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La caridad de los empresarios empieza a llegar a la educación

Después de hablar, el ministro de Educación, Juan José Llach, recibió el apoyo de De la Rúa.

El presidente Fernando de la Rúa presentó ayer en sociedad el  Instituto de Financiamiento Educativo. Cuarenta empresas de primer nivel aportaron 5 millones de pesos en total para apoyar a escuelas. 


Por Nora Veiras 

t.gif (862 bytes) El Salón Blanco de la Casa Rosada fue el escenario que el Gobierno eligió para lanzar el Instituto de Financiamiento Educativo. Un mix donde el Estado pondrá un peso por cada peso que aporten las empresas a las que les interesa el país para apoyar proyectos, "prioritariamente en escuelas carenciadas". "La educación es vista como ese asunto importante que tiene que resolver el Estado. Ahora debe empezar a ser un asunto de todos", dijo el presidente Fernando de la Rúa al presentar en sociedad el IFE. A juzgar por los 5 millones de pesos que comprometieron 40 firmas de primer nivel --grosso modo 120 mil pesos cada una--, más que para promover la equidad el proyecto servirá para reforzar la caridad.

  El acto se transformó en una oportunidad para que el ministro de Educación, Juan José Llach, recibiera el respaldo implícito de De la Rúa ante la versión sobre las quejas por los escasos resultados de la gestión del ex viceministro de Domingo Cavallo al frente de la Educación aliancista. Luego de recordar una puja entre Sarmiento y Mitre por la distribución de fondos para educación, De la Rúa dijo que "siempre el problema ha sido la carencia y la carencia nos obliga a crear este Instituto de Financiamiento Educativo. Quiero felicitar al ministro no sólo por la administración de las carencias sino por el trabajo para mejorar la calidad educativa". Llach suspiró aliviado y luego en rueda de prensa calificó como "increíble" la versión.

  "Este es un punto de partida para lograr un mayor compromiso de la sociedad con la educación. Compromiso no sólo de las empresas, sino que pensamos trabajar con las organizaciones no gubernamentales y también con las familias. Esto no reemplaza el compromiso del Estado, es un complemento imprescindible", dijo Llach parado en un estrado. Lo escuchaban con atención Eduardo Elsztain de Irsa, uno de los holdings aportantes; representantes del Grupo Exxel (Fargo, Freddo, Havanna, Mastercard, Musimundo, OCA y Supermercados Norte); Francisco Soldati, cuya empresa no figura entre las 40 que ya "comprometieron su apoyo". En la lista figuran también Arcor, Banco Galicia, BankBoston, Carrefour, Cencosud, Citibank, Coca Cola, Correo Argentino, Dupont, Establecimientos Las Marías, Fundación Bemberg, Fundación Bunge y Born, Fundación Luncheon Tickets, Grupo Fortabat, Grupo Planeta Argentina, Banco Roberts, Indra, La Caja, Laboratorios Bagó, Massalin Particulares, Microsoft, Nobleza Piccardo, Techint, Pan American Energy, Repsol-YPF, Roggio, Schering-Plough, Grupo Liberman, Telecom, Telefónica, Unisys y Unitan.

  La cantidad de proyectos que se podrán financiar mediante el IFE dependerá de la cantidad de recursos. Llach estimó que "se podría aspirar a apoyar unas 100 propuestas en el 2000. Y, estoy seguro de que cuando se empiecen a ver conseguiremos más recursos y así se formará un círculo virtuoso para promover más proyectos". Al costado del estrado lo escuchaba el directorio del IFE, integrado por Inés Aguerrondo (ex subsecretaria de Educación de la gestión de Susana Decibe); María Echart (Fiel), Ricardo Ferraro (miembro de los equipos técnicos del Frepaso); Guillermo Jaim Etcheverry (ex decano de Medicina de la UBA); Daniel Malcom (rector de la Universidad de San Martín) y Juan Carlos Tedesco (director de Iipe-Unesco). Tanto Llach como De la Rúa destacaron que todos trabajarán ad honorem excepto el director ejecutivo Roberto Cortés Conde.

