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Castillo
es un matón del sindicato de marítimos, represor durante la dictadura,
carapintada, sospechado de haber participado en varios asesinatos y prófugo
de la Justicia por distintos delitos, entre ellos el intento de homicidio
contra el intendente de la localidad correntina de Monte Caseros. Rico
mostró ayer una foto donde aparece una persona muy parecida al Indio
haciendo de custodio de De la Rúa a la salida de una visita que hizo el
Presidente a la Administración Federal de Ingresos Públicos el 24 de
febrero pasado. Un
alto funcionario de la SIDE replicó anoche ante la consulta de este
diario que El Indio no trabaja ni trabajó para ellos y sugirieron que
podría ser un agente al servicio del Ejército.
La conferencia de prensa de
Rico fue insólita. Primero dijo a los periodistas que no podía hablar de
la descuartizada porque no lo autorizó el juez César Melazo, a cargo de
la causa. A continuación, como al pasar, sacó de la galera la foto en la
que El Indio parece actuar de guardaespaldas del Presidente. Instantes más
tarde, hombres del antiguo jefe de las rebeliones anticonstitucionales de
Semana Santa y Monte Caseros distribuyeron también una especie de
comunicado en el que se lee que "Página/12
no deja ningún tipo de dudas: El Indio Castillo es empleado de la
SIDE".
En verdad este diario reveló
ayer que cuando Castillo fue detenido casualmente en Paraná -�se había ido del hotel sin pagar la cuenta--, se le
encontró una credencial de la SIDE y, además, invocó el nombre de Jorge
Cañiza, jefe de la Delegación Paraná de la central de espías. También
dio el teléfono y la dirección tanto de la oficina de la SIDE como del
domicilio particular de Cañiza. Cuando lo detuvieron, Castillo tenía
encima una pistola 9 milímetros --de uso prohibido--, otra pistola
calibre 38, dos granadas, documentación falsa a nombre de dos personas
distintas y obviamente con su fotografía. Conducía una camioneta Toyota
robada y usaba patentes del Congreso Nacional y, por las dudas, tenía en
reserva otras patentes de la Legislatura bonaerense.
Castillo estaba doblemente prófugo.
Por un lado, intentó matar al intendente de Monte Caseros, Eduardo
Galantini, en el marco de una polémica por la compra de un predio sobre
el Río Paraná. Según denunció en su momento el intendente, Castillo,
los dirigentes del gremio marítimo y otros carapintadas querían utilizar
ese predio, que da a la Triple Frontera con Uruguay y Brasil, para
operaciones de tráfico de armas y drogas. Castillo le tendió una trampa
a Galantini, pero éste percibió la maniobra y la policía detuvo a uno
de los cómplices del Indio, Alberto Gelvez, quien contó que Castillo lo
contrató para manejar la camioneta en la emboscada destinada a matar al
intendente. El Indio estaba prófugo también en otra causa radicada en La
Plata por asociación ilícita, abuso de arma, robo, falsificación de
documento, intento de hurto y tenencia de armas de guerra.
En la foto distribuida ayer
aparece una persona muy parecida a Castillo actuando como guardaespaldas
de De la Rúa. Fue tomada por la agencia DYN el 24 de febrero, fecha en la
que obviamente El Indio también estaba prófugo. No se puede afirmar
categóricamente que sea Castillo ya que se lo ve con cabello castaño, en
tanto que el detenido tiene bastantes canas. Sin embargo, la similitud es
notoria. Según los hombres de Rico, su jefe se dio cuenta que El Indio
estaba actuando como custodio del Presidente cuando lo vio en un noticiero
de televisión saliendo de la AFIP. De inmediato le pidió a sus
colaboradores que busquen una foto de ese momento.
En diálogo con Página/12, el titular de la SIDE aseguró que "nosotros no
hacemos la custodia del Presidente, que está a cargo de la Policía
Federal. Hemos chequeado en todos nuestros registros y puedo afirmar que
Carlos Castillo no figura ni como personal ni como inorgánico de la SIDE.
Aquí no cobra. No figura ni figuró, ni con este gobierno ni con el
anterior". En
Paraná nadie sabía para quién operaba. Hacía casi un mes que estaba,
se cambió dos veces de hotel, vivió en casa de un ex comisario, pero
nunca quedó claro para quién estaba trabajando y qué hacía.
Es cuanto menos pintoresco que
Rico denuncie a Castillo, quien fue uno de sus hombres dilectos desde
Semana Santa. Lo acompañó en las rebeliones carapintadas y en 1991
incluso fue capturado con un arsenal a dos cuadras de la quinta
presidencial de Olivos. Las armas --se
dice-- eran en verdad del Modín.
Castillo fue a la cárcel tres años y cuando salió lo ubicaron en un cómodo
despacho del Congreso Nacional, con el título de interventor del Modín
en Río Negro. Según él mismo sostiene, fue la persona que recibió el
dinero con el que Eduardo Duhalde le habría pagado a Rico sus votos para
conseguir la reforma de la Constitución Bonaerense y la reelección.
Era, por entonces, casi uno de los hombres más fieles del jefe
carapintada. La
historia negra, foto a foto
Una segunda foto sirvió para
que Pablo Díaz, el único sobreviviente de la llamada "Noche de los
Lápices", lo reconociera como jefe de la patota que en 1977 secuestró
en La Plata a los estudiantes secundarios asesinados por reclamar por el
boleto estudiantil. Otros ex desaparecidos lo señalaron también como
torturador en el Pozo de Banfield.
Las de su prontuario policial
dan cuenta de un rosario de acusaciones por delitos cometidos desde los últimos
años de la dictadura hasta hoy: hurto, robo, asociación ilícita,
lesiones leves, lesiones calificadas, abuso de armas. En 1982 fue acusado
de robo y dictaron su prisión preventiva. En el 84 volvió a ser detenido
por el intento de secuestro extorsivo de un empresario, también en La
Plata, la ciudad donde vive en varias casas que le sirven como
aguantadero.
Su imagen también quedó en el
archivo de los levantamientos carapintadas, cuando fue uno de los civiles
que apoyaron a Aldo Rico desde la primera hora. En su círculo íntimo --y
no sin un dejo malicioso-- Castillo suele contar siempre la misma anécdota:
la de cómo, cuando el ex teniente coronel estaba todavía en Monte
Caseros "sin un peso", se las arreglaba para robar cubiertas
destinadas al auto del embetunado. En 1991 fue preso por un arsenal
descubierto a pocas cuadras de la residencia presidencial de Olivos, donde
se guardaban armas y explosivos que los investigadores vincularon al Modín
de Rico. Y hace cinco años, cuando baleó a unos muchachos que escuchaban
música bajo su ventana, lo vieron escapar en un Fiat con chapa del
Congreso Nacional. La patente le había sido otorgada al ex diputado
carapintada Emilio Morello; ya eran los tiempos en que Castillo, tras
cumplir su condena por el arsenal de Olivos, había vuelto al partido de
Rico como uno de los hombres de mayor confianza del actual ministro de
Seguridad Bonaerense.
Todavía no está claro que el
personaje que aparece detrás de De la Rúa en la foto que ayer distribuyó
Rico sea efectivamente él. Como sea, el ministro de Seguridad manifestó
no tener dudas. "El pelo es distinto, es cierto, de otro color, con
otro corte y más abundante. Pero Rico está absolutamente seguro de que
se trata de Castillo", dijeron ayer sus voceros. Y el Ministro, bien
pudieron agregar, lo conoce bien. |