Luego
de su debut en Fórmula 1, hace ocho días, el platense se prepara para
Brasil, el domingo, aunque sin abrir pronósticos. |
Por Pablo Vignone --Ahora que debutaste, ¿qué es lo mejor de ser un piloto de Fórmula 1?
--Lo que más me gusta es
sentarme con los ingenieros de pista, con toda la parte organizativa y
deportiva del equipo de F-1, para discutir lo hecho en pista. En el caso
de Australia fue más especial, porque el debut no es una carrera
cualquiera.
--¿Y lo peor?
--Darse cuenta de que cometés
errores que no querés cometer, o que no creés que vas a cometer. Eso es
lo peor.
--Ya has dicho que, en el
balance, estabas conforme con el debut. Pero ¿con qué aspecto de tu
desempeño no quedaste satisfecho?
--Llegué a Australia con 600
kilómetros de pruebas, nada más, contra pilotos que tienen muchísima más
experiencia que Mazzacane, y que tenían ya 2000 kilómetros de ensayos
bajo el cinturón. Sí hay algo que quiero mejorar: necesito tener mayor
cantidad de kilómetros que los que llevo recorridos hasta el momento. Si
lo logro, va a ser más positivo, me voy a sentir con más soltura y voy a
poder cumplir.
--¿Qué pasó en la
clasificación de Melbourne, el punto más bajo del fin de semana pasado?
--Obviamente que yo quería
largar lo más adelante posible, desde una posición expectante. Se había
visto que el viernes y el sábado antes de la clasificación se podía
andar bien. Asumo la responsabilidad de haber hecho cambios de puesta a
punto en el auto y modificado muchas cosas que me jugaron en contra.
Minardi me da libertad para elegir, y eso es importante porque
profesionaliza mucho al piloto.
--¿Por qué te despistaste
tanto?
--Venía yéndome al pasto en
todas las curvas. En ésa, en las anteriores, en la siguiente...
--¿Pero fue porque viste a
las Ferrari por el espejo?
--No; con el problema de la
caja, el auto se quedaba en punto muerto. Esa fue mi última vuelta. Paré
en boxes, verificaron el problema y me hicieron salir otra vez, pero en
las curvas, con la caja en quinta y a bajas revoluciones, me quedaba sin
tracción.
--Venís a la Argentina y
causás conmoción...
--Hay interés. Conmoción no.
--Bueno, pero te estás
entrevistando con personalidades como el presidente De la Rúa o el
gobernador Ruckauf, te piden reportajes de todos lados, vas a la radio y a
la TV a programas no deportivos. Alguna vez discutimos acerca de si eso
era el lado oscuro de ser piloto de Fórmula 1.
--No, lado oscuro no. Si fuera
así, ni me dedicaría a esto. Trato de pasarla lo mejor posible y que
estas situaciones sean agradables para mí, para los periodistas, para
todos. Este interés que se despierta no es sólo conmigo, le sucede a
cualquiera de los 22 corredores de F-1. Me da la impresión de que como
represento a la Argentina en un mundo tan competitivo, eso trae conmoción,
como dijiste.
--Ahora viene Brasil. ¿Qué
se puede esperar? A diferencia de Australia, ya conocés el circuito.
--Sí, pero no sé cómo estará
el piso.
--Sigue ondulado, como
siempre.
--Yo corrí Fórmula 3 en el
'93 y no volví a San Pablo. Por lo menos sé para dónde van las curvas y
cuando salga con el F-1 sé para que lado tengo que doblar. Yo espero un
muy buen día viernes, sin problemas míos ni técnicos ni de nadie para
girar con tranquilidad. Así se prepara el auto para la clasificación y
la carrera.
--Pese a que el promedio de
vuelta de Interlagos es similar al del Albert Park, el circuito paulista
tiene rectas más largas. ¿Eso perjudicará al Minardi, que tiene el
motor menos potente y más pesado de todos?
--No, lo que nos va a
perjudicar son las rectas en subida, al tener menos potencia. En curvas de
media velocidad no es tanto el problema.
--¿Cuál sería el
resultado ideal en Brasil?
--No, no me animo a hacer un
pronóstico para no crear falsas expectativas, ni creármelas yo tampoco.
Prefiero seguir creciendo y avanzar carrera por carrera, sin conformismos.
--¿Sin otra meta? Tuero decía
que quería sacar un punto el primer año.
--Repito lo que dije antes del
debut: quiero asimilar lo más rápido posible la experiencia necesaria
para andar en Fórmula 1. Se va al límite todo el tiempo, desde el
viernes: si no, Schumacher no se golpea como se golpeó en las pruebas.
Eso marca la diferencia con cualquier otra categoría.
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