ¿Esa hegemonía no perjudica a la dinámica del movimiento?
�Al contrario. La continuidad nos permitió articular políticas en defensa de la universidad pública. Y, si no fuera así, seguramente los estudiantes cambiarían sus preferencias cuando votan. Además, las elecciones de la federación y de los centros de estudiantes son periódicas y representativas. La estructura de la FUA es muy democrática, hay lugar para varios sectores de la oposición, no es que el que gana ocupa todos los cargos.

 

Gratuidad e impuestos

�En su último y reciente congreso nacional, Franja Morada se manifestó en contra del aporte o impuesto que deberían pagar los graduados universitarios, según la propuesta del ministro Llach. ¿Qué opina el nuevo titular de la FUA?
�La educación debe ser gratuita en todos sus niveles. Cuando el gobierno anterior insistía con el arancel, nosotros le respondíamos que desarrolle un sistema tributario más progresivo. Y ahora proponemos lo mismo. Pensar que un graduado tiene que pagar, sólo por ser graduado, sin saber si tiene un buen trabajo o maneja un taxi, no es algo progresivo. En cambio, si alguien tiene altos ingresos, sin importar si se graduó o no, y con su aporte se pueden financiar los estudios de gente carenciada, eso sí es progresivo. Tiende a incluir a más sectores sociales en la educación. Pero podemos debatirlo.
�También hubo críticas para el proyecto oficial de evaluar la calidad de los egresados.
�Estamos a favor de que se evalúe a todo el sistema universitario, que se piense a la evaluación en términos integrales, incluyendo lo académico, lo administrativo, lo presupuestario, todo. Pero hay que debatir cómo se va a hacer y para qué. Si es para mejorar la calidad, la evaluación es bienvenida. Siempre que no implique un sistema de premios y castigos como quería el gobierno anterior. Y, con respecto de la evaluación de los graduados, hay que recordar que para recibirnos en la universidad tuvimos que aprobar unas 35 materias, cada una con sus respectivos exámenes, dos o tres, y otros tantos trabajos prácticos. Los graduados universitarios somos las personas más evaluadas del país.

 

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