  La asignación de financiamiento será decidida por el directorio del Instituto sobre la base de criterios de calidad, innovación, viabilidad y eficiencia en el gasto y se dará prioridad a las escuelas de regiones o sectores carenciados. La gacetilla de prensa promete que "la información sobre los donantes y los destinatarios de los fondos estará a disposición del público". La implementación de microemprendimientos productivos, la capacitación de los docentes en informática para mejorar la calidad de los aprendizajes y propuestas para superar la repitencia y sobreedad con un esquema de escuela no graduada son algunos de los ejemplos de los proyectos en elaboración.

  "Les pedimos a las empresas cuántos fondos podrían aportar. Algunos nos preguntan qué pueden dar, pero yo no quiero una economía del trueque. No quiero el viejo Plan Social que daba cosas, sino fomentar proyectos que tiendan al doble turno, a la capacitación, que refuercen la gestión institucional", dijo a Página/12 Cortés Conde. Llach consideró que, en caso de que la propuesta lo requiera, a los docentes "se le podría hacer un contrato de obra para que reciban alguna remuneración extra por el mayor tiempo de trabajo dedicado, pero esto lo decidirán las provincias".

  "Sería bueno que todos estos que están acá paguen los impuestos que les corresponde para que luego el Estado los redistribuya. Que no vengan sólo para aparecer en la foto y poner migajas", comentó en voz baja un funcionario radical, molesto con el espíritu de Estado subsidiario que sobrevoló en la ceremonia. El IFE, en el mejor de los casos, será una forma de aglutinar la ayuda social que muchas de las grandes empresas realizan por cuenta propia. Sin embargo, los montos que manejan están muy lejos de servir, por lo menos, para compensar el recorte de casi 100 millones de pesos que sufrió este año el presupuesto educativo.

 

¿Se puede o no?

Por Eduardo Aliverti

Las relaciones con Brasil --salvo en lo futbolístico-- no figuran entre los temas que apasionan a la sociedad (tanto como ocurre con los negocios con el resto del mundo en general, sean comerciales o políticos). Pero... Los problemas domésticos tienen una magnitud capaz de haber llevado a las mayorías a encerrarse cada vez más en su propia aldea. Sin embargo, nada de eso significa que las relaciones externas no ofrezcan, a veces, ejemplos mucho mejores que los "locales" para entender lo que ocurre con la globalidad política. Y para detectar muchas de sus falacias, como ahora empezó a suceder.

  Siempre se dijo que la dirigencia brasileña --entendiéndose por ello no sólo a sus líderes políticos sino, y sobre todo, a sus actores empresariales-- dispone de una mentalidad productiva de la que la Argentina carece. Aquello de que Brasil sí tiene una burguesía industrial y sí sabe defender sus intereses nacionales, más allá de que en la distribución de la riqueza generada sean peores que los argentinos (y que el conjunto del planeta, vale agregar, porque no hay país socialmente más inequitativo). Cierta o no esa observación sobre las políticas de Estado y las conductas dirigenciales del vecino, el tema volvió con toda la furia a partir del éxodo industrial vernáculo. Obvio: se aprovechan las notables ventajas de inversión y desarrollo ofrecidas tras la frontera, que en el caso de algunas empresas locales llegan a ser la única opción de subsistencia. O se van, o quiebran.

  La magnitud de ese exilio productivo alcanzó el punto de que al Gobierno argentino se le encienda la luz anaranjada. Por dos razones: la desinversión y el desempleo que genera, y la afectación de la dichosa imagen que tanto lo preocupa. Entonces, acaba de llegar la reacción. Para algunas empresas en particular y para otras en general --porque tenían decidido irse o ya lo estaban pensando-- aparecieron: eximición de impuestos, apoyo en obras de infraestructura; subsidio para tomar empleados; más tiempo para pagar el IVA; reducción de cargas previsionales. Y sigue la lista.

  Pero, ¿cómo? ¿Entonces se puede? ¿No era que no hay un peso para nada hasta que el país achique su déficit y vuelvan las inversiones? ¿No era que se había terminado el dirigismo? ¿No era que las políticas proteccionistas son cosas de un pasado que ya no vuelve?

  Habrá que ver si esta novedad es generalizada o si sólo alcanza a algunos grandes grupos y empresas. Pero, por lo pronto, queda claro que, cuando hay voluntad política, aparece la plata que "no existe". Y que no es cierto que el manual del neoliberalismo sea intocable. Y que sería fantástico no esperar a lo que hace el vecino para darse cuenta.

 

